La palabra “nostalgia” fue inventada en el siglo XVII por el médico Johannes Hofer para describir la aflicción que padecían los mercenarios suizos en sus travesías militares. El anhelo de volver a un espacio (en este caso, su casa familiar) fue considerado por bastante tiempo una enfermedad, hasta mediados del siglo XX, momento en el que se la empezó a definir como una “emoción universal” ligada más a una insatisfacción con el presente.
Desde la segunda mitad del siglo XX para acá, la nostalgia estuvo cada vez más ligada a la cultura pop, o ¿será esta industria la que genera esta emoción?
Real Estate se formó en 2008 y desde entonces vienen redefiniendo la nostalgia con cada uno de su lanzamientos. Su debut homónimo de 2009 nos presentaba un álbum completamente veraniego (nostalgia por una estación del año), al igual que el maravilloso Days (2011), donde la veta nostálgica se acentuaba un poco más, combinándola también con el verano pero con problemas amorosos (“Wonder Years”, “Municipality”, son claros ejemplos de ese álbum). En una de las letras incluidas en un EP que lanzaron a mitad de camino entre esos dos, Reality (2009), está plasmada la visión de la banda, algo así como su manifesto: “If it takes all summer long, just to write one simple song/ There’s too much to focus on, clearly that is something wrong.”. El verano, la simpleza y la nostalgia por sobre todas las cosas.
Llegamos a 2014 con el lanzamiento de Atlas, su tercer LP en el que la fórmula no falla: quizás el menos veraniego (y más de ‘summertime sadness’), el ahora quinteto de New Jersey nos sumerge en un mundo en el que todavía viven las guitarras, las melodías, con la canción como bandera. Sabemos que son ellos desde los primeros segundos de “Had To Hear”, el opener del disco con una nostalgia por la voz de alguien. Volvemos al concepto nostálgico del siglo XVII con “Past Lives”, un homenaje a la casa donde vivías de chico: ¿cuánto puede cambiar desde ese entonces? Ya no es el mismo lugar, claro, pero nosotros tampoco somos los mismos. Martin Courtney, líder del grupo, se casó recientemente y se fue de Brooklyn. Pero Atlas fue concebido y grabado en Brooklyn, por lo que las relaciones a distancias son una constante en la banda y en “Talking Backwards”, vuelve a ser protagonista.
Lo más lindo de Real Estate está en la música, en las calmas guitarras, como olas que se van pero que inevitablemente van a volver: la instrumental “April’s Song” es una entrega de sólo música en unos concisos tres minutos. “The Bend” es ese miedo por el paso del tiempo, “Crime” es una de las entregas más amorosas que escuchamos del grupo: una rendición y confesión total: “I don’t wanna die lonely and uptight, stay with me and all will be revelaed”. Tal como en Days, las cosas se ponen más esperanzadoras llegando al final: “How Might I Live” (cantada por el bajista Alex Bleeker, que siempre tuvo una cuota de protagonismo en lo que respecta a composiciones en el grupo), “Horizon” (el título lo dice todo) y el cierre a cargo de “Navigator” (“I have no idea where that time went”).
La única cura para una “enfermedad” tal como la nostalgia, como lo propone el crítico Simon Reynolds, sería volver en el tiempo. No se puede. Atlas nos lleva por infinidad de espacios y tiempos que seguro te sentís muy cómodo en uno de ellos. Atlas es una palmera encerrada en un portarretrato. Ya lo decía Rob en High Fidelity, interpretado en el cine por John Cusack: “Did I listen to pop music because I was miserable? Or was I miserable because I listened to pop music?”
Real Estate – Atlas
2014 – Domino Records
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01. Had To Hear
02. Past Lives
03. Talking Backwards
04. April’s Song
05. The Bend
06. Crime
07. Primitive
08. How Might I Live
09. Horizon
10. Navigator