Colores y sonidos diluidos en una miscelánea de cromatismos analógicos. Figuras estilizadas por una saturación lisérgica. Fantasmas de seda, laberintos y geometrías hedónicas. Un juego de provocaciones que se mezclan en una narrativa que combina surrealismo y ciencia ficción.
Estas son algunas de las imágenes que se suceden en los videos de “La partícula de Dios” y “Tus amigos de la CIA” -los primeros adelantos de Doble de riesgo-, y que anticiparon que el nuevo disco de Telescopios sería, por lo menos, soberbio.
Sobre los cimientos del Templo Sudoku (2015) los cordobeses se plantearon el desafío de subir la apuesta. El resultado no es un disco, sino un sistema de estímulos audiovisuales que conjuga continuidad y cambio sin perder frescura y crudeza. Un pequeño ensayo estético que, bajo la figura poética del doble y la simulación, deconstruye el imaginario conceptual del pop serializado –la sensualidad, el placer, los encuentros, las distancias y cierto sentido de la superficialidad– tanto así como sus posibilidades formales: un disco que se paladea ácido desde la ironía y degenerado en sus maneras de llevar adelante los imperativos de la canción de moda.
Canciones como “El famoso” representan bien este doble sentido –el sujeto y la metáfora del pop como sujeto– que logra hackear el código del propio género: la letra tensiona sutilmente con la experiencia hedonista, evasiva y recreativa del pop más rudimentario, a la vez que se reescribe el código musical apostando por una forma de composición que prioriza al todo y al clima más que a las partes (el disco por sobre la canción, la canción por sobre el estribillo).
Dicho de otro modo, desacraliza los tópicos del efectismo “popnográfico” en favor de algo más sensual y delicado, una experiencia que se edifica desde la insinuación y, si me lo permiten, el erotismo.
Yendo específicamente al sonido uno de los aspectos que más se destacan de este disco es el nivel de matices, la delicadeza de los arreglos y la efectividad de los recursos rítmicos: el sonido flota, se expande y el ritmo gana carácter al filtrarse por los márgenes de un universo de texturas aterciopeladas. Además, la edición y la post-producción volvieron a ser un instrumento más en el repertorio de la banda, percibiéndose una intención analógica en la forma en que se trabajó el sonido: hay cortes de audio, saltos, compresiones y variaciones en el volumen que se asemejan a los sobresaltos de una casetera y que, lejos de caer en la evocación retrómana, conectan a cada una de las canciones reforzando la experiencia de escucha del álbum como un todo coherente.
Respecto a las letras, si hay algo que atraviesa la incipiente discografía de la banda es la referencia a los encuentros y desencuentros personales. Un universo donde las partículas danzan, se atraen y se repelen. Si bien la poesía de Verbo sigue siendo la más fuerte, los pasos posteriores siguieron indagando en las posibilidades de una relación desde los márgenes -y límites- de una reflexión pop: un sentido que en El Templo conecta con la inmediatez de una experiencia física con eje en el placer, pero que en Doble de riesgo se torna más oscura y conflictiva.
Tal y como sucede con la polisemia del título, en este disco las letras disparan una multiplicidad de interpretaciones a partir de imágenes simples y consistentes. Metáforas deformes que apelan a temas como el sentido de lo real (“La partícula de Dios” / “Se quebró en la vida real“), lo sintético y la ficción (“El famoso” / “Las prioridades” / “Adroides“), coqueteando tanto con lo cotidiano como con el onirismo lisérgico y las paranoias y distorsiones sci-fi del tipo Black Mirror.
Si me permiten internarme en el terreno de las etiquetas caprichosas, si el Templo evocaba una suerte de hedonismo neo-psicodélico en Doble de riesgo podríamos hablar de una especie de post-pop ballardiano. Una apuesta que por calidad y autenticidad los coloca en el podio junto a los mendocinos de Usted Señalemelo.
Resumiendo: es un disco que se disfruta de un saque, como tiene que ser. Pero que sin caer en la evidencia, invita a perderse entre alusiones, hipertextos y sonidos ambiguos que se disfrutan como los rastros confusos de un buen sueño.
Telescopios – Doble de riesgo
2018 – Independiente
01. Viña del mar
02. El famoso
03. Las prioridades
04. Tus amigos de la CIA
05. El trópico
06. Para Z Mall
07. La partícula de Dios
08. El antivirus
09. Androides
10. Año nuevo
11. Se quebró en la vida real