La evolución en el sonido de una banda disco a disco es algo inevitable y a veces recibido con reticencia por parte del público que los sigue. Así sucedió con The Kills y su penúltima entrega Ash & Ice (2016), cuyo sonido más sofisticado supuso un distanciamiento respecto a sus primeros años como banda garajera y minimalista, pero no por ello un mal disco. Little Bastards recoge canciones de entre los años 2002 y 2009, siete años que comprenden desde los inicios de la banda hasta la entrega de su tercer disco Midnight Boom en 2008, es decir, los años dorados del dúo. Este nuevo recopilatorio de lados B y rarezas revive el sonido característico del dúo: riffs con mucha personalidad, predominantes cajas de ritmos y versos tan pegadizos que será difícil quitarse de encima.
Little Bastards se siente más como un disco de nuevo material que como una recopilación de canciones dejadas en un cajón esperando a ser revisitadas tiempo después. Y es que la calidad de algunas de ellas nos lleva a preguntarnos cómo puede ser que hayan sido relegadas a un segundo plano. El álbum abre con la pegadiza “Superpowerlessness“, una oda a la borrachera y al sincericidio entre pares con mucha personalidad y uno de los puntos altos del disco. El disco luego nos pasea por reminiscencias de sus clásicos y algunos experimentos que no pasan de un estado crudo y primigenio, es decir, la esencia misma de The Kills. Grandes momentos en esta entrega de veinte canciones son el rock de cabaret que es “Raise Me“, la desacatada “Night Train” o la delirante y envolvente “Weed Killer“.
No hay que olvidar que se trata de una compilación, por lo tanto no podemos esperar un desarrollo del todo coherente en este paseo sonoro; lo que sí vamos a encontrar son tesoros escondidos y una mirada cercana al sonido fundador del grupo. Una rareza en la extensión de su significado es la canción “I Call It Art“, una lenta y espeluznante balada que reivindica la belleza en el rencor y en las derrotas. Porque, compilado o no, la calidad poética de Alison Mosshart no afloja en ningún momento.
La caja de ritmos es otro de los estandartes en el sonido del grupo, tan predominante en canciones como “Passion is Accurate” y en la calmada “Blue Moon“. A partir de ritmos despojados, el dúo construye esas melodías que incitan a perseguir la ruta durante una puesta de sol. En ese sentido, este compilado es también una alabanza a la Roland 880, la batería digital que la banda supo abrazar desde sus inicios y que ahora viene a ser la protagonista.
El álbum también incluye cóvers en los que The Kills se remontan a los inicios de todo, conocedores como deben ser de sus predecesores. El dúo rinde culto al blues y a dos de sus figuras más destacadas, Howlin’ Wolf y Screaming Jay Hawkings, en interpretaciones pasionales y llenas de personalidad. No sucede lo mismo con el tema final del álbum, “Sugar Baby“, una reversión del cantante de country Dock Boggs que se aleja de su original con una ejecución siniestra.
A casi 20 años desde su formación, The Kills se siente como una banda de otra época, que aún mantiene la autenticidad que siempre los caracterizó. Little Bastards llama a los amantes de lo analógico para recordarles que lo vetusto aún sobrevive y convive con otras formas de arte sin la angustia de sentirse acaparada.
The Kills – Little Bastards
2020 – Domino Records
01. Superpowerlessness
02. Passion Is Accurate
03. Kiss The Wrong Side
04. Raise Me
05. Night Train
06. Half Of Us
07. London Hates You
08. I Call It Art
09. Forty Four
10. Love Is A Deserter
11. The Search For Cherry Red
12. Magazine
13. Blue Moon
14. Jewel Thief
15. Baby’s Eyes
16. I Put A Spell On You
17. Run Home Slow
18. Weed Killer
19. The Void
20. Sugar Baby
Disponible en plataformas de streaming (Spotify, Apple Music).