A fines del año pasado nos enteramos de las intenciones del trío de New York de lanzar su cuarto LP. A principio de este año conocimos el título y la “infame” tapa que lo acompaña. Habían pasado 4 años desde el sorprendente Its Blitz!, pero, creo que en realidad nunca estuvimos totalmente preparados para lo que vendría a sucederlo: Mosquito.
A mí personalmente, Yeah Yeah Yeahs es una banda cuyos discos me acompañaron en diferentes momentos de mi vida. Y en realidad son eso, discos muy diferentes. Siempre me gustó posicionarlos como inmersos en una relación completamente dialéctica, de reciprocidad: Show Your Bones era el puente perfecto entre el imponente Fever To Tell y el electrizante Its Blitz! Por eso, al enterarme que venía un cuarto LP a romper con esa perfecta simbiosis creo que lo condené desde un principio con expectativas muy altas, expectativas que Mosquito no supo consumar.
Más allá de un gutural arte de disco que dejó mucho para hablar, lo primero que pudimos degustar de esta cuarta entrega de los YYYs fue “Sacrilege” un poderoso primer single acompañado con una excelente propuesta audiovisual. “Sacrilege” es como dije antes una canción muy poderosa, desde el comienzo mismo, es misteriosa, atractiva, compleja y hasta termina llegando al clímax con un coro góspel. Capaz de dejar atónito a quien se atreva a escucharla. Y es una gran manera de empezar el disco, si no fuera por la sensación de que realiza una promesa que luego no puede cumplir. Al escucharla creemos saber lo que vendrá a continuación, unos Yeah Yeah Yeahs maduros, complejos, explorando nuevos matices y sobresaliendo en ellos. El error de abrir el disco con “Sacrilege” es que las mejores armas que Mosquito tiene para ofrecer se acaban en un poco menos de 4 minutos. Es el auge del disco que termina antes de empezar.
Sin embargo esto va a ser realmente imperceptible hasta adentrado el disco, o hasta después de una tercera escucha. Uno sigue intentando ver el vaso medio lleno, y “Subway” es una canción que lo posibilita. Es otro de los puntos más fuertes del disco. Siempre con ese característico sonido de un subte o tren en el fondo, Karen canta una de las canciones más atrapantes del disco. La sencillez con la que se crea este ambiente tan placentero la convierte en mi canción favorita del disco.
Las cosas van a acelerarse un poco, pues nos encontramos con la canción que le da el nombre al disco. “Mosquito” tiene ese pseudo-power que quiere remitir un poco al primer YYYs pero nunca lo logra. En realidad es una canción que no tiene nada para decir ni lírica ni instrumentalmente, parece existir accidentalmente. En una entrevista Karen explica que “Mosquito” es aquello de lo que uno escribe cuando dejó de salir de joda, y, al no poder cantar canciones acerca de emborracharse en bares, tiene que buscar algo más que le de pasión. Es irónico que justamente sea eso lo que carece en esta canción.
“Under the Earth” es una gran propuesta. Tiene una cosa medio Show your Bones – Its Blitz! que nos hace sentir un poquito menos melancólicos. Ellos aclaman que ésta es su canción favorita del disco. Dentro de la misma línea puedo posicionar a la acogedora “Despair” (otro de los puntos más altos de la entrega).
Canciones que se quedan un poco ahí en el medio (no son malas, pero no llegan a sorprender tampoco) son: “Slave”,” These Paths”, “Always” y el temita que Karen cantó en su boda, “Wedding Song”.
“Area 52” encabeza la lista de las peores cosas que trae este disco. Totalmente irreconocible, y de pobre ejecución, deja esa sensación de algo que quiere caerte bien pero no lo hace. Espero que Karen haya sido sarcástica cuando dijo que creía era una de las mejores letras que había escrito en años (No lo son Karen). “Buried Alive” también es una canción que deja una extraña sensación luego de la escucha. Sólo basta decir que cuenta con la participación de un rapero (Dr. Octagon) en el medio de la canción. Sin discriminar este énfasis que claramente tiene puesto Mosquito en innovar y probar cosas nuevas, me parece que en este caso la dirección no fue acertada.
No estoy de acuerdo en con la gente que sigue pretendiendo encasillar a los Yeah Yeah Yeahs en ese sonido tan vital y urgente que tenían con su debut en Fever to Tell. Ellos siempre fueron más que eso. Y los discos que lo sucedieron fueron la clara evidencia de su capacidad para reinventarse y seguir brillando. Mosquito como dije al comienzo de esta reseña, era un disco del cual se esperaban grandes cosas. Ya venía cargado con la presión de romper esa “perfecta simbiosis” entre los tres anteriores y si iba a hacerlo, por lo menos tenía que hacerlo bien. Pero, al quedarse tan corto en su cometido, Mosquito no deja de parecer algo hecho a medias, algo que no viene a comunicar o expresar algo (como tan fácilmente lo hacían sus predecesores) sino que vino como para que no nos olvidemos de la existencia del trío newyorkino, y en realidad es en eso en lo que falla, en que es completamente intrascendente. Sin embargo, esperemos que puedan salir de esto y que Mosquito sea sólo un colorido manchón a lo largo de su carrera.
Ya rompieron la dialéctica de los 3…. ahora saquen todos los que quieran.
Yeah Yeah Yeahs – Mosquito
2013 – Interscope
01. Sacrilege
02. Subway
03. Mosquito
04. Under the Earth
05. Slave
06. These Paths
07. Area 52
08. Buried Alive [ft. Dr. Octagon]
09. Always
10. Despair
11. Wedding Song