Por su estética, género y energía arriba del escenario, AC/DC siempre fue una banda asociada al diablo y a cosas oscuras. Si bien el conjunto australiano se hizo su fama con ciertas conductas y declaraciones, realmente no tenía ningún tipo de relación con todo ese mundo. Sin embargo, todo cambió el día que Richard Ramírez, un ciudadano de Los Ángeles, cometió un crimen y la banda fundada por los hermanos Young quedó implicada de forma insólita.
Ramirez fue un famoso criminal de la mencionada ciudad que, a pesar de parecer un tipo común y corriente, sembró el terror durante dos años, irrumpiendo en diferentes casas y cometiendo crímenes atroces durante la noche. Como nadie podía encontrarlo y capturarlo, decidieron bautizarlo como “Night Stalker” (o “acechador nocturno” en español).
La noche del 17 de marzo de 1985, Ramirez volvió a asesinar, pero cometió un descuido: en la escena del crimen dejó una gorra con el logo de AC/DC. Este hecho tomó por sorpresa a la banda, que más pronto que tarde se vería afectada por lo que había pasado.
La prensa generó un insólito vínculo
La prensa asoció el crimen a la banda y comenzó a buscar similitudes entre los hechos y las letras de AC/DC, llegando a dar con la canción “Night Prowler” del disco Highway to Hell. Aunque el track no tenía nada que ver con la temática de las muertes, mucha gente empezó a creer que el grupo había inspirado al asesino. Además, un amigo de Ramirez había declarado que era un admirador de la banda, lo que perjudicó más a AC/DC y sus miembros.
Incluso con el asesino en la cárcel, tuvieron que cancelar varios shows programados después de que Parents Music Resource Center -organización sin fines de lucro que velaba por la rigurosidad “moral” de la música- los persiguiera. Finalmente, Ramirez murió en el año 2013 por un problema en su hígado.