Son contadas las bandas de rock que definieron el género a base de riffs inoxidables a lo largo de la historia, y no quedan dudas de que una de ellas fue AC/DC. Desde su fundación en 1973, el grupo australiano formado por los hermanos Malcolm y Angus Young demostró que se podían hacer grandes cosas desde la simpleza.
En 1980 el conjunto perdió a una pieza clave: Bon Scott. El virtuoso vocalista de la banda había recaído en los excesos con el alcohol y el 19 de febrero de ese año falleció por una intoxicación etílica. Sin rumbo aparente, y con más ganas de abandonarlo todo que de seguir, el grupo depositó su destino en la voz de Brian Johnson.
AC/DC quería que su próximo disco rindiera homenaje a la memoria de Scott. Es por eso que Back in Black se creó utilizando los riffs en los que Malcolm y Angus habían estado trabajando con el difunto vocalista antes de su fallecimiento, sin siquiera imaginar el éxito que tendrían después.
Un himno de la banda australiana
Dentro de los temas que conformaron el álbum había uno que sobresalía: “Back In Black“, marcado por un riff imborrable y la voz rasposa de de Johnson. Aunque se basaba en unos pocos acordes, Malcolm había creado el himno definitivo para AC/DC.
Aunque ocupar el lugar que había dejado Scott no fue una tarea fácil, Johnson supo que estaba en el lugar correcto cuando escuchó por primera vez el riff de “Back in Black” y mencionó que le fue mucho más fácil componer la letra.
Como indica el mencionado medio, en una ocasión, Johnson llegó a decir lo siguiente: “Ningún compositor podría haber hecho algo mal con riffs así. Podrías haber escrito lo que sea y hubiera sonado increíble. Ellos [AC/DC] eran profesionales reuniéndose con un novato como yo, y simplemente funcionó”.
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