El viaje sensorial que propone Alcest siempre fue versátil y difícil de clasificar en géneros musicales. No importa si lo definimos como post-metal, blackgaze, post-rock o shoegaze, porque el punto en común de su discografía está en los adjetivos que la describen: etérea, introspectiva y catártica, con distintas dosis de calma y caos según el estado de inspiración de Stéphane Paut, alias Neige, su fundador y compositor.
La banda francesa regresa a Latinoamérica a fines de marzo para presentar Spiritual Instinct, su sexto disco publicado en 2019, en una gira que quedó interrumpida por la pandemia. Por esta razón también celebran a destiempo el décimo aniversario del aclamado Écailles de lune de 2010 y su reedición en vinilo.
Antes de su paso por México, Ecuador, Chile, Argentina y Brasil, Neige hablo con Indie Hoy sobre la actualidad de Alcest, la grabación del próximo álbum en camino y su forma particular de componer melodías cautivadoras sobre fondos distorsionados, siempre en torno a los temas centrales de la espiritualidad que encuentra en su contacto con la naturaleza.
En abril vienen por tercera vez a Buenos Aires aunque algunas personas los verán por primera vez en vivo. ¿Qué podés anticiparnos sobre los próximos shows?
Primero quisiera decir que nos encanta tocar allá porque, como ustedes ya deben saber, son uno de los mejores públicos del mundo. La gente es muy amable y apasionada con las bandas que van a escuchar, y como artista es genial estar sobre el escenario y tener una audiencia tan efusiva. Cuando tocamos en Europa también lo disfrutamos, pero el público quizás está más acostumbrado a vernos, es algo distinto. También nos encanta descubrir otras culturas cuando viajamos. En estos próximos shows vamos a tocar gran parte de Écailles de lune, porque hace poco hicimos algunos conciertos por el décimo aniversario de este disco. No será el álbum completo pero sí vamos a interpretar varias de sus canciones, y luego un mix de toda la discografía. En cada ocasión tratamos de que sea una experiencia distinta, siempre queremos mejorar y ofrecer algo mejor.
Sus ensayos y espacios para componer suelen ser lugares rodeados de naturaleza y paisajes agrestes. ¿El proceso sería distinto si lo hicieran en el medio de una ciudad?
Sí, yo soy un chico de campo. Crecí en un pueblo muy pequeño en el sur de Francia y siempre estuve rodeado de naturaleza. En realidad vivo en París desde hace quince años así que pasé casi la mitad de mi vida aquí, pero incluso viviendo en la ciudad siento que la naturaleza sigue dentro de mí y no me abandonará. El sur de Francia es muy hermoso y tiene mucha personalidad. Con Alcest viajamos por el mundo y nunca vi un lugar que se le pareciera, supongo que esto tuvo una gran influencia en la génesis de la banda y en el hecho de que mi música suene así y no de otra manera. Creo que si hubiera nacido en París no existiría Alcest o sería un tipo de música muy diferente. Además, Alcest tiene mucho que ver con la espiritualidad. Algunas personas van a la iglesia o a un templo, pero mi forma de conectar con algo “superior” o como quieran llamarlo es estar en contacto con la naturaleza. Por eso estos lugares son tan importantes para mí, especialmente el mar. Pasé mucho tiempo cerca del mar cuando era chico y eso es parte de mi música. Sin la naturaleza no sería Alcest.
El año pasado terminaste de componer la música y letras para un nuevo disco, ¿podés contarnos un poco de qué se trata?
Sí, esta vez vamos a grabarnos a nosotros mismos así que tuvimos que comprar muchos equipos, decidimos hacerlo de esta forma y luego enviarlo a mezclar. También queremos trabajar con otras personas para los arreglos; nos gustaría tener un coro, gente real cantando. El último disco fue más básico en términos de sonidos -guitarras, bajo, batería y voz-, pero esta vez nos gustaría hacer lo contrario, algo muy rico en instrumentos y sonoridades. Creo que tendrá una sensación de soundtrack, así que llevará un poco más de tiempo. Estuve trabajando en este álbum desde el comienzo de la pandemia y ahora no veo la hora de grabarlo. Pasamos mucho tiempo sin tocar en vivo, hicimos una gira breve para presentar Spiritual Instinct, pero algunos días después de tocar en París comenzó la cuarentena así que tuvimos que hacer una pausa de dos años. En ese tiempo ni siquiera pude ver a mi baterista porque él vive en Estados Unidos ahora, así que básicamente estuve en casa, volví al sur de Francia para visitar a mi familia y escribí estas nuevas canciones. En realidad fue bueno alejarme un poco de los escenarios porque estuvimos de gira mucho tiempo durante diez años. Fue una oportunidad para sentarme, reflexionar sobre el camino recorrido con la banda y tomarme el tiempo para componer canciones nuevas, porque no me gusta tener prisa cuando escribo. No hago música para ganar dinero o por obligación sino que lo hago cuando realmente necesito hacerlo, cuando surge la inspiración. Si solo hacés música para complacer a otras personas el resultado no es bueno.
Las canciones de Alcest trascienden muchas veces las barreras del idioma. Su público canta con ustedes a pesar de no hablar francés, incluso cuando cantan las partes de guitarra como suele pasar en Argentina. ¿La melodía es lo primero que surge en tus composiciones o antes está la base instrumental?
Lo que pasa en Latinoamérica es algo muy loco. La última vez que tocamos en Argentina nos sorprendimos porque la gente no solo cantaba las letras sino que lo hacían todo el tiempo, siguiendo a las guitarras y partes instrumentales, entonces pensé “wow, puedo dejar de tocar, si ustedes cantan las guitarras por mí”. Me sorprendió mucho porque en Europa no pasan esas cosas, fue genial. Y en términos de composición soy muy tradicional, solo escribo con una guitarra o un piano muy simple, de hecho varias canciones para el nuevo álbum fueron escritas en un piano. Suelo grabar notas de voz en mi teléfono, ni siquiera armo demos en la computadora porque eso sucede más adelante en el proceso, primero está la melodía. Algunas bandas trabajan mucho en los sonidos o en cómo usan los pedales de guitarra, por ejemplo, pero en mi caso siempre se trata de una melodía. Yo vengo de un ambiente de música clásica, mi abuela es profesora de piano y fui al conservatorio para aprender guitarra. Creo que una buena canción necesita tener una buena melodía, más allá del sonido.
También vemos que tu colección de efectos se construye con pocos elementos que elegiste a lo largo de los años, para mantener un tono preciso y siempre con pedales analógicos. ¿Qué pensás sobre la nueva tendencia digital en pedaleras y simuladores de amplificador?
También soy muy tradicional en ese sentido. Nuestro guitarrista usa una Kemper o algo similar y es genial para él, le gusta mucho y es conveniente porque se conecta directamente a cualquier sistema de sonido y el resultado es siempre igual, en cada lugar podés sonar de la misma manera. Y eso es importante cuando estamos de gira porque no llevamos nuestros propios amplificadores, tenemos que alquilarlos y muchas veces no puedo saber con certeza qué sonido voy a tener. Así que es genial en ese aspecto, pero yo estoy muy apegado a tener un amplificador real y pedales reales. Aunque mi set es bastante simple, me gusta manipular los pedales y los conozco muy bien. Además soy muy malo con las computadoras y todo lo digital, tiendo a decir que soy un poco tecnofóbico, entonces si puedo evitar estos dispositivos digitales siempre lo hago.
Una de tus guitarras es una Jazzmaster personalizada, ¿fue hecha a medida para vos?
Fue fabricada por un amigo mío de Córcega y es una gran guitarra, parece una Jazzmaster pero tiene varios detalles personales. Todavía no la usé mucho porque tengo que cambiar los micrófonos. Mi guitarra principal desde hace muchos años es una Fender Toronado, un modelo fabricado en México en los noventas. Cuando salió al mercado era una guitarra bastante barata, aunque a lo largo del tiempo se convirtió en una especie de guitarra “de culto” porque es realmente buena. Como sabemos, las Fender hechas en Estados Unidos son siempre más caras y se supone que deben ser mejores, pero creo que esta versión mexicana es muy especial, como un punto medio entre una Fender y una Gibson. Es ideal tanto para sonidos limpios como distorsionados, por eso me gusta.
Sí, es una guitarra poco usual, como la que usa Mark Smith de Explosions in the Sky.
¡Exacto! Así fue como la descubrí, en un video de Explosions in the Sky vi que uno de los guitarristas la tenía y dije “wow, parece una Jaguar pero no es una Jaguar, ¿entonces qué es?”. Y luego vi a otra banda de Estados Unidos llamada Junius donde también usaban esta guitarra y me interesó mucho. Finalmente encontré una en Francia, es un poco difícil de conseguir porque no se hicieron muchos ejemplares.
¿Qué planes tienen después de esta gira latinoamericana?
Vamos a concentrarnos en terminar el nuevo disco. Llevará un tiempo porque como te decía antes no van a ser solo guitarras o instrumentos de rock, así que será un gran trabajo. Y también para realizar todo lo que implica un álbum además de la música, como hacer un video, fotos, artes de tapa. Entonces vamos a tomarnos ese tiempo para completarlo.
Alcest se presenta el sábado 1 de abril a las 19 h en Uniclub (Guardia Vieja 3360, CABA) junto a .MAR y Para Establecer un Río, entradas disponibles en AlPogo. Escuchá Spiritual Instinct en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).