“Y aunque me quiebre la cadera voy a seguir bailando el house”, proclama con fervor uno de los himnos indiscutidos del reconocido músico, DJ y productor chileno, Alejandro Paz. Oriundo de Santiago y radicado en México, el astro de la escena electrónica puso en manifiesto que la electricidad y el magnetismo están estrechamente relacionados en la búsqueda de enfatizar la potencia cultural latina a través de hits electrizantes como “El house” y “Duro”. Desde que debutó en 2012 con el EP de cuatro tracks titulado Free y el single “Callejero” publicado mediante el sello británico Huntleys & Palmers, Paz se caracterizó por ser un artista versátil que canta, baila y toca en sus sets atestados de diversas emociones para estimular una experiencia multisensorial que se vive a puro movimiento.
Luego de abandonar los estudios de guitarra clásica para incursionar en el dance, conformó el dúo Genéricos con Felipe Sancho y evidenció su destreza musical junto al grupo The District Union. A lo largo de su carrera incineró numerosas pistas de baile desde la cabina en diferentes países, latinoamericanas y del viejo continente. Alejandro Paz pertenece a una generación bisagra junto a otros productores emblemáticos de la talla de Matías Aguayo, Nicolá Cruz y DJs Pareja, entre otros. Resistieron al margen, en pos de experimentar el auge en boga.
Además de cautivar a la audiencia con producciones originales, Alejandro desdobló su nombre con una sucesión de remixes para artistas como Javiera Mena e Ibiza Pareo. A casi cinco años de la salida de Sin llorar (2017), un álbum de nueve piezas publicado a través de Geiser Discos, Paz siguió irradiando autenticidad con Sensaciones, el último lanzamiento que salió a mediados del 2021 y ratifica el ingenio voraz que lo singulariza con un solemne culto al despertar social. Indie Hoy habló con el reconocido artista en el marco de su presentación en la fiesta Fun Fun International este sábado 15 de enero en Uniclub.
Sos reconocido por haber “latinizado la electrónica” por decirlo en cierto modo, ya que además de suscitar movimiento y trance en la pista de baile, utilizás vocales en español como un acto de intransigencia cultural. ¿Cuál es el trasfondo de esta premisa?
Cuando empecé a trabajar en la música electrónica me emparenté más con artistas latinos. En primer instancia, el house había partido desde las minorías de género e identitarias. Por ejemplo, había mucha música de gente afroamericana, pero también mucha música latina de segunda generación que en algún momento no era tan apreciada. Pero de ahí la pude conocer y también a través de amigos, entonces para mí el ejercicio se transformó en dos cosas: primero escuchar a estos latinos y después encontrar aportes artísticos de lugares más cercanos. Ahí uno aprecia algo que estaba al lado y por algún motivo no somos capaces de ver. Con el tiempo uno lo sigue escuchando y se da cuenta de que hay un lenguaje en común, ciertos elementos estéticos de las que se puede ir hablando y desarrollando. Sobre todo se trata del ejercicio de hacer música para nosotros. En las letras se nota más, obvio que tengo algunas en inglés, pero las que hago en español están pensadas para mis amigos. Si ellos me entienden y les puedo hablar con honestidad desde ese punto de vista, ya todo lo demás está bien.
Tu canción “El house” es un hit indiscutido. ¿Te imaginabas que iba a tener esta expansión divina? ¿Qué significa para vos actualmente?
Tengo una relación extraña con la música que hago. Primero la hago desde un lugar muy íntimo, me levanto, me tomo un café y estoy ahí solito haciendo mis cosas. Después, es muy mágico el proceso de que se vuelva tan masivo. Es inexplicable en cierta manera, no sabría decirte qué pasa. Tengo algunas percepciones de por qué puede pasar, pero en realidad no sé muy bien. Disfruto mucho hacer música y cuando la edito no la escucho tanto en el cotidiano. En las fiestas también trato de no tocarla tanto para evitar la repetición. Pero como la gente me la pide, la hago. Estoy agradecido también, es música que me ha permitido trabajar en muchos lugares y llegar a muchas personas.
¿Y qué te pasa cuando estás en un evento de espectador al escuchar que otros DJs la pasan?
Ahí depende mucho del DJ y del contexto en que toca. A veces me puede gustar mucho y otras todo lo contrario. Pero en general pienso que hay que estar agradecido con que esas cosas pasen y también tratar de seguir adelante, renovarse. En serio, tampoco es tan grave, si la gente la pide, la toco feliz.
¿Cómo recordás tus inicios en el oficio?
Cuando empecé, nos encontramos con una electrónica que apuntaba a gente con más dinero. Lo que no está mal, pero no era algo en lo que nosotros podíamos participar, ni tampoco nos interpelaba. Así que nos pasamos buscando a las personas e ideas adecuadas y construyendo muy incipientemente también. La verdad es que nunca me imaginé el alcance que iba a tener el trabajo que hacíamos. Pudimos superarlo creyendo en las amistades, en los procesos del corazón y mucho trabajo. Ese para mí es un punto importante, por ejemplo cuando volví a Chile después de haber vivido unos años afuera me encontré con una nueva generación de músicos que quizás en algún momento no era lo que me gustaba en términos musicales, o no era lo que yo pondría, pero sí apreciaba mucho el trabajo y lo que más les pedía era que ojalá los encontrara en diez años más. Para mí esa construcción de largo plazo es lo que he descubierto de hermoso en todo esto.
Teniendo en cuenta el cambio sociopolítico que atravesó Chile estos últimos años, ¿cuál sería el lado más reaccionario de la electrónica frente a esta realidad?
Es difícil la pregunta pero por supuesto que hay algo estético que se ve cruzada por esto, permeado en un nivel. A mí no me gusta tanto hablar de las cosas con inmediatez porque hay un proceso en que también se digiere rápidamente y pasan a ser un producto, más que un llamado sincero de atención. Sí me gusta mucho construir desde el silencio.
¿Cómo sería eso?
Por ejemplo, hay todo un trabajo detrás de hacer una fiesta que tiene que ver con muchas personas. Para mí, la construcción de esa red de personas es fundamental en lo que hago. Vengo acá a Santiago y trabajo siempre con la misma gente, que son los mismos con los que venimos construyendo esto hace varios años. Lo mismo pasa en Argentina, ahora voy con los DJs Pareja. Y así en cada lugar a donde voy, sé quién está en mi trinchera y a qué público se dirige. Obviamente que muchas veces eso no se puede controlar, pero en la medida de que se pueda, trato de apuntar a esa forma de trabajo. Ahora, al venir a Santiago, fue más difícil porque está muy empobrecido. Entiendo el contexto latinoamericano en general, pero la verdad me sorprendió mucho lo venida a menos y desgastada que está la ciudad. También las tantas restricciones que habían acá, además del COVID, había un toque de queda. Por eso es complicado volver a construir todo, ya que cambian las condiciones, cambian un montón de cosas. Es un ejercicio de las relaciones.
En tu último lanzamiento, Sensaciones, además del track homónimo hay otro titulado “Santiago”. ¿Tiene que ver con lo que decís en clave de homenaje?
Lo hice en pandemia pero lo edité después. Necesitaba tiempo para digerir lo que pasaba. Inconscientemente quizás fue una especie de homenaje sabiendo que no iba a pasar un buen tiempo acá. Siento que además de la revolución que tuvimos y después de todo lo que pasó en 2019, la pandemia cambió totalmente la vida que uno vivía en la ciudad. Me imagino que fue un cataclismo, no me atrevo a equiparar tan drásticamente, pero otras generaciones te hablan del 73, que también fue un quiebre increíble. Cuando lo hice no lo sabía, pero sí, es un homenaje, lo hice quizás percibiendo que las cosas estaban cambiando.
Remixaste a artistas como Javiera Mena e Ibiza Pareo. ¿Cómo te parás frente a este tipo de producciones? ¿Hay una idea previa de romper o proseguir una línea estética?
El remix yo lo veo un poco como algo de la vieja escuela, cuando había un single, una versión a capela, una versión instrumental o dub. Siempre trato de respetar si hay líneas melódicas y busco poder hacer un aporte, ya sea armónico o rítmico. Y cuando la música es más abstracta ahí ya puedo ser un poco más libre en las formas que adopto. Siempre trato de que se escuche de alguna manera el tema original. Es mi forma de hacerlo. A veces se saca un single y hay tres distintos remixes, siento que el disco termina perdiendo la unidad estética para ser el estilo de cada remix y es muy diverso. Lo que no es malo, pero si yo tengo la oportunidad prefiero referirme más a un tema original.
Publicaste varios tracks durante el período más estricto de la cuarentena. ¿Qué fue de esos días en tu cotidianidad?
Los tracks que salieron durante la cuarentena ya los había hecho antes. La pandemia, como a todos, me dio muy duro. Tuve la suerte de haber tomado la decisión de suspender la gira que tenía programada por Europa, fue lo mejor porque sino habría quedado varado allá. Me quedé en Santiago con más apoyo familiar, obviamente al principio totalmente aislado, pero haciendo cosas por internet, clases, me dediqué más que nada a hacer trabajos de día. Cuando abrieron los aeropuertos me fui a vivir a México.
Siendo DJ debes tomar muchas influencias más allá de la música, teniendo en cuenta la creación de escenas y ambientes. ¿Cuánto se abre tu horizonte en este sentido?
Un montón. Justamente a mí me gusta el oficio de DJ porque conecta con todo: artes visuales, baile, decoración, es muy amplio. Y también con muchas ideas contemporáneas porque el oficio es muy contemporáneo y tiene concepciones del arte que son distintas, por ejemplo, a las del artista romántico, para nombrarte solo una. Me refiero al artista romántico, en mi caso, como a aquel que interpreta música clásica, la romantización de la idea del artista. Entonces es un arte en donde tú básicamente te expresas casi unilateralmente con el público y no tienes muchas oportunidades de cambiar el repertorio dependiendo de lo que va pasando en el momento. Incluso si tienes un repertorio como artista rock, o de pop, no es tan fácil cambiar tu repertorio para algún concierto. A menos que tengas un conjunto desde hace muchos años. Es una forma de hacerlo y tampoco digo que está mal. Pero a mí lo que me fascinó del oficio de DJ es justamente que me permitía ser muy inmediato en la percepción de las cosas. Hacer un track un martes o un miércoles y grabarlo viernes o sábado. También ser muy dúctil en la percepción de lo que está pasando en el momento. Puedo hacer sets muy distintos dependiendo del horario o del contexto, si es un lugar abierto o cerrado, si voy a empezar o cerrar. Ser DJ me permite ser muy dúctil y estar leyendo a las personas que es algo muy lindo. Son todas percepciones del momento y hay que estar atento. Es más un diálogo.
Alejandro Paz se presenta el sábado 15 de enero a las 24:00 h en Uniclub (Guardia Vieja 3360, CABA) en la fiesta Fun Fun International junto a DJs Pareja y Ana Helder, entradas disponibles a través de Alpogo. Escuchá Sensaciones en plataformas de streaming (Spotify, Apple Music).