“Lo único que me rescata es hacer canciones“, dice Barbi Recanati en conversación con Indie Hoy, mientras acaricia a su perra sentada en su estudio. Y es que la música siempre fue algo vital para la artista argentina. Incluso en un año lleno de giras por Europa y Latinoamérica para presentar su más reciente disco, El final de las cosas, Recanti nunca abandonó la militancia por lo que más le importa: que las mujeres y disidencias tengan un espacio en la escena musical.
Antes de su próxima presentación el jueves 28 de noviembre en Niceto Club, la artista habló con Indie Hoy y sobre por qué sigue apostando a moverse en el ámbito de manera independiente, qué implica para ella nombrarse lesbiana, y cuáles fueron las seis canciones que la ayudaron a pensar y seguir luchando.
Este jueves va a ser el segundo año que festejes tu cumpleaños tocando en Niceto Club. ¿Cómo surgió la idea?
Es que cada vez me cuesta más pasar mi cumpleaños. Y como para mí tocar es como una fiesta, pensar en este festejo me divierte mucho. Además, Niceto es un lugar que me encanta. También me pasa que, casi sin darme cuenta, hace cinco años que estoy tocando con Maru [Marilina Bertoldi] en el bajo y yo ya sé que después del Niceto ella va a estar muy de lleno con su nuevo disco, entonces lo más probable es que ya no sea la bajista estable de la banda. Así que todas estas últimas fechas son una especie de despedida y lo estamos viviendo con mucha emoción.
Y más allá de estas despedidas, ¿cómo estás viviendo este momento?
Hoy me está afectando mucho lo que pasa en el país. Me afecta mucho emocionalmente, así que mi prioridad ahora es tratar de estar bien. Siento que el año pasado traté de dejar todo en el escenario, políticamente hablando, tratando de convencer a cada persona que podía de tomar una decisión que yo consideraba buena. Y este año es más de tratar de convivir con todo lo que está pasando y tratar de estar bien. En eso entiendo que hay una forma de llevarlo que es la negación, pero a mí me toca más la aceptación y la confrontación. Porque de repente me pasa que, vendiendo la misma cantidad de entradas que vendía el año pasado y yendo a la misma ciudad, en lugar de volver con plata para vivir dos semanas o diez días como pasaba el año pasado, ahora tal vez termino volviendo con una deuda. Porque la nafta, el hotel, la comida, los peajes, los sueldos… todo aumentó drásticamente. Y el poder adquisitivo no, y las entradas por ende tampoco. Así que es un año re difícil para los artistas de mi tamaño que no tienen sello ni financiamiento. Y al mismo tiempo es raro porque se transforma en un buen momento para componer y hacer música. A mí, lamentablemente, me motoriza mucho la tristeza.
Desde la tristeza también puede surgir la creación…
Sí, eso me pasa. Me acuerdo que hubo un año que estuve sin hacer nada entre un disco y otro, y fue un año re feliz para mí. Y cuando me agarran situaciones como esta, lo único que me rescata es hacer canciones. Es mi único motor de bienestar.
¿Pensás que este es el momento de salir a tocar en eventos más íntimos y cercanos a tu público?
Es re loco, porque hace unos años me llamaban de un montón de espacios para tocar y yo decía que no principalmente porque sentía que había un montón de compañeras mías que podían hacer ese trabajo mucho mejor que yo, y que yo ya había ocupado mucho esos espacios. Sentía que estaba bueno diversificar las voces. Y hoy me encuentro en una situación en la que a cada cosa que me invitan si puedo voy, porque me parece re urgente ocupar esos espacios que antes estaban repletos y ahora están vacíos.
Hablando sobre diversificar las voces, ¿cómo ves la implementación de la ley de cupo en festivales como el Cosquín Rock?
Yo creo que los festivales de ahora como el Cosquín y el Quilmes Rock son un reflejo de lo que pasó este año en el país. Cuando mirás el lineup lo primero que pensás es “Ah, volvieron los chabones”. Todo volvió a ser un espacio mayormente masculino y un espacio también de exclusión. Lo que quedó de todos estos años quedó, eso no se tapa. Lo que sí se tapa es lo que vemos en el mainstream, en los medios de comunicación, en los festivales, lo que de vuelta el sistema trata de usar como representatividad. Pero después, a nivel social, lo que quedó quedó y lo ves mucho en las nuevas bandas, porque te fijás y la mayoría de las que surgieron en los últimos 5 años son mixtas o de pibas. Es muy raro hoy ver una banda de pibes sin una piba. Y estéticamente también, cambió todo mucho. Creo que a eso se le sumó que toda esta nueva generación de artistas vienen con algo que mi generación no tenía, que es que está todo en internet. Entonces se visten con la onda que quieren, hacen la música que quieren, ya tienen todo resumido en un blog. Antes era más difícil salir de la moda porque tenías que ir a investigar cosas, no sé, a Parque Rivadavia. Ahora está todo ahí y eso enriquece mucho al arte. Porque tenés una banda que tal vez suena como a los 60, otra que suena como a los 80, otra que suena actual, pero todo distinto, nada es tal cual una época. Todo eso es algo muy rico para el arte y se nota mucho la diversidad, se nota que está llena de lesbianas y de pibas. Eso no cambió ni va a cambiar, porque es la consecuencia de la representatividad que hubo, después de la lucha por la ley del aborto y por la ley de cupo. Por más que hoy no se respete nada, hay un montón de cosas que quedan.
¿Eso es lo pasa en el sello que fundaste, Goza? ¿Qué sentís que aportás desde un espacio como ese?
Siempre tratamos que Goza sea un pequeño empujón o palmada en la espalda para artistas que van al margen del mainstream. A veces es como que sentís que no llegás a ciertas cosas y tal vez no querés llegar porque no querés que ciertas personas te ayuden, querés hacerlo más a tu manera. Entonces, Goza está para dar una mano en eso. También empezó a suceder que muchas bandas y artistas de todo el país tenían dificultades para subir sus canciones a plataformas digitales. Las subían y quedaban estancadas, no tenían con quién hablar o tenían que poner plata. Entonces empecé con Goza a tratar de facilitarles ese acceso a un montón de bandas, y ahora hacemos la distribución digital de un montón de proyectos de una forma bastante cooperativa.
Aparte de eso, trabajar con mujeres y disidencias debe crear un piso valioso no solo en lo artístico, ¿no?
Totalmente, a mí me parece re valioso. Siento que a veces cuando hablamos de representatividad no nos damos cuenta lo lejos que puede llegar. Hoy por hoy, y sobre todo en este contexto, hay muchas situaciones más allá de la música que son muy difíciles para un montón de personas. Por ejemplo, sigue siendo muy difícil armar y proyectar una vida fuera del closet. Hay una postura política que sucede cuando me presento como lesbiana, que para un montón de pibas genera un espacio seguro para poder crecer y proyectarse. Entonces para mí es algo bastante necesario. Y también lo digo porque, en mi vida profesional y en mi vida privada, el 80% de las personas que me rodean son lesbianas, y no da igual. Yo necesito mucho de esa comunidad, necesito cuidar a esa comunidad y que esa comunidad exista. Y a mayores voces lesbianas, mayor seguridad también para esa comunidad.
6 canciones que movieron el rumbo del planeta
Buffalo Springfield – “For What It’s Worth”
“Es una canción de los 60 que siempre se asoció mucho con el movimiento anti Vietnam, pero en realidad es sobre unos disturbios que hubo en Los Ángeles, en uno de los lugares donde ellos tocaban, en Whisky a Go Go. Era una época en la que había un montón de gente armada y pibes tocando en la calle todos los días. Lo que me gusta mucho es que es una canción muy tranquila y cool, y que la letra es muy descriptiva de lo que está pasando ahí. En algún punto, la forma de protesta que encontró Buffalo Springfield en esa canción es describir exactamente lo que estaba pasando en ese lugar al punto de que, 60 años después, podemos recordar qué sucedía ahí solo porque lo describe perfecto. Me gusta además que una canción de protesta pueda ser así de chill y cool y que no sea gritada. Y que sea una canción divertida musicalmente y al mismo tiempo que sea histórica. Describe mucho un momento, una calle, una situación, describe a la gente, a las banderas que tenían”.
Nina Simone – “Mississippi Goddam”
“La mayoría de las canciones de rock que me pegaron son de protesta. Pero casi siempre son hechas con un sello discográfico que te respalda, con un público que te banca, con un estándar que permite que vos puedas subirte a un estadio a tocar esa canción y que la gente te banque, y que, a lo sumo, te vas a tener que bancar una censura en alguna radio. Para mí, lo que hace que ‘Mississippi Goddam‘ sea la máxima canción de protesta es que Nina Simone llegó a un lugar de reconocimiento en Estados Unidos haciendo música que era casi impensada para una mujer afroestadounidense como ella. Era inédito. Encima era del palo de la música clásica. Era como que había llegado demasiado lejos para el contexto en el que estaba. Y cuando escribió esa canción, que es una canción sobre un atentado que hubo en una iglesia donde mataron a cuatro niños estadounidenses, ella sabía perfectamente que después de eso ella no iba a tener más carrera. Es una canción de protesta pero también es casi un sacrificio humano lo que hace, porque sabe que nadie la va a respaldar, que la van a destruir y que se va a tener que exiliar… y lo hace igual. De hecho, a nivel canción de protesta puede que sea una de las canciones que más generó, porque terminó generando un hito alrededor de los Black Panthers y de un montón de cosas que pasaron en Estados Unidos en ese momento que fue re histórico. Estoy segura que, sin ‘Mississippi Goddam’, no hubieran pasado”.
Aretha Franklin – “Respect”
“Traje ‘Respect‘ de Aretha Franklin porque me parece que no es una canción de lucha social o política así como nos las imaginamos. La historia es buenísima: Aretha modificó dos o tres palabras de otra canción, que es ‘Respect’ by Otis Redding, solo que hizo de ese cambio un himno de protesta feminista alucinante. Y también tiene, en algún punto, esa cosa de no tener miedo a lo que puede pasar a tu alrededor. Porque yo pienso en ella en esa época y que se le ponga de manos a Otis Redding y que agarre su canción y la transforme en una en que dice ‘los tipos no me respetan a mí, no nos respetan a nosotras’, y es increíble. Era un contexto en el que de verdad tenías que tener un coraje muy particular. E irónicamente, ‘Respect’ se transformó en un himno no solamente feminista sino mundial hasta el día de hoy. Es una de las canciones más grandes de Aretha Franklin, y de las canciones más grandes del mundo. Y no así la de Otis Redding. Por eso me parece una historia épica”.
Bikini Kill – “Rebel Girl”
“Me gusta ‘Rebel Girl’ de Bikini Kill porque creo que no fue escrita como una canción de protesta y se transformó en una. Creo que también a veces el espíritu con el que se escribe define mucho el destino de la canción. Cuando Bikini Kill escribió ‘Rebel Girl’ era un tiempo en que todo lo que hacían era una protesta. Pararse arriba del escenario como se paraban, los eslóganes que usaban, los fanzines que escribían, cómo se movilizaban, con quiénes tocaban, con quiénes no tocaban, las palabras que utilizaban, todo era un acto de protesta. ‘Rebel Girl’ es una canción que la letra no te hace pensar que es de protesta, pero que el contexto la transformó en una de las mayores canciones de protesta feministas. Creo que es la canción número uno con la que las pibas elegirían salir a romper todo“.
Patti Smith – “People Have the Power”
“‘People Have the Power’ de Patti Smith es una canción optimista de protesta, que no hay muchas. Es una canción que le habla al pueblo y que no importa en qué momento la toques, creo que es la canción de protesta perfecta para empoderar a una masa, para que el pueblo tome el poder. Que tenga un espíritu optimista no es común en las canciones de protesta“.
Enrique Santos Discépolo – “Cambalache”
“La última que pensé es ‘Cambalache‘ de Discépolo, que me parece la máxima canción de protesta argentina. Me pasó que quise elegir algunas canciones de protesta de acá, pero las canciones de protesta argentinas me dan tristeza. Me gustan mucho, pero son canciones muy tristes en general. Yo escucho ‘Los dinosaurios’ de Charly y quiero encerrarme en mi cuarto a llorar. Pero esta canción me da un poco más de rabia, y a mí me gustan más las canciones de protesta que tienen rabia. Con ‘Cambalache’ me parece que Discépolo hizo una canción re bardera hace 100 años y tan barrial, lo cual me parece buenísimo”.
Barbi Recanati se presenta el jueves 28 de noviembre a las 20 h en Niceto Club (Av. Niceto Vega 5510, CABA), las entradas se encuentran agotadas.