Desde que comenzaron a tocar y a sacar música como Bife, Ivo y Javiera siempre interpelaron las problemáticas de género y feminismos. En contacto con militantes de la diversidad y mucho trabajo de lenguaje, en estos años de carrera editaron los discos Con amor (2014), Toda (2017) y Adentro (2018), tuvieron la chance de girar muchísimo, y trabajaron con artistas de la talla de Miss Bolivia y El Remolón.
Hoy por hoy, tras toda esa voracidad compositiva, se encuentran repensándose para sacar su material en forma de libro poético-filosófico y acompañado por un disco compilado. Hablamos con ambos miembros de la banda acerca de sus planes y las experiencias que acumulan en este intenso recorrido musical.
¿En qué momento los agarró la cuarentena? A comienzos de abril sacaron el video de “Arbolitos”, ¿qué otros proyectos tenían planeados?
Ivo: Teníamos varias fechas por delante muy entusiasmantes. Una era en el Malba, también teníamos agendado un ciclo en Kowalski y teníamos una linda fecha en Morán. Obviamente todo eso se canceló, veremos cuándo se volverán a dar shows en vivo. Estamos manija por eso, porque además es nuestro laburo principal. Del video, estábamos en un momento de posproducción y aprovechamos a sacarlo ahora porque además tiene que ver con el encierro.
Javiera: También íbamos a tocar para CORREPI [Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional], que ahora justamente dio cuenta de la represión policial a partir del cumplimiento del decreto de la cuarentena.
Después tocaron en el Festival en Casa a través de Cont.Ar, ¿cómo surgió eso y cómo se sintieron?
J: Les musiques estamos tratando de adaptarnos a la virtualidad de alguna manera. Es raro, si llega a durar esto vamos a tener que encontrar algún modo incluso renunciando al intento de ganar dinero. Quienes hacemos un modo de vida de tocar en vivo estamos viviendo una abstinencia muy fuerte, un cambio de dinámica muy grande.
I: El día anterior hubo otro festival que era de radio FM En Tránsito y estuvo Javi representándonos, al ser dos es raro que uno solo pueda representar al otro.
Teniendo en cuenta la importancia del público en la propuesta de Bife, ¿es raro tocar sin nadie en frente?
J: Sí, es raro. Igual en seguida une se acostumbra. Yo cada 2 o 3 días hago un vivo y te vas acostumbrando. Como decís, para Bife es muy fundamental lo que pasa entre nosotres en el escenario y con el público, es como entrar en trance. Nosotres establecemos una comunicación muy intensa con el público a nivel anímico, es muy fundamental para nosotres.
¿Qué clase de militancia encontraron fuera de Buenos Aires y en otros países? ¿Ven cambios cuando viajan?
I: Depende cada lugar. Lo que es muy impactante es la visibilidad que hay en cada lugar, en cada provincia. Eso podría ser otro libro más, todas las experiencias que tuvimos en cada lugar, quién nos recibió y cómo, cómo son Los Traidores de Papá, que es el grupo de varones antipatriarcales de Uruguay, y qué diferencias tienen con las maricas de Santa Fe. Cada lugar tiene un nivel de politización y de calma o necesaria resistencia a lo que esté pasando en la Municipalidad, por lo que estén luchando las personas trans de ese lugar, si necesitan hormonas o atención médica o si los abortos en Tucumán… Es enorme, no sé si podemos dar un pantallazo. Sí cuando íbamos a tocar a Mendoza hace 5 años venía un grupo selecto de pibas rapadas y con pelos de colores y ahora de repente viene toda la familia con el abuelo, el padre y el niño. Hay una cuestión de los contenidos que se masificó y fue transgeneracional de cómo se incorporó a su familia. Hubo una empatía y una información que se masificó en cuanto al aborto, el feminismo, la igualdad de género y preguntarnos cosas. Eso hizo que nuestra música se haga más accesible. Así como al principio parecía que lo escuchaba cierta gente después lo estaban dando profes de ESI en sus clases en el secundario.
J: También fue muy impactante que había una información paralela a la que vemos en los medios de comunicación o las redes sociales. Tuvimos la suerte de viajar muchísimo y lo que fuimos descubriendo es que desde la Capital el feminismo parece una cosa homogénea y bastante unidireccional, pero cuando vas viendo cada pequeño pueblo vemos la idea de los feminismos. Ahí entendés mucho más lo que es interseccional, hay infinidad de cuestiones y personas. Es muy zarpado lo que te enriquece de conocimiento viajar con el cuerpo, incluso en una época de tanto conocimiento virtual. Y desde lo que es la banda, ver qué canción pega más en cada lugar.
Todas esas experiencias al viajar los debe empujar a este proceso que están viviendo de repensarse, ¿no?
J: Absolutamente. Va a quedar en el libro muy evidente, pero se lo puede inferir solamente viendo la evolución de lo que fuimos haciendo de un disco al otro. En el primer disco problematizamos el lenguaje inclusivo, porque para fines de 2013 no se usaba la “e”. De hecho, el lenguaje inclusivo no tenía representación fonética, escribíamos con la “x” o la “@” y nosotres hicimos un tango que se llamaba “Enamoradisimxs”, que era cómo se pronunciaba si decíamos que estábamos enamorades. Ya para el segundo disco, en 2015, tenemos un tema que se llama “Amigues” y era totalmente natural y todo el mundo entendía. Si hubiéramos escrito “Enamoradisimes” nadie lo hubiera entendido. La gente se estallaba de risa y hoy por hoy es re común usar la “e”. Eso o temas como uno que nos surgió a partir de un femicidio que nos chocó en particular e hicimos la canción “Furiosa”, toda una canción que tuvo que ver con el descubrimiento de la red de Socorristas de todo el país…
I: Para mí, cuando conocimos a las Socorristas fue el primer ejemplo de feminismo territorial. Antes de eso pensaba que el feminismo era una cosa de los libros y de repente cuando ves que hay una red de personas organizadas acompañando abortos y que lo hacen gratis, es la ideología transformada en algo real y seguro con protocolos de la OMS.
J: El intercambio también es desde lo estético, compartís con músicos locales cada vez que viajás y es un enriquecimiento enorme. No solo en el sentido antropológico sino que en cada lugar conocés gente increíble que no tiene los medios de difusión que no me hubiera llegado desde Buenos Aires, gente muy jovencita que después la ves con un desenvolvimiento artístico increíble. Espero que se haya visto reflejado en lo que hacemos, que se note y nos haya enriquecido como yo siento que nos enriqueció.
¿Tenían pensado alguna gira por delante?
J: Teníamos pensado una gira europea, pero al parecer no era el momento indicado [Risas].
I: Ahora estaba la feria de la música en Guadalajara, México, y teníamos esperanza de ir. Estuvimos en Guadalajara en diciembre de 2018, fue un gran viaje que estuvimos 5 semanas en 12 ciudades. Creo que es nuestro lugar favorito de afuera.
¿Por qué?
J: Quizás porque decir México es decir 12 lugares. Cuando fuimos a Paraguay fue increíble, la pasamos recontra re bien, pero fue un solo lugar. Fueron dos semanas en Asunción re intensas, pero cuando decís México es Ciudad de México, Guadalajara, Querétaro, Puebla, San Cristóbal de las Casas, Oaxaca, Bacalar, Mérida… Cada lugar es un mundo distinto con culturas bastante distintas, es un nivel de información muy loco, muy raro. Encima en el festival transfeminista que empezamos nos encontramos con gente de Paraguay, Uruguay y Argentina que ya conocíamos. Es igual que en los encuentros de mujeres, te encontrás con la misma gente que después te recibe en Córdoba o Santa Fe.
I: A mí me llamó mucho la atención que se acercaban muches después, muchos varones cis. En Oaxaca se acercó una familia que la madre me hablaba en francés y la hija en inglés. Venían yanquis y brasileros, de todo, a bailar las cumbias y se re engancharon. Oaxaca para mí fue el mejor. Tocamos un día en esa librería, que era feminista con un público re internacional con comida deliciosa, éramos ideales para ese lugar y esa gente. Ese día no tocamos cumbias para convocarles para una fecha que era al día siguiente en un espacio cultural. Además, en México vendimos todos los discos que llevamos porque querían quedarse con la música. En Mérida había un chico súper interesado que estudiaba género y nos decía que nos había escuchado hacía 5 años, era increíble que te dijeran en la otra punta del continente que te habían estudiado.
¿Estaban preparando algo nuevo?
J: Estamos en un momento donde no viene tan mal este parate. Estamos repensándonos a nivel conceptual y a nivel sonido. Bife es un proyecto que nunca se dio por cerrado en su estructura. Probamos formar una banda, tocar el bajo en vivo, yo tocar la guitarra, Ivo el ukelele, pistas, armar los loops en vivo, mil cosas y seguimos en desarrollo. Nos seguimos buscando para sentirnos cómodos habitando ese medio expresivo. Siempre estuvimos en diálogo con lo que nos fue pasando: las cosas que tienen que ver con la perspectiva de género, el lenguaje inclusivo, declaraciones sobre la identidad y cuestiones que se fueron volviendo masivas a nivel cultural mientras íbamos investigando. Todo eso hace que te tengas que repensar no solo en cuanto a vocabulario sino a las ganas de decir qué. Estamos trabajando un texto, un libro, que recopila las letras y una elaboración filosófica de todas las canciones y también anecdótica.
I: También queríamos armar una especie de greatest hits pero con la tranquilidad que tenemos ahora. Fuimos una banda muy manija desde el principio, en tres meses grabamos un disco en la casa así nomás y ese mismísimo disco nos llevó a Colombia y nos recontra difundió. Hubo toda una vorágine de la que surgieron los tres discos y ahora nos sentimos en otro momento, la identidad de la banda y nuestra propia identidad viró muchísimo y los temas que tocábamos se volvieron mainstream. Nuestra música era tomada como humor y ahora puede haber un tango que hable del poliamor, antes era súper novedosa y ahora son temas públicos. Estamos en otro lado, pasaron muchas cosas alrededor.
J: Somos muy sensibles a la marea que nos rodea para decir lo que necesitamos decir.
¿En el libro hay una idea de retomar las letras y reescribirlas como poesías?
J: Para este trabajo obtuve una beca de creación del Fondo Nacional de las Artes y la propuesta que les hice fue el desarrollo ideológico, contextual y filosófico de cada una de las letras. Existe, lo tenemos claro y excede un montón lo que las poesías sugieren. A veces es muy interesante poder exponer cuál era nuestro marco teórico o intencional a través de cada canción, entonces queremos explicitarlo para poder mostrar las vinculaciones que existen en las letras. El texto sería entonces el poema, su desarrollo ideológico, una pequeña glosa anecdótica de cuándo surgió la canción y con qué estaba dialogando y una biografía fotográfica de la banda. Eso lo queremos acompañar de esa recopilación al día de hoy del sonido que fuimos construyendo de unas 10-15 canciones que son las que más tocamos en vivo o las más actuales. Una vez hecho todo eso ya nos vamos a haber repensado para ver qué más nuevo queremos agregarle al material.
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