Pocas veces se presenta una oportunidad como la que nos brindó este Primavera Sound: una rueda de prensa con dos divas de la talla de Charlotte Gainsbourg y Jane Birkin, dos pesos pesados de las artes, figuras imprescindibles de la música y el cine. Por primera vez coincidían en un festival de música y la ocasión era única para congregarse ante los periodistas. Con mucha expectación nos reunimos para recibirlas unas decenas de medios. Con unos 5 minutos de retraso se sentaron en un precioso sillón amarillo para charlar con nosotros. Llama la atención su sencillez y elegancia. Sin maquillaje. Transmitiendo calma y cercanía.
Todo listo para la primera pregunta, que por cierto fue muy desafortunada. El periodista en cuestión les pregunta por su opinión acerca del movimiento “Me Too” y el acoso que experimentan las artistas. Esta pregunta, y más todavía el hacerla al comienzo del encuentro, las descolocó un poco, y con razón. No se entiende que teniendo a dos figuras como ellas delante, con tanto talento y en puertas de sus actuaciones en el festival, se comience con ese tema. Ambas capearon el aprieto con elegancia y pronto empezaron otro tipo de cuestiones.
Las dos alabaron el hecho de que fuera la primera vez que coincidían. Jane confesó estar muy contenta de ver a Charlotte. Pude preguntarles si habían considerado alguna vez tocar juntas. A lo que primero respondieron que no. Jane hizo hincapié en el hecho de que Charlotte y su hermana Lou siempre habían estado expuestas a la realidad de que sus padres actuaran juntos. Poco después parecía que la idea les iba resultando interesante y terminaron por dejar la puerta abierta a ese posible encuentro sobre el escenario. La conversación fue avanzando en torno la relación profesional, sobre cómo les gustaba que el arte de cada una le agradara a la otra. Jane insistió en lo importante que era para ella la opinión de sus hijas sobre su trabajo, “más que la de cualquier otra persona”. En un entrañable gesto matizó eso sí, que cuando se veían no hablaban de cosas profesionales, sino de “temas de mujeres”. La charla ahondó un poco más en la relación madre e hija. Jane por ejemplo, en un momento muy emotivo, confesó que cuando era jovencita no pensaba mucho en su madre, pero que con los años fue valorando los momentos que pasaban juntas y, poco a poco, se fue viendo reflejada en ella.
Entrando en materia musical, y hablando sobre Rest, el último trabajo de Charlotte, se trató el tema de que para este disco, por primera vez ella se ocupaba de las letras. “Quería estar detrás de cada canción”, confesó Charlotte, incidiendo en que le gustó mucho el proceso íntimo y la soledad a la hora de crear. No olvidemos que este disco fue para ella una forma de rendir homenaje a las pérdidas, tanto de su hermana Kate, como de su padre Serge. Eso sí, haciendo referencia a su faceta como actriz, explicó que para ella es diferente, pues le encanta que le dirijan y estar en manos de los demás. En cuanto a la música, afirmó que antes prefería juzgar lo que otros escribían para ella, pero que para este disco ha disfrutado mucho creando.
Volviendo a Jane, para ella el hecho de poder tocar con una orquesta, recordemos que en el Primavera Sound iba a interpretar canciones de Serge Gainsbourg con la Orquesta Sinfónica del Vallés, es “tan bonito como volar” y una experiencia preciosa. No sólo por cantar temas de Serge, cuya voz ya era majestuosa, sino porque el cantar con una orquesta es para ella lo más bello. De hecho disfruta acudiendo a los ensayos de la orquesta. Cuando se le preguntó por Je t’aime… moi non plus, manifestó que era tan joven que le quedan vagos recuerdos de todo lo que ocurrió tras el increíble éxito de la canción. Lo que sí recuerda, y no le agrada tanto, es que fuera compuesta para Brigitte Bardot. Bromas aparte, Jane resaltó que no suele cantarla.
La casi media hora que compartimos con ellas se esfumó muy rápido, pero nos quedamos con la cercanía y sabiduría que transmite Jane Birkin, y con la naturalidad y la sonrisa tímida de Charlotte Gainsbourg.