En tiempos políticos adversos y desmoralizantes en donde el clima social parece tornarse cada vez más denso, aparecen diferentes formas de resistencia popular. Una, la más visible, es la que se hace presente en las manifestaciones y en los movimientos organizados, en cualquiera de sus caras y colores. Otra, un poco más extraña, sucede también en el calor de la calle, pero propone una forma de abordaje diferente: usar la alegría como motor de lucha. Esta es la filosofía que grita a todas voces Minga, el nuevo disco de Chocolate Remix que acaba de salir hoy y se manifiesta como una obra combativa y festiva en partes iguales.
Aunque pueda tener varias acepciones, incluso dentro de la propia jerga nacional, para la artista, MC, y productora argentina -cuyo nombre real es Romina Bernardo-, la palabra “minga” refiere a la versión más bella y simple que tiene este pueblo de expresar “de ninguna manera” o, mejor dicho, “ni en pedo”.
“Cuando [Javier] Milei ganó el balotaje, lo primero que pensé fue: ‘¡Minga que nos van a arrebatar la fiesta!‘, pero la fiesta no en plan de discoteca, sino como espacio de pertenencia, ese lugar para compartir lo potente y lo divertido -cuenta “Choco” en conversación con Indie Hoy-. Las canciones que componen este disco surgieron como una necesidad de dar ánimo en un contexto donde nos quieren deprimidos, y un pueblo deprimido es un pueblo entregado“.
El disco comienza con “La fiesta“, una guaracha bien bolichera que parafrasea la melodía principal de “Todavía cantamos” de Victor Heredia, himno de la Argentina postdictadura que se resignificó miles de veces en protestas sociales y canchas de fútbol de todo el país.
“Fue una inspiración total -dice la artista sobre la canción-, porque siempre que vas a una marcha hay alguien tocándola”. Fueron los bombos y los vientos de las murgas interpretando el clásico de Heredia, lo que generó la chispa para el concepto del disco. “Después de que ganó Milei salimos a la calle igual y, cuando la escuché, se me vino la idea del álbum. Las marchas tienen cierto componente festivo. Te vas de ahí sintiéndote bien, recargado. Este disco es un homenaje a la lucha y la fiesta en la calle, a ese tipo de resistencia“, agrega.
Minga pasa por todos los estadíos de la música bailable: desde el dembow domicano en “Otario” (cuyo video fue grabado durante las dos primeras marchas contra el gobierno actual, frente al protocolo de Patricia Bullrich)y el reggaetón clásico en “Pizza con champán“, pasando por el neoperreo en “Pornostar” y el house incitador al voguing en “Mostra“, hasta llegar a un mix candente entre electrónica y merengue en “Ey maricón“.
Así, el disco muta a lo largo de sus canciones con coherencia y sentido, desde cadencias enraizadas en lo latino, a otras más oscuras propias de la rave. La cumbia y el rap, son dos componentes inherentes en toda su obra. “Fue algo medio premeditado -explica Choco sobre el sonido-. Yo vengo del reggaetón y es mi piedra fundacional, pero esta vez quería hacer algo que abarque desde los géneros urbanos latinoamericanos, como la cumbia 420 o el rkt, que juegan con el rap o el chanteo, a otros como el house y el merengue“.
Aunque sus canciones son producto de su tiempo y contexto, el mensaje de cada una de ellas fue resignificado en latitudes tan distantes como diferentes, y la causa se debe a un factor en común. “Me di cuenta que si bien la canción es súper argenta, a nivel mundial hay tal avance de la ultraderecha que logró interpelar y representar a un montón de gente más allá de la Argentina“, dice sobre “Otario”, después de encontrarse en Facebook con una traducción de la canción en italiano.
La artista menciona que le hablan desde distintos países, agradeciéndole por poner en palabras lo que ellos quieren exteriorizar. Sin embargo, entiende que esta masividad es ambivalente. “Por un lado es hermoso que la música de uno pueda identificar a tantas personas, pero por el otro es súper preocupante, porque deja en evidencia este avasallamiento de la derecha más conservadora y rancia que existe“, reflexiona.
En Minga no hay colaboraciones, aunque tampoco las necesita. La sola voz de Bernado -a veces furiosa, otras jocosa y picante- puede con los vaivenes de su propia policromía, y lo hace de forma segura y audaz. Si bien es moneda corriente que el trabajo -y sobre todo en producciones de música “urbana”- sea compartido, Chocolate confiesa que le cuesta relegar su discurso a otras voces que no sean la suya.
“A los álbumes los pienso como una obra integral, por eso a veces me resulta difícil sumar a otra persona dentro de ese concepto -confiesa-. Las colaboraciones en el formato disco me cuestan. Si es una obra mano a mano con alguien más, donde construís algo a la par, ya es distinto”. Lo que dice tiene concordancia con su trabajo, ya que con el paso de los años colaboró con otros artistas y proyectos como La Bomba del Tiempo, Sudor Marika, Héctor Guerra, La Terrorista del Sabor, Tita Print y más.
Romina habla con soltura, sin pelos en la lengua, y opina lo que siente sobre lo que ve y lo que vive. Su música, sus letras y su discurso son un fiel reflejo de su identidad y lo hace con la mayor honestidad posible. Lo personal es político, y lo manifiesta en cada oportunidad que tiene. Aun así, entiende a aquellos que colegas que deciden no hacerlo de la misma forma, explicando que es un síntoma propio de estos tiempos.
“Creo que une misme debe exigirse qué escucha y qué consume, más que exigirle a los demás que se adapten a sus expectativas -dice acerca de las exigencias que caen sobre los artistas que son tildados como “tibios”-. Así como hay muchos artistas que dicen ‘yo de política no hablo’, también hay mucha gente que lo ve y lo aprecia así, con sus diferentes historias y su manera de haber atravesado la vida que hoy los hace estar en esa posición. Hoy política es una mala palabra“.
Chocolate Remix es un proyecto que permanece vigente, justamente por lo que lucha y denuncia en este círculo vicioso en el que se entra y sale constantemente. Uno de sus mayores reconocimientos llegó en 2017 con el lanzamiento de su disco debut, Sátira, y una canción en particular cuyo título no necesita preámbulos, “Ni una menos“. Hasta el día de hoy, sigue siendo su canción más escuchada en plataformas, pero los números son nada a comparación del cariño que la artista recibió con este tema.
“Siempre que viajo la conocen todos -dice riéndose-. Brotó de algo mucho más grande que yo, producto de esa comunión, por eso no se siente mía. Es loco y emocionante ver la repercusión que tuvo el Ni Una Menos a nivel mundial. Esta es solo una de las tantas representaciones que hubieron de un momento en particular”.
La tenacidad y el poder disruptivo de su proyecto la llevaron a Choco a ser elegida por la BBC como una de las 100 mujeres más influyentes del mundo en el año 2017. Un reconocimiento que compartió junto a otras personalidades latinoamericanas como la ex presidenta de Chile Michelle Bachelet, la deportista olímpica Adriana Behar, y la ingeniera puertorriqueña Melisa Márquez-Rodríguez.
“Me dio un poco de gracia -desliza Bernardo-. Se agradece, no lo rechazo, pero bueno, entiendo que la intención es noble. Los charts, premios y cosas así, no sé, hay como un transfondo como de puntuacion a la humanidad que es medio raro, una comparativa media extraña, ¿no?“.
Ahora, a Chocolate Remix solo le queda compartir su mensaje en esos países que se identifican con su mensaje, en una nueva gira por tierra europea que desembocará finalmente en Buenos Aires para la presentación oficial de Minga.
La artista entiende que el contexto no ayuda, pero no quiere perderse la oportunidad de invitar a su gente a un bacanal desenfrenado, donde la resistencia se hace bailando, cantando y protestando. “Yo podría ser ser una representación de mi alma rota, cantando sobre la situación actual, pero siempre tiré para adelante y quiero invitar a la gente a que haga lo mismo. Vamo’ arriba”.
Escuchá Minga de Chocolate Remix en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).