Según la RAE, “Cosmo” significa “mundo, universo”. Deviene del griego kósmo. Este universo, del cual estamos interiorizándonos, está formado por seis grandes héroes: Diego Chamorro en batería y logística general. Ricardo Balado con su batería electrónica nos conduce hacía la búsqueda espiritual. Maximiliano García es el bajista y quien suele hacer los coros. El material grabado se realiza en su estudio de grabación. Ayar Sava es el guitarrista y tenemos a Pablo Font, tecladista y diseñador gráfico del grupo. Nos falta nombrar un héroe más.
En la entrevista que tuvimos con él héroe anónimo y con Chamorro, le preguntamos sobre la formación y curiosamente su nombre no apareció entre la lista. Quizás por olvido, no sabemos, pero sí sabemos que Pablo de Caro es un componente bastante sustancial para este universo sensiblemente colorido. De Caro fue la voz principal de Mataplantas, en donde también estuvo Maximiliano García haciendo lo suyo con la batería. De Caro no se nombra, pero no hace falta, ya que esos detalles no se le escapan a un buen investigador. Es un elemento clave que permite entender más la obra que se le presenta. Es ver todas las piezas en su lugar y entender su propia sensación.
Cosmo ha sacado un nuevo disco a fines de julio de este año. El álbum se llama Fundiendo los colores en el ruido, uno de los triunfos musicales a nivel local gracias a la forma en la que está pensado el sonido, a sus buenas canciones y a la soñada conformación de la banda: chicos con experiencia en la escena underground porteña y quienes han visto correr mucha agua bajo el puente de la escena musical. No es fácil sobrevivir a tal experiencia, mantenerse firme en la creación y no enloquecer frente a las vicisitudes. El título del disco hace referencia al estribillo de “Tiempo perdido“, tema que aparece en este álbum: “fundiendo los colores en el ruido / sintiendo la emoción del sonido”, nos dicen bajo una mirada llena de sinestesia. Ocuparemos este espacio para entender un par de cosas puntuales sobre este disco, que puntualmente son dos: El método tomado para grabar y el por qué de sacar este material en estos tiempos. Además, como se mencionó anteriormente, se entrevistó a Chamorro y a De Caro contándonos detalles y opiniones.
Diego Chamorro: Todos cumplimos un rol en la banda. Eso hace que las cosas fluyan y que se puedan mover. Básicamente es eso. Más allá de los roles musicales.
Pablo de Caro: Están los roles de lo que vamos armando por fuera de la música. Todo lo que aprendimos lo aprendimos a los ponchazos gracias a las bandas que tuvimos anteriormente.
D.C: Por ejemplo, Ayar Sava está en la parte tecnológica, también en lo que es Internet. Pablito (De Caro) en lo que es diseño y composición. Font es el diseñador legal. Balado trae su espiritualidad. Maxi tiene el estudio y yo les armo las fechas y pienso la técnica.
P.dC: Es un poco de DIY.
El primer disco de Cosmo, llamado homónimamente, salió el 2011 con un total de diez temas. Ayar Sava tocaba la guitarra acústica y De Caro ejecutaba la eléctrica. La presencia de Font es clara, imaginativa y muy prolija. La manera en que pensó el teclado, los punteos de De Caro y el bienestar con swing que emana este disco, son los puntos más sobresalientes. “Tropical“, la bailantera e introspectiva “Cazador” y la enérgica y ranchera “Sorpresa“, son buenos ejemplos sonoros de este primer trabajo.
En Branas, álbum del 2014, los chicos se pusieron más ambiciosos. Llevaron su sonoridad a un nivel mucho más complejo. Pasaron de ocuparse de uno o dos sonidos, a ocuparse de muchos más. De Caro experimentó con el theremin, con la armónica, el Pocket Piano y el Talkvox. Font estuvo además con el glockenspiel y Chamorro estuvo metiendo mano con las programaciones. Más ambicioso no siempre suele ser mejor. A pesar que compositivamente es un logro, se perdió parte de la frescura del primer disco.
El sonido de Cosmo en esta nueva etapa sufrió un cambio por dos decisiones: Una de ellas fue que Chamorro comenzase a tocar la batería entera. Antes tocaba una percusión acústica. La otra es la incorporación en un primer plano de Ayar Sava tocando la guitarra eléctrica, debido a que fue una nueva adquisición del músico. Como si fuese una predestinación de los astros, Cosmo fue tornándose más eléctrico y llamativo.
La banda usa dos tipos diferentes de baterías. Mezclando lo digital con lo analógico, la textura de la percusión se vuelve etérea sin perder el costado realista del asunto. El manejo de la voz es otro punto fuerte dentro del disco. La lírica es evocativa y acompaña muy bien a los sonidos. De Caro sabe cómo escribir buenas letras de canciones.
Diego Chamorro: Todos ya veníamos de bandas diferentes en donde habíamos hecho de todo. Íbamos a tocar con el flete, con los asistentes, tres equipos de guitarra, toda esa parafernalia, que en su momento estuvo bien. Sin embargo, cuando se formó Cosmo la idea era salir liviano. Después fue mutando.
Pablo de Caro: Después nos fuimos copando. Cada vez nos gustó más sonar más fuerte.
Ya que lo mencionaron, hablemos de las otras bandas y/o proyectos en los que estuvieron antes de formar Cosmo. ¿Qué bandas eran? ¿Cuánto tiempo estuvieron?
P.dC: No te podría enumerar todas, pero por ejemplo estuvo Mataplantas, Juana La Loca, Interama es otro de los grupos, Grand Prix y Les Mentettes aún en funcionamiento. El Hipnotizador Romántico es una banda que también está en funcionamiento de la cual algunos somos y fuimos parte de la agrupación.
D.C: Faltaría alguna banda del flaco Balado que no recordaríamos el nombre.
P.dC: Si, creo que se llama Super Flash.
D.C: Básicamente esas son todas. Nos conocíamos de compartir amistad. Yo trabajaba con Mataplantas y con Les Mentettes. Éramos amigo de los chicos de Interama. Con Font, Pablito y un par más hacíamos la Fiesta Hey! que la hacíamos en víspera de feriados. Pasábamos la música que nos gustaba y tocaban bandas. Fue una buena fiesta.
¿Dónde se hacía la Fiesta Hey!?
D.C: Las hacíamos en un patio de comidas en Avenida Pueyrredón y Talcahuano. Una fiesta de ochocientas personas, mil personas. Hemos hecho un quilombo hermoso antes de Cromañón. Juntábamos a todos nuestros amigos para trabajar en conjunto y poníamos una banda invitada sorpresa. Han tocado Carca, Rosario Bléfari, los Faunos, Fantasmagoria. Cada uno tenía su proyecto, pero ya nos conocíamos. Justo en la semana en que nos separábamos todos de nuestros proyectos, surgió Cosmo.
Fue una semana bastante determinante para todos ustedes…
D.C: Justo pasó eso. Antes de formar la banda nos fuimos de vacaciones todos los integrantes sin saber que lo éramos. Pablito tenía unas canciones y surgió la idea de formar Cosmo.
¿Por qué hacer este sonido en Fundiendo los colores en el ruido? ¿Por qué este y no otro?
P.dC: El sonido de este disco fue influenciado por el hecho de pensarlo de grabarlo en vivo. Uno que va haciendo un disco, siempre piensa en algún desafío, en algo distinto. Uno está en ese momento copado con algo. Desde mi lugar como músico, no creo haber hecho un disco igual a otro. Siempre voy flasheando otra cosa porque es lo que me pasa a mí. En este caso, teníamos unas canciones que veníamos trabajando y que no sabíamos cómo encararlas. En un momento estuve escuchando La Fusa que es un vinilo que se grabó acá en Ion. Es de música bossa nova.
D.C: Es un disco que se grabó en dos días con gente alrededor del estudio.
P.dC: Se grabó en dos noches. Querían recrear una atmósfera de un bar que se llamaba La Fusa que estaba en Brasil. Me copó la historia de querer recrear algo así, algo en vivo y con la gente prendida fuego con la situación. Creo que hablaron con el portugués (Jorge Da Silva), que es el técnico de Ion y lo grabaron en vivo. Mientras lo escuchaba estaba leyendo la data que viene con el vinilo. Te cuenta esto que te dije. Me quedé pensando mucho en eso. Está “Garota de Ipanema” en una versión que es muy famosa y pensaba en que uno se queda con una versión en particular de las canciones, pero ellas pueden mutar mil veces y cada vez va a ser distinta. Y esta bueno eso, esa “foto” es lo emocionante. Por el lugar que tenemos en la cultura dentro de este contexto social, salir a pararse al lado de proyectos nuevos como Justin Bieber, por ejemplo, sin tener algo especial es difícil. Entonces, lo más especial que uno puede tener es lo auténtico, eso que te da lo espontáneo. Nos pusimos a trabajar en eso. Preferimos ensayar y conectarnos, en vez de hacerlo de otra forma. Me gusta como quedó.
El disco de Cosmo fue grabado, como dijimos, en vivo y mezclado en el Estudio Matarex durante el mes de mayo con la asistencia de Mariano Esaín. Entienden que la magia musical se produce al estar todos en una especie de comunión, juntando las fuerzas y expresándolas en un contexto definido. La perfección del estudio de grabación no hace especial a la obra. ¿Hay qué pensar mucho un material cuando en verdad lo que buscás es hacer sentir mejor al que lo escucha o ve?
El álbum fue grabado en dos días en el lugar donde suelen ensayar y el período de masterización y todo ese rollo habrá hecho que Fundiendo los colores en el ruido tarde un mes en gestarse. Fue grabado pasando de una canción a la otra casi siguiendo el orden de tracks que se tenía pensado.
Para aquellos que desconocen cómo es el proceso de grabación de un disco, podemos ejemplificarlo de la siguiente manera: Uno piensa un material trabajando en la composición de las canciones. Cuando se tiene una cantidad de canciones que pueden ser provechosas, por ejemplo, unos diez o doce temas, se pasa a la grabación en un estudio. Antes de eso cabe señalar que la banda necesita ensayar los temas y tenerlos perfectamente preparados para que suenen como quieran que suene. Ya en el estudio, se graba los instrumentos por partes. Se arranca por la batería, se graba bombo, platillos, redoblantes y todo eso por sendos micrófonos para luego acomodarlos en el Pro Tools. Luego puede venir la grabación del bajo, luego de la guitarra o teclado, dependiendo de la idea, y terminamos con la voz. Hay quienes graban las voces bastante antes, en las primeras grabaciones. Luego de la grabación, el material se masteriza, o sea, se lleva a un ingeniero de sonido que mejora la calidad de los tracks a un nivel profesional. Suele ser un estudio diferente al primero. En este tramo, no es necesario que todos los músicos estén presentes.
Como se ve, grabar en un estudio quita lo personal y busca la perfección técnica y compositiva. Es el momento en donde la ciencia entra en juego y acomoda las abstracciones sonoras.
Tal cual dijimos, Cosmo grabó su nuevo disco de una manera diferente. Usaron una técnica que es común en el jazz. Dicho de otra manera, se grabó un disco de corte indie rock pop de la misma manera en que el jazz se graba. Eso es algo curioso y que a la hora de escucharlo se entiende el por qué a la perfección.
Podemos encontrar esta forma de grabación en, por ejemplo, The Trinity Session (RCA), disco clave de Cowboy Junkies, segundo disco de dicha banda de country alternativo sacado en 1988. Time Out Of Mind (Columbia) de Bob Dylan, lanzado en 1997, también fue grabado así. Con doce músicos en el piso y tres baterías completas, Dylan mostraba la canción de forma acústica para luego incorporar algunos de los músicos generando un groove. Y cuando el groove aparecía, se grababa.
P.dC: las canciones son las que hicimos. No todo es tan complejo ni tan buscado. Es el hecho de decir “¡Hagámoslo! Tenemos ganas de hacer un disco, estas son las canciones que tenemos. ¿Nos gustan? Sí. Metámosle para delante. Coordinémoslo un poco y que salga.”
Hay mucho amor en el último disco. Muchas letras hablan sobre eso.
P.dC: En todos los discos de Cosmo hay mucho amor.
D.C: El primer tema del primer disco de Cosmo se llama “Amor y diversión“. A partir de ahí es todo.
P.dC: Es una temática que a mí por lo menos me impulsa.
El amor impulsa.
P.dC: Te da distintas perspectivas. Me gustan los temas que se prestan a jugar con las palabras.
El arte de tapa fue trabajada por vos, De Caro, y por Font. ¿Quién sacó la foto? ¿Cómo fue la idea?
P.dC: Cuando estábamos grabando no teníamos ni arte de tapa ni nombre para el disco. Estuvimos todo el tiempo con la grabación intentando pescar lo que iba pasando y no intentando imponer nada. Muy al azar. Cerca de la grabación nos preocupamos por esos temas. No teníamos, pero queríamos sacar el disco pronto. Justo me fui de viaje a Berlín y llevé la cámara de fotos y frente a la casa en donde estaba viviendo había una plaza. Pasé por la plaza y saqué varias fotos. Había una que me gustaba mucho de un oso rosa que era muy loca. Luego pasó el tiempo y el Negro (Balado) dijo que se le había ocurrido el nombre del disco (Fundiendo los colores en el ruido) haciendo referencia a una canción del disco. Le dije que no sabía, no estaba convencido. Un día simplemente me levanté y supe que era el título indicado. Ese mismo día fui a revelar las fotos porque me acordaba la foto del oso rosa. Cuando la vi al revelarla no me gustó tanto. No estaba para tapa. Seguí viendo las fotos y aparecieron las que quedaron para el álbum. Estaban una al lado de la otra. Se lo mostré a los chicos y les gustaron. Y ahí nos pusimos a laburar con Font para ver que técnica usar y cómo irlo trabajando. Mientras mezclábamos el disco Font hizo una filmina, hizo una tipografía, luego la siguió trabajando. Tratábamos que sea algo medianamente imperfecto.
Terminamos nuestros cafés y dimos una mirada más al bar llamado Los galgos, un lindo sitio de corte tradicional, bellamente mantenido y ubicado por Balvanera. Carteles y mucha madera. Hablamos de las futuras fechas antes de fin de año. El viernes 18 de noviembre tocan junto a Les Mentettes en Pompeya Pub Social. Será con entrada gratuita y a la noche. Chamorro oficiará de DJ. Y el vienes 25 de noviembre estarán presentando este nuevo álbum en el Centro Cultural Caras y Caretas de San Telmo.