Dante Spinetta se presenta este jueves 12 de diciembre en Niceto Club, en un show que repasará su carrera solista y su último single titulado “Perdidos en el paraíso”. Nos juntamos con el ex Illya Kuryaki para hablar sobre sus planes para el 2020 con un nuevo disco entre manos y sobre cómo el paso del tiempo siempre le da la razón.
En “Perdidos en el paraíso” hay una combinación entre tango y música urbana. ¿Cómo surgió esto?
Tenía ese sampleo de piano y me inspiró eso. Al principio en realidad era como un bolero, pero las palabras argentas hacían sonar más tanguera la situación, me gustó representar Buenos Aires. La idea del beat es una idea que tenía hecha y tenía la sensación pero no tenía escrita la letra. Estaba todo producido, inclusive en el bajo que había venido Mati Méndez a grabarlo. Y cuando empiezo a escribir, veo que desde la letra ya era un tango, se generaba esa cosa de la nostalgia antigua. Para partir un poco el concepto lo canté con el autotune a propósito, para traerlo a esta era y que suenen los mundos mezclados. Y Fernando Samalea le metió el broche de oro con el bandoneón que vino a último momento; cuando lo llamé para ofrecerle, a la media hora ya estaba en el estudio grabándolo y quedó impecable.
¿Cómo fue la producción del videoclip?
Orco y su productora se encargaron de todo. Lo filmamos en el Club Villa Malcom en el barrio Villa Crespo. Cuando le mandé el track, le cuento que flasheaba un poco ese concepto medio milonga, pero con caras de hoy y él también pensaba un poco lo mismo. Cuando arrancó el tango también era como un momento underground de los barrios de los inmigrantes que se juntaban de todas las culturas. Incluso las palabras “tango” y “milonga” son palabras africanas. Y en el urbano hay cierta mezcla con lo afro, entonces tenía muchos puntos de contacto. Pensamos en meter unas caras de ahora, no que parezca algo retro, sino meter una milonga de ahora medio deforme, con personajes. Lo hicimos rápido y quedó bueno, Orco conoce los rincones de la ciudad mejor que nadie.
¿Qué podemos esperar de tu show en Niceto Club?
Va a estar bueno porque tiene esa sensación de fecha de fin de año y la necesidad para mí de hacer cosas diferentes. Como que ya siento que es el año 2020 y que tengo que cambiar algo de los otros shows. Hay dos tecladistas ahora, no vamos a ser seis, vamos a ser siete y en algunos temas vamos a ser ocho porque hay otros invitados más. La idea es dar un show musical, con mucha dinámica, sacamos varias canciones diferentes de temas de otros discos que no las estábamos tocando exclusivamente para este show. Y Niceto es un lugar que tiene esa mística de la ciudad de hoy. En Buenos Aires no podés no tocar en Niceto, es el lugar, siempre es una fiesta. Vamos a darle, vamos a tocar fuerte y representar con eso, con ideas y con música.
¿Estás preparando un disco nuevo para el año que viene?
Sí, primero en enero sale otro video nuevo que se llama “Aves” y estamos por filmar ahora. Todavía no sabemos si van a entrar a ese álbum, pero la idea es que para mitad de año haya un disco nuevo. Va a ser intenso, no puedo evitar que cuando me meto a hacer un disco es como que se me abre una especie de compuerta diferente.
En Puñal hablás mucho de la muerte y la separación…
Con Puñal abrí una puerta. Es la muerte en vida, el desamor es una muerte, después trasmutás, te convertís en otro, te marca para siempre. Es como uno de esos accidentes de la vida, pero al mismo tiempo crecés en un montón de cosas. Por eso uso lo de la muerte como un renacer, el concepto del ave fénix. “Puñal” se refería a eso, a una puñalada que no esperabas y apareció. No me refiero a una traición, sino a algo que no estabas esperando y caíste rendido. Y la muerte siempre está figurativa, aunque en un momento sentí que me podía morir de tristeza y eso es verdad. Pero después en la mitad del disco me volví a enamorar. Siempre la ciudad, la movida y los amigos me mantienen alerta de estar re pillo con todo lo que está pasando. Y este álbum nuevo quiero que tenga esa intensidad de Puñal, quiero hacer discos así, que queden. Puñal fue un álbum que no fue un best seller, no se vendió mucho, pero no importa porque la gente lo respetó. Gente que sabe de música lo aprecia, la musicalidad, los arreglos. Quiero hacer algo así, no va a ser tan tortuoso porque estoy en otro momento de mi vida, pero sí hay canciones que son capaz las más musicales que he hecho. Es muy loco que por más que siga sacando singles urbanos, mi canción más escuchada por mes es “Soltar”, le gana a todos mis últimos singles juntos. Y es muy loco para mí, porque yo también quería abrir esa brecha, si bien en Kuryaki ya estaba con “Hermoza from heaven”, “Prométeme paraíso” y un montón más de tracks. La verdad que mandarme solista en eso fue todo un desafío, ver que podía abrir de una manera diferente.
Siempre fuiste alguien que no tuvo miedo en combinar géneros que podían resultar dispares…
Es que para mí ya no existe el género, es como en la sexualidad. En realidad existen los seres, existen las canciones y existen las músicas. Con Kuryaki nos costó mucho eso, porque Kuryaki es de las primeras bandas en América Latina que empieza a mezclar cosas distintas. Canciones como “Hombre blanco”, “Abarajame”, “Abismo” y todas en un mismo disco. Eso generaba un clash cultural porque la gente se impactaba. Los raperos no nos aceptaban porque cantábamos canciones lentas y a los rockeros no le gustaba que rapeáramos. Entonces generábamos una especie de conflicto cultural porque la gente no estaba acostumbrada a la apertura. Hoy en día en un mismo festival toca Metallica y una banda de pop, y eso creo que ha sido un crecimiento importante y está bueno. Yo crecí también con esa libertad de flashear, no es que digo que quiero hacer una cosa nueva, sino que también hay puntos en común. Siempre sentí lo del tango y el rap, Geo Ramma fueron los primeros en hacerlo en el año 97, salieron vestidos de tangueros con sombrero de ala, con bandoneón y todo.
¿Sintieron alguna vez con Kuryaki que estaban haciendo música que pertenecía a un porvenir y no estaba tan anclada al presente?
Estábamos muy seguros de lo que estábamos haciendo, no es que nosotros lo pensábamos, pero había mucha gente que nos decía que nos iban a entender más adelante. Estábamos haciendo cosas diez años antes. Recuerdo que la última vez que tocamos con Kuryaki en el año 2000, tocamos y apenas pudimos llenar una Trastienda para 700 personas. Y diez años después volvimos para 21.000 personas. Creció la situación sola, sin hacer absolutamente nada. Creció el mito en la calle, creció la música. Porque cuando plantás una semilla que es buena, que tiene el valor real, después el árbol es power. Por ejemplo, yo saqué esta canción ahora que me re gusta y todo. Y tengo pocos views para la industria de los likes. Pero la canción va a seguir creciendo porque está buena, entonces no me preocupa tanto. No estoy en esa carrera de tener que satisfacer. O con “Pyrámide”, me dicen que está re bueno hoy y en 2010 tenés cuatro canciones con autotune, un año que no lo usaba nadie, tres o cuatro no más. Yo le mandé en “Tomen distancia”, “Gisela”, “Mostro” y “Gira gira”, y hay varios de esos que son full autotune. Así que ahora no me pueden decir nada que canto con autotune, si ya lo hice hace diez años. Y más allá de que no lo hubiera hecho y lo hiciera ahora porque me gusta, creo que en la música y el arte en general, no podés estar siendo condescendiente con todo el mundo. No podés dejar contento a todos, arranquemos por dejarte contento a vos, y con eso vas a generar la energía para atraer gente que tenga la mentalidad abierta como uno. Me encanta ver que en mis shows las edades van desde 18 a 40 años. En Spotify también van desde los 18 a los 44 en el mismo porcentaje, el porcentaje mayor es de 25 a 34 creo. Pero desde 18 para mí es una gloria eso, que la gente pueda disfrutar. Cuando vienen a un show mío saben que va a haber rap, va a haber funk, solos de viola, un pianista que se toca todo y un batero que la parte. Eso para mí es re importante. Me ha costado mucho, algunas veces he tratado de encarrilarme, en la época de El apagón (2007), que es un disco hip hopero realmente, me he tratado de adoctrinar, de meterme en una, pero no me sale mucho tiempo mantenerme en un carril. Soy bipolar musicalmente, no puedo no tirar distintas melodías porque me siento insatisfecho. Porque puedo mezclar dos mundos en una canción y me gusta eso.
¿Cómo fue tu trabajo en la musicalización de la película 4×4?
Trabajar con el time code y con las imágenes es muy loco, tenés que meter algo en cada segundo y era un desafío porque lo compuse mirando la pantalla. Ellos me mandaron unas referencias estéticas de lo que querían, un acercamiento de cierta paleta de sonidos que ellos sentían que culturalmente iban con la película y trabajé sobre ese flash. Y cómo se dio fue todo muy natural. Yo estaba en los Premios Fénix de cine en México y Mariano Cohn y Gastón Duprat estaban sentados atrás mío. Entonces me dijeron que habían pensado en mí para una película, que querían una canción que tenía que ser medio arriba. Les comenté que venía de sacar Puñal y les dije que no estaba tan arriba, acababa de sacar un disco re denso, pero que me gustaría que lo escucharan porque también había algo de cuerdas. A mí me gustan mucho los soundtracks de películas como los de Ryuichi Sakamoto. Entonces se lo escucharon en el avión y cuando volvieron me llamaron y me dijeron que mi disco era el soundtrack de la película. Encaja perfectamente con el contenido, simplemente había que chopear y listo. Así que fue como darle otra cara a Puñal.
Dante Spinetta se presenta el jueves 12 de diciembre en Niceto Club (Niceto Vega 5510, CABA), entradas disponibles a través de Ticketek. Escuchá “Perdidos en el paraíso” en todas las plataformas de streaming.