El Mató a un Policía Motorizado se prepara para uno de los shows más grandes de su carrera. El sábado 14 de diciembre se presentarán en el Estadio Malvinas Argentinas para cerrar un año que tuvo muchas aventuras. La banda platense tiene kilómetros y kilómetros recorridos con su música, desde casi toda Sudamérica a Estados Unidos y luego a Europa, llevando las canciones de La síntesis O’Konor y la poderosa energía que irradian sus melodías. Hablamos con Santiago Motorizado sobre los frutos de su último disco de estudio, su nueva canción “El perro”, y lo que depara el sendero del futuro.
2019 fue intenso y con mucho recorrido para El Mató. ¿Cómo es tu balance del año?
Hoy justo estaba revisando las fechas, ya que todas las fechas de El Mató las tengo en una carpeta. En mi casa es lo único que está ordenado, todo por mes, todo por año, es la carpeta que uso para guardar los dibujos y los diseños que hago para cada fecha. Y estaba viendo que, porque yo lo sentí muy intenso y lo fue, pero tocamos mucho menos que otros años y es loco eso. Porque hay menos cantidad, pero más recorrido, viajamos mucho. Y también estamos tocando en lugares más grandes y eso genera otra energía. Por ejemplo, tocar en Atenas que es un lugar mítico en La Plata y que venga tanta gente en estos momentos de crisis. Ahí también se mezclan un montón de cosas que uno va sintiendo durante el año. Es espectacular y gratificante, y esa intensidad vale doble.
Su música está teniendo cada vez más repercusión en distintos países y cada vez más lejos. ¿Cómo vivieron la gira?
Desde que salió el disco fuimos a México como cuatro veces. También fuimos a lugares nuevos, El Salvador, Costa Rica, Guatemala. De Sudamérica hicimos todos los países, menos Bolivia y Venezuela que nunca fuimos y esperamos que se concrete pronto. Y en Europa lo que pasó fue que veníamos tocando hace mucho ahí, desde La dinastía Scorpio que se generó algo muy fuerte con España y eso estuvo increíble. Pero con La síntesis volvimos a lugares que no íbamos hace un montón, como fue Londres, Berlín y fuimos a París por primera vez. Volver a Londres fue muy loco, porque cuando fuimos la primera vez en el 2010, fue todo un viaje de aventura pura porque nadie conocía nada y tocamos un miércoles. Era la fecha de un brasilero que conocía nuestra manager internacional y fue muy de rebote, tocaban dos bandas inglesas y nosotros abríamos… no había nadie, eran cuatro personas como mucho. Pero nosotros estábamos felices de la vida. Era la primera vez que estábamos en Europa e incluso como turistas, fue mágico. Entonces cuando nos llamaron ahora, ocho años después, nos llamó la productora con una propuesta fija, cosa que si nos decían de ir a porcentaje nuestra respuesta iba a ser que no, porque nuestra experiencia era la de esas cuatro personas. Pero como nos pagaban todo, pasaje y hotel, les dijimos que sí; obvio que no le íbamos a contar nuestra experiencia, mejor que se sorprendieran. Fue espectacular porque cuando tocamos estaba la sala llena esta vez. Una sala para 500 personas en Londres llena, una locura. Obviamente descubrimos que había mucho público argentino y mucho latinoamericano, gente de Perú, Colombia, México, pero también ingleses y un público anglosajón más curioso o que alguien lo llevó, o que nos vio en algún cartel de un festival de Europa y les llamó la atención.
Romper las barreras del idioma es toda una victoria…
Eso tiene también un doble de magia, porque atravesar el idioma siempre es lo más difícil. Me acuerdo que estaba en el público el bajista de Liam Gallagher, porque después lo vimos en las historias de Instagram, que no lo conoce nadie pero para nosotros fue como un trofeo que esté diciendo que le gustaba El Mató. Me acuerdo que otra vez pasó algo muy loco, en un Primavera Sound yo estaba viendo solo a Radiohead y me adelanté bastante en el público. Radiohead toca bajito y la gente está como si fuera un teatro, y en un momento escucho hablar detrás a un chico que le cuenta a su amiga, en inglés, que había visto hacía un tiempo en el Primavera Sound una banda que le había gustado y le pareció muy poderosa. Yo no sé mucho inglés, pero en un momento empieza a cantar “Nuevos discos, nuevas drogas.” Entonces me giro porque pienso que lo está haciendo apropósito porque me vio, pero ni bola. Y le pregunté si le gustaba El Mató, y me presenté como el cantante. Se volvió loco el chabón, era un escocés. Un delirio, estaba re contento con sus amigas abrazándome. Y toda esta casualidad mirando Radiohead, todas esas conexiones son muy raras. Me acuerdo también de un croata que nos escribía siempre cuándo íbamos a ir a Croacia, pero nosotros solo nos reíamos porque nadie nos iba a invitar. Entonces se tomó un avión a Berlín para vernos o gente de Suiza que iba a Francia a vernos. Cosas mágicas que generan las canciones.
El director mexicano Julio Hernández Cordón incluyó una canción de El Mató en su película Atrás hay relámpagos, y después te invitó a tocar en su festival de cine en Guatemala.
Sí, me llevó él, fue un festival de cine que hace Julio, muy independiente, un festival hermoso y la película también es hermosa. Lo conocí en un festival de Mar del Plata cuando estaba presentando Te prometo anarquía que la filmó en México, que también me encantó. Entonces lo fui a saludar, diciéndole que estaba buenísima la película y enseguida me reconoció y ahí armamos la conexión. Un crack.
Vos también estás haciendo un ciclo de cine. ¿Qué fue esa experiencia?
Me convocaron desde el cine Select en La Plata que es una sala muy linda en el pasaje Dardo Rocha. Lo hago todos los martes y es algo que está bueno porque yo soy muy ermitaño, pero el cine también es para ermitaños, porque salís de tu casa y te metés en un lugar oscuro y solitario. Además, elegir las películas y verlas en pantalla gigante, últimamente las estoy eligiendo más para verlas yo, porque cuesta mucho que vaya la gente. Los de la sala me dicen que es un éxito, hay 20 personas y para ellos es re sarpado. Lo disfruto un montón porque me copa todo, elegirlas, verlas, las presento y charlo un poquito de las pelis. Ahora quiero hacer una especie de podcast, también para sacarme un poco las ganas de hablar de cine. Porque sino lo hago solo por Twitter y es muy polémico, tenés poco espacio y tenés que ser concreto. No terminás de desarrollar ideas y genera polémica, odio, la gente se transforma en troll en dos segundos. Incluso me copa cuando hay alguien hablando de cine en general, que por más que no concuerdes, una explicación larga, bien hecha, con cariño, está buena en sí, es una visión que está buena escuchar. Te corre el eje para que veas otras cosas del arte, incluso enamorarte de cómo esa persona está enamorada de ciertas cosas. No enamorarse de lo que aman, sino de cómo lo sienten. Hay algo en describir tus emociones que está bueno y me gustaría poder hacerlo en algún momento.
Hay algo muy cinematográfico en tu forma de expresarte, fuera de la música, como en las fotos de autos abandonados que publicás en tu Instagram. Una estética que está relacionada con El Mató, como en las tapas de la trilogía. ¿Viene más por el lado de la distopía y la ciencia ficción o es algo nostálgico?
Un poco nace por el amor a cierto cine, Mad Max por ejemplo, un futuro post apocalíptico. Pero también hay algo como de nostalgia, me gusta a eso, agregarle un epígrafe que se salga de lo puramente visual. Está bueno que lo visual, no acompañe lo musical o lo lírico, que se corra un poco y se genere volumen entre las diferentes patas de toda una obra. Eso da un espacio que uno va completando cosas, porque hay una conexión, pero no es una conexión literal. Me copa hacerlo y verlo en otras obras también.
En relación a tus dibujos, durante la búsqueda de Santiago Maldonado la gente reclamaba con un cartel con la pregunta “Donde está” y un dibujo que vos habías hecho de su rostro. Ese dibujo estuvo en todas las convocatorias multitudinarias de la gran ciudad hasta en su funeral en el pueblo. ¿Qué sentiste cuando algo que hiciste tomó esa dimensión?
Me generaba situaciones desencontradas porque todo era alrededor de una tragedia horrible y a la vez estaba bueno, porque sentía una especie de orgullo de que algo artístico mío sirviera. Además Sergio, su hermano, es una persona hermosa y haberme podido contactar con él y conocerlo ya me pareció muy especial. Es esa cosa importante de sentirse útil con algo artístico, en eso puntual me puso contento que haya servido para algo, después todo el contexto fue una mierda claro. Pero siempre hay una discusión ahí en cuán útil o no puede ser el arte y las canciones.
¿Qué le sigue a La síntesis O’Konor?
Tenemos varias ideas y eso me entusiasma, ideas hay un montón y hay que desarrollarlas, hacerlas. Todavía queda como una cola final de La síntesis, ahora vamos a sacar unas canciones inéditas de cuando fuimos a Sonic Ranch a grabar el disco. Le hicimos un video a una que nos gusta mucho y quedó muy bien, porque además fue un laburo grande que hicimos en 16mm. Nos enloqueció la idea y fuimos para adelante, pero es caro. Convocamos al director de fotografía de la película Pizza, birra, faso [Marcelo Lavintman]. Para manejar un tipo de cámara que filme con ese tipo de soporte, necesitás un especialista en el tema y nos ayudó un montón. Queríamos sacar un pequeño disco con todas esas canciones que quedaron afuera del corte final de La síntesis pero que son parte del mismo universo. Después hay varios artistas que hicieron reversiones de las canciones de La síntesis y queríamos hacer algo con eso también. Después otra cosa, durante la gira de La síntesis, fui haciendo videos pequeños, como posters animados y Agustín, nuestro tecladista, estuvo como haciendo versiones en 8 bits, muy cortitos para darle música a esos video posters. Así que capaz que hacemos algo también de eso, para cerrar el ciclo. Tenemos el proyecto para hacer un disco largo, pero también hay canciones que están bastante cerradas que podrían ir saliendo solas.
Produjiste el disco de Amaia Romero. ¿Cómo fue esa experiencia?
La conocí porque me mandaron los links de ella cantando las canciones de El Mató en la academia de Operación Triunfo, no conozco mucho el programa, pero es tipo Gran Hermano, que están encerrados y siendo filmados las 24 horas. Me gustaba porque era un contexto raro para tocar canciones de El Mató. A priori, pero después me di cuenta que no, porque podía ser tranquilamente. Canta bárbaro y además toca el piano re bien. Después encima ganó, obviamente hinchábamos por ella, y se hizo muy famosa más allá de que haya ganado o no, ella tiene un carisma muy especial que conecta mucho con la gente. Después el encuentro fue más que nada porque ella quería tener una devolución, estaba en un proceso creativo, quizás un poco dudando, como cualquier proyecto nuevo que alguien arranca, que explora y que nunca hizo. Entonces, como le gustaba mucho El Mató, me convocó para que nos encontremos, también tenía ganas de que hagamos algo juntos, alguna canción o una mezcla de ideas. Y nació así, me fui a Barcelona, me mostraba canciones en la sala de ensayo. Yo estaba un poco nervioso, porque no sabía bien qué iba a suceder. Imaginé que me llamaba para ayudarla del lado compositivo, pensé que quizás cantaba muy bien, pero no le salía tanto componer, pero cuando escuché sus canciones que estaban buenísimas empecé a pensar para qué me habían llamado. Además es muy joven, cuando la conocí tenía 20 años recién cumplidos y con un talento increíble. Y lo que me entusiasmó fue que, a pesar de que ella tenía canciones hermosas, salieron cosas juntos. Nunca hice una composición con alguien, por eso me daba mucha timidez. Siempre estoy solo, en mi pieza, armando cosas y escribiendo, y recién cuando estoy seguro de eso se lo muestro a la banda. Pero estar mano a mano ahí con alguien, me da nervios. Con ella hubo una conexión muy buena que estuvo todo bien enseguida y hubo confianza y la ayudé con estructuras y melodías. Con esa buena química que surgió, apareció la idea de que haga la producción del disco. Iba a ir por una semana, que se extendió a un mes y después la grabación la vinimos a hacer a Buenos Aires y otra parte en Chile. Estuvo muy divertido y además hacerlo con ella lo volvió todo más sencillo porque es muy buena artista y además como persona. Las canciones tienen un corazón que se apoyan en su piano y la voz que la rompe mal y eso lo hace más fácil.
¿Cómo se preparan para la fecha de cierre de fin de año en el Estadio Malvinas Argentinas?
Con ansiedad y con ganas, es un lugar que nunca tocamos y aparte es grande, que eso genera siempre mucha expectativa. Porque la celebración mientras más grande es mejor. Está bueno que se cierra el año con eso, nos vamos a dar un espacio para recorrer cosas que generalmente no veníamos haciendo. Canciones un poco olvidadas en el repertorio y también las canciones nuevas que estamos por sacar también sumarlas a la lista.
El Mató a un Policía Motorizado se presenta el sábado 14 de diciembre en el Estadio Malvinas Argentinas (Gutenberg 350, CABA), entradas disponibles a través de Ticketek. Escuchá “El perro” en todas las plataformas de streaming.