Gonza Nehuén acaba de llegar a Godoy Cruz, una de las tantas localidades que rodean el centro de la ciudad de Mendoza. Cuando le pregunto por el viaje parece despreocupado, asegura haber dormido las quince horas que tardó el micro en devolverlo a su ciudad de origen, después de tocar en Buenos Aires con distintas bandas amigas. Gonza fue el baterista de la mítica banda mendocina Lavanda Fulton y participó en todos los proyectos que de ella se desprendieron: el dúo electrónico experimental Fideos con tuco, Las cosas que pasan y Tito; también fue el encargado de las baterías en el disco Sensualista de Las luces primeras. Luego de una extensa trayectoria musical en la escena mendocina, Gonza regresa a Buenos Aires para presentar Las partes, su primer disco solista.
Podríamos describir Las partes como un viaje electrónico, un paisaje sonoro plagado de sintetizadores y letras melancólicas equilibradas, expresadas con la intención justa y en el momento justo. El disco nació como un entramado de maquetas caseras de música electrónica que finalmente consiguieron la sinergia necesaria para construir un todo superior a sus partes. Los ocho tracks del disco pueden ir de un synth pop lento a una electrónica bailable sin que nos demos cuenta. En los múltiples climas que tejen Las partes, Gonza une dos mundos, crea un concepto, multiplica las energías.
En el principio fueron las partes
Mucho antes del estallido y la etiqueta del manso indie Lavanda Fulton era, junto a Mi amigo invencible, una de las bandas referentes de Mendoza. Por lo tanto, la historia de Las partes es también la historia de un grupo de amigos y músicos que generaron una simbiosis capaz de establecer un nuevo paradigma en el movimiento del rock argentino. Como en la conocida frase de Aristóteles “el todo es más que la suma de las partes”, este disco nació de una sumatoria de elementos que juntos formaron algo más grande y con una fuerza propia.
¿Cómo fue la génesis de Las partes? ¿Qué fue lo que te impulsó a sacar un disco con tu nombre?
Todo empezó con Lavanda Fulton. Dejamos de tocar porque partió uno de los integrantes y ahí se terminó la banda. Si bien todos estudiábamos algo, yo era el que siempre agitaba con ser músico. Toco la batería desde los nueve años, soy DJ desde los veinte y a los veinticinco me pasé al piano y los sintetizadores, ahí fue el despertar de querer hacer mi propia música. Cuando se terminó Lavanda Fulton quedé medio en bolas, hasta que armamos Fideos con tuco con Leandro Pezzutti (Peluqui) de Las cosas que pasan. Siempre tuve ganas de hacer un disco pero no me daba, como que no sabía. Entonces me compré una placa de sonido y empecé a producir house. Después aprendí a tocar el piano y emprendí un camino de querer hacer música solo, todo fue derivando en eso. Cuando empezó Fideos con tuco era juntarnos, comer, fumar porro y hacer una canción por noche. En una sola noche terminábamos la canción, la mezclábamos, la masterizábamos y ya quedaba. Con Fideos con tuco sacamos tres discos, después Peluqui hizo Las cosas que pasan y yo sentí que era el momento de hacer un disco mío. Milton y Sebas, que eran los otros integrantes de Lavanda Fulton se fueron a Barcelona un año y yo me quedé acá para grabar. Como tenía unos ahorros me lo tomé a lo Pink Floyd y me quedé cuatro meses en mi casa haciendo un disco, no me importó nada.
El sueño del pibe.
Claro, comiendo arroz todos los días pero lo hice de esa manera, solo me dediqué a eso. No me veo haciendo otra cosa, era la única opción.
A diferencia de otros proyectos en los que participas, en Las Partes aparece tu voz. Por momentos el disco se vuelve autorreferencial, habla de estar perdido, sin fuerzas, el desafío con uno mismo, aprender de los errores, sacarse el miedo. ¿Cómo fue ese proceso de poner las palabras en tu música?
Marce de Lavanda Fulton vivía conmigo y su partida fue muy traumática para mí. Hay algunos temas que parecieran ser de amor pero en realidad son para él. Fue perderme en la situación de haber dedicado toda la energía de mi vida a una cosa y de repente quedarme con las manos vacías, por eso decidí construir algo desde cero. Al principio no sabía sobre qué escribir en el disco porque nunca había escrito canciones, en los otros grupos podía sugerir palabras, frases o temáticas, pero nunca me había hecho cargo de escribir yo las letras. Entonces dije ya fue, y escribí lo que me fue saliendo, fue la parte que más me costó, me costó abrirme. También fue encontrarme con que no tenía a nadie al lado que me dijera “sí dale, buenísimo” o “esto sí, esto no”. Al final terminé hablando conmigo mismo en las canciones.
¿Cómo fue la grabación de Las partes?
Como tenía la experiencia de haber grabado las baterías en Sensualista de Las luces primeras se me ocurrió empezar con las baterías. Fui al estudio de un amigo y volví a mi casa con los audios exportados en mp3. Eran tomas de veinte minutos de batería, eso lo fui cortando y armando en partes, como un productor de música electrónica. Por eso el disco se llama Las partes, porque es una sumatoria de partes, son las partes del todo, nada es posible sin las partes. Con eso más un sinte y un secuenciador de ocho canales lo empecé a producir en el living de mi casa. Lo hice así, como todos los mendocinos, que hacen todo sin guita. Ese es el punto común de todas las bandas de acá. En un momento me trabé y lo llamé a Luis María Cabezas. Le mandé las baterías y las pistas con las indicaciones y armó las sesiones, se encargó de toda esa etapa. Yo lo hice de un modo más lúdico, soy un cincominutista y se me hace muy difícil mezclar, no puedo estar seis horas con un solo sonido. Luis fue el productor de los tres discos de Lavanda Fulton y con él siempre tuve esa simbiosis de mostrarle algo y que lo aprecie tanto como yo. A diferencia de otros productores él no quiso cambiar nada, porque si lo cambiábamos ya era otra cosa. A veces veíamos las cosas de formas diferentes y eso fue derivando en lo que finalmente quedó. Fue difícil mezclar a distancia y llevó tiempo pero se logró. Le hicimos un tratamiento de cinta que le dio mucha personalidad al disco.
Encuentro entre dos mundos
El disco contiene algunos pasajes tranquilos, otros más rockeros y también fragmentos electrónicos largos e instrumentales que forman una unidad. ¿De dónde proviene toda esa mezcla?
Soy DJ desde los veinte años, entonces los demos tenían una impronta más house, eran demos de música electrónica, lo que yo escuchaba cuando empecé a grabar el disco, me refiero a artistas como Nicolas Jaar o Floating Points, que son DJs y productores. Pero las influencias del disco son completamente diferentes a lo que resultó ser Las partes. No me gusta ir directamente para el lado de lo que admiro, tomo cosas pero con eso trato de construir algo propio. A mí me gusta la electrónica y me gusta el rock, y me gustan por igual, entonces intenté mezclar esos dos mundos, porque veía que la gente hacía electrónica o rock pero nunca intentaban fusionar las dos cosas. Siempre estuve en ese plan, tengo amigos rockeros y me gusta llevarlos a ver cosas tecno y tengo amigos tecno que me gusta llevarlos a ver cosas rockeras. Eso es lo que más me gusta, siento que ese es mi rol. Hay un poema de Atahualpa Yupanqui que se llama “El destino del canto”, el canto tiene un propósito y yo siento que ese es mi propósito.
¿Cómo viviste el estallido musical de todo lo que después se etiquetó como manso indie? ¿Fue algo sorpresivo o te imaginabas que podía pasar?
El disco Y de Fideos con tuco está hecho con los pibes de Usted señálemelo, Simón y todos ellos. Nosotros desde siempre vimos que en ellos estaba el futuro, por eso nos quieren tanto.
Ustedes son una generación más grandes.
Sí, somos más grandes, pero en un punto no se ve eso, nosotros les mandamos un disco para mezclar cuando ellos ni siquiera habían mezclado el suyo, siempre creímos en ellos. Creo que ahí está la historia. El disco de Alicia lo produjo Seba, bajista de Lavanda Fulton, cuando Luca Bocci tenía 16 años y Ahora lo grabaron con Peluqui. El disco del Bocci es el disco más lo-fi que yo he visto, está hecho con un 58, una placa Focusrite y una computadora a la que le faltan teclas, es una cosa que tiene espíritu. Algo muy propio de nuestra generación es que le damos toda una entidad a la situación de grabar, la llenamos de importancia, queremos hacer un hecho solemne de cada disco. Y veo que los pibes no son así, ellos van y graban. Cuando hicieron el nuevo disco de Perras on the Beach yo no podía creer la velocidad con la que grababan. Yo tengo 31, el Bruno (bajista de Perras) acaba de terminar la secundaria, eso nos alimenta. Pero nunca sentí que ellos fueran una generación más chica, nadie planteó ustedes son los más chicos, nosotros los más grandes. A todos nos gusta lo que hacen los demás y es natural porque la música que hacen todos está buena. Y nada hubiera sucedido sin esa simbiosis y sin la seriedad que hay, porque nadie está haciendo nada en joda, eso está bueno, es una cosa que se va retroalimentando. La cooperatividad siempre va a traer buenos resultados, creo que esta nota no salía si no fuera por todo lo que está pasando con los pibes. El carro lo tiramos entre todos.
Todo termina bien
¿Cómo vas a llevar el disco al vivo en las presentaciones que vas a hacer en Buenos Aires?
Las partes fue la idea de hacer una música que pudiera tocar solo, por eso invertí mucho en el set, toco seis instrumentos a la vez. Va a ser un show muy tecnológico, quiero que el público vea algo que nunca haya visto. En vivo disparo baterías previamente grabadas pero a diferencia de otros DJs que usan baterías electrónicas yo uso baterías acústicas. Por eso me siento como solo en esto y me da un poco de miedo, porque si busco ejemplos de algo parecido no hay. Ese miedo termina siendo lo que más me hace flashear, tocar solo como un DJ pero la idea es que suene como una banda, armar climas con los sintes, que el show no pare nunca, como un DJ set pero de Las partes. Y también sumar cosas nuevas, el plan es que sea orgánico.
¿Planes a futuro?
Estoy grabando el segundo disco y voy a empezar a producir algunos proyectos amigos. Me estoy centrando más en lo mío y estoy muy feliz en cómo se viene dando todo. Hice una gira para presentar Las partes en el norte de Argentina. Ahora me preparo para presentarlo en Capital Federal y en La Plata, después la idea es hacer una gira por el sur. En diciembre voy a abrir con un live set a Stephan Bodzin, un DJ alemán muy groso, eso me abre un poco el panorama también como DJ. Creo que la clave es caminar, no dejar de estar activo nunca.
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Gonza Nehuén presenta Las partes el viernes 17 de agosto en La Rosa China (La Plata) y el domingo 19 de agosto en La Tangente (CABA).