Levadura Bailable es un show en el que Gustavo Sala se sale de su faceta como dibujante, aunque no del todo. “Historias insólitas, chistes inentendibles, lenguaje inapropiado y espíritu punk” son las palabras que usa para describir lo que sucede en escena. Para este espectáculo cuenta con el acompañamiento musical de Pelu Romero y otros invitados que aparecen a lo largo del show.
Aprovechamos el estreno del espectáculo para charlar de diversos temas con el historietista.
¿Cómo surge la idea de Levadura Bailable?
Reparto mi trabajo entre escribir y dibujar historietas y hacer radio, dos actividades un tanto estáticas y hasta cómodas. Quería hacer algo donde tuviera que poner el cuerpo y trasladar el humor a un escenario haciendo algo parecido a un “espectáculo”, pero agregando el nervio, la improvisación y la incomodidad. En Levadura Bailable canto, bailo, grito, digo cosas graciosísimas, y sobre todo, paso muchísima vergüenza.
Trabajaste en radio, gráfica y ahora en el teatro. ¿Con que otro formato te gustaría experimentar?
Mi próximo proyecto es una película. Tenía una idea de un tipo que revive dinosaurios y hace un parque de diversiones con ellos pero me cagó la idea Spielberg.
Cada vez hay más censores de lo moral sobre lo que se publica. ¿Eso te condiciona con algo?
Estamos viviendo una época de hiper corrección política que debería ser muy inspiradora para los humoristas. Los condicionamientos que esto puede generar son a veces un tanto inconscientes. Los humoristas somos humanos y por lo tanto tenemos dudas, dilemas y cometemos errores (o podemos cometer). Lo peor que puede pasar es que nos auto censuremos. El humor que me gusta molesta, incomoda, perturba y, hasta a veces, causa gracia. Estamos al borde de que se lance una lista oficial con las cosas con las “se puede y no se puede” hacer humor. Y eso sería hacer “humor oficial”. Y el humor es, o debería ser, exactamente lo contrario.
¿Existe una temática que te complique más a la hora de encararla con humor?
Quizás lo que más me cuesta manejar en términos humorísticos sea la política y la coyuntura. En mi tira “Bife angosto” de Página 12 suele aparecer en cierta forma la actualidad pero de manera más lateral. Más que la realidad lo que me interesa es la irrealidad. Pero lo que vemos todos los días y lo que nos rodea en la vida diaria está lleno de cosas y situaciones para que las agarremos, las demos vuelta y les agregamos psicodelia.
¿De dónde nace el humor? ¿Son situaciones que tomás de la cotidianidad o surgen de la búsqueda?
Esas son preguntas que me hago permanentemente. ¿De dónde nace el humor? ¿Nace? ¿Y si nace, muere? ¿Se reproduce? ¿Tiene hijos? Mucha gente piensa que cuando se habla de humor se habla solo de “contar chistes” y el humor es mucho más, es un estado, es una manera de pensar, es hasta una ideología. Ya ni siquiera sabemos si la risa es lo más importante. Una señora que se cae en la calle y nos causa gracia, ¿es humor? Cada vez entiendo menos.