Meses atrás, Juan Ibarlucía publicó con su esperado debut en solitario titulado La tempestad. En este trabajo, el músico y productor argentino integrante de la banda Pommez Internacional se lanza hacia un nuevo horizonte, explorando emociones intensas y fusionando diferentes estilos con instrumentaciones no convencionales.
A lo largo de una decena de tracks, La tempestad profundiza en una experimentación multilateral que abarca desde sintetizadores y guitarras hasta pianos, percusiones, orquestas de tango y cuerdas, bets, ruido y grabaciones de campo. Ibarlucía entrelaza hábilmente una red musical en un encuentro ritualista que converge con el caos y el equilibrio de la ciudad. Unifica una diversidad de elementos en torno al deseo y sus consecuencias, creando una experiencia ensoñadora de sentimientos y reflexiones donde nos muestra que hay una luz brillante más allá de la tempestad.
En conversación con Indie Hoy, el artista eligió algunos de los libros que lo inspiraron en el proceso de creación de su último LP, que presentará en vivo este domingo. Desde obras de música vanguardista hasta ensayos y poesía, la selección abarcó diferentes géneros y temáticas. Estos libros despertaron la curiosidad de Ibarlucía, quien encontró en ellos aristas que decidió destacar en su creación. En esta oportunidad, cada título fue una pieza clave en el rompecabezas creativo de La tempestad, aportando matices y perspectivas que enriquecieron su más reciente obra conceptual.
El arte de los ruidos de Luigi Russolo
La música, como la entiendo yo, tiene que ver con el arte de los ruidos. Está en la idea de una poética musical o una forma de pensar la música, donde tienen el mismo valor instrumentos tradicionales y cosas que no están concebidas para ese fin. Pueden ser desde objetos, o materiales como el plástico, el acero o dispositivos electrónicos. Algo alucinante de ese manifiesto es que que describe intuitivamente instrumentos que son por ahí parecidos a los samplers de los ochenta.
Mis últimos dos proyectos, Infierno porteño y La tempestad, de alguna manera son discos que tienen una relación con el ruido distinta a discos anteriores que yo había hecho con Pommez, donde había una relación con una banda más tradicionalmente distinguida. En algún momento, la realidad misma me fue poniendo en un contexto de estar por un lado forzado a trabajar con elementos no tan tradicionales, y también un interés ligado a un recuerdo de mi infancia.
Yo toco la guitarra desde que soy muy chico, mi vieja era pianista, y me acuerdo de que veía fotos de sintetizadores modulares y me parecían lo más sexy del planeta. Esa relación intuitiva de sensualidad sigue estando, y siento que eso me fue llevando de una manera muy lúdica a una voluntad de experimentar. Pero siento que, en definitiva, experimentar es la palabra pretenciosa para el juego. Capaz que hoy, al Manifiesto Futurista se lo podría renombrar como El juego de los ruidos.
Versos de la calle de Álvaro Yunque
Este libro me interpela, no necesariamente porque sea mi favorito, sino porque es un libro con el que tengo una historia medio loca. Ese libro me parece una deformidad, lo encontré en una librería de Salta. Álvaro Yunque fue parte del Grupo Boedo, era medio amigote de Roberto Mariani, un tipo bastante vinculado al tango. En el 77, la dictadura lo prohibió y el tipo era medio anarco. Durante esa época en Argentina había muchos anarquistas versus socialistas, versus peronistas después. Un clima donde la intelectualidad estaba muy polarizada políticamente.
Es un libro de poemas muy concretos y tiene un poema que me impactó mucho, sobre una estación eléctrica. Más allá de la descripción de la ciudad y de la cuestión realista, lo que me impresionó era la glorificación de la vida urbana moderna. Son poemas escritos con la oreja pegada al cemento. Y a mí en particular me pasa algo en relación a eso, siento que mi sensibilidad está muy vinculada al cemento. Es una sensibilidad que está construida de la experiencia urbana. No digo que no puedo hacer una canción sobre una montaña, algún día la haré, pero a mí lo que me mueve, es la ciudad. Es el bardo, el caos, me siento cómodo ahí.
La ciudad no es el eje de La tempestad, pero todas las reviews que salieron sobre el disco hablan de la cuestión citadina, hablan de la música del tango. Y no es que sea una cosa programática, sino que se venía filtrando. Incluso, siento que también la relación que yo puedo tener con el punk, con el noise o con la contracultura de ese estilo, todo eso coexiste en mi sensibilidad.
El amor es una droga dura de Cristina Peri Rossi
Cristina Peri Rossi es una poeta uruguaya que, de alguna manera, tiene un montón de cosas que están vinculadas a La tempestad. Cuando salieron los primeros singles, estaba leyendo mucha poesía erótica. Cuando arranqué todo esto, yo empecé a componer estos temas en medio de una separación y con el corazón roto, y algo que me pasaba era que sentía que necesitaba escribir desde un lugar auténtico. Desde un lugar que no tuviera que ver con una impostación o con un gran proyecto narrativo, sino algo que tuviera que ver con mi sinceridad íntima.
Y en ese proceso, al comenzar a escribir, sentía que eso me estaba costando un poco. Entonces me puse a leer mucha poesía erótica y sobre todo mucha poesía escrita por mujeres. Cristina Peri Rossi, Juana de Ibarbourou, María Negroni, Alejandra Pizarnik. Encontré una elaboración de la intimidad increíble, una forma de escribir sobre lo íntimo, transformando lo íntimo en algo fascinante. No es como leer un diario de alguien que cuenta lo que pasó, sino que se transmutaba en una cosa increíble. Hay algunos temas del disco que están muy influenciados por ese tipo de lectura. De hecho, por ejemplo, “Animales nocturnos”, que es un tema de los más raros del disco, tiene fragmentos de un poema de Pizarnik.
En este recorrido, esta sería la estación vinculada al público, a lo corporal. La primera tiene que ver con los ruidos, la segunda tiene que ver con la calle y la ciudad, la tercera tiene que ver con la calentura y el cuerpo. La tempestad es un disco más caliente que Infierno porteño, que es más agresivo.
Cuatro cuartetos de T. S. Eliot
Es mi poema favorito del universo. Todo ese libro tiene una serie de reflexiones extraordinarias alrededor del paso del tiempo, los ciclos de naturaleza, la fertilidad e indirectamente también de la paternidad. Es un poema místico y hace una lectura muy particular de ciertas concepciones religiosas que tienen que ver con la India, con el budismo zen, y las traduce de una manera que a mí me emociona mucho, que siento que es muy real.
Hay cosas que están en ese poema que para mí describen cómo las cosas son, cómo el tiempo funciona. Es un poema sobre la trascendencia a través de la obra, no solamente de arte, sino también sobre la obra de vida. En ese sentido, siento que La tempestad es un disco medio fuera de época, que estamos en un presente que está tan obsesionado con lo inmediato, con lo inmanente, con la gratificación instantánea, con una suerte de confusión masturbatoria sobre las cosas. Y La tempestad, en muchos lugares, intenta dar cuenta de otra cosa, de otra experiencia vital.
Todas las referencias a las marcas en el cuerpo, tatuajes, “mi corazón es un hotel de alojamiento”, el ardor… Es un disco sobre las marcas de la vida y sobre recibir esas marcas de una manera como kintsugi. Es una práctica japonesa que cuando se rompe la cerámica, y en vez de repararla para que no se note, se pinta de dorado el contorno donde se rompió, de forma tal que el objeto muestra sus marcas y las muestra con orgullo.
Generación Dakou de Yan Jun y The Creative Act: A Way of Being de Rick Rubin
Dos libros muy contemporáneos en el sentido de que atacan cosas muy de ahora, y basados en experiencias. Yan Jun hace discos muy alucinantes, por ejemplo, tiene un disco que lleva 15 minutos de vida que son dos tracks de un minuto construidos a partir de objetos cotidianos. Otro que se llama, “Hard Disk”, y es el sonido de su disco de la computadora calentándose. Otro que se llama “Sex”, y es él viendo porno.
Él trabaja mucho en la frontera del curso sonoro y lo recomiendo mucho porque es un libro que abre muchas puertas. Te permite pensar la práctica sonora y la artística musical desde un lugar muy heterodoxo, muy provocativo. Me parece un libro muy pertinente en un contexto como que estamos ahora de sobrepoblación sonora, de música, streaming, publicidad, tráfico, piso de ruido, sonidos eléctricos. Somos los humanos más afectados por el ruido de la historia de la humanidad. El mundo hace 200 años era un mundo mucho más silencioso. Entonces la pregunta sobre qué hacemos con los ruidos me parece importante. ¿Y qué significan los ruidos? ¿Qué significan políticamente, socialmente, espiritualmente?
Y en la misma línea, casi como de extra, está el libro de Rick Rubin, porque es un tipo que viene del corazón del mainstream norteamericano. Produjo cosas que han vendido millones de copias, y si bien tiene algunas cosas medio new age que no me gustan mucho, su reflexión alrededor de qué es lo importante de la música y qué es lo importante del acto creativo me parece muy adecuada. Me parece que es una lectura que puede tener un impacto muy grande en quienes estén leyendo esto, sobre todo porque es un libro muy apto para todo público.
Juan Ibarlucía se presenta el domingo 9 de julio a las 18 h en Usina del Arte (Av. Don Pedro de Mendoza 501, CABA), la entrada es libre y gratuita con reserva a través del sitio de Vivamos Cultura. Escuchá La tempestad en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).