Uno tiende a olvidarse que los artistas son personas como uno. Quizás es porque se convierten en nuestros héroes no ficcionales, ejemplos vivientes de una envidia sana. Respiran, comen, duermen, y hasta juegan torneos de FIFA con sus amigos como uno. Tienen dificultades personales y momentos sentimentalmente implosivos como los que tenemos todos. Su trabajo se dedica de lleno al sacrificio y la paciencia porque se enfrentan a diario a la incertidumbre absoluta. Pero qué lindo sería que tu trabajo sea ser parte de La Vida Bohème.
Una llamada telefónica realizada desde las dos puntas de Latinoamérica entre nacionalidades vecinas, por un lado un colombiano y por el otro un venezolano; él desde México, y yo desde Argentina, hoy se convierte en un artículo con los secretos de La lucha, el último disco de La Vida Bohème. La entrevista con Sebastián Ayala es casi como charlar con un amigo con el que estás de acuerdo en todo. Nos contó sobre la creación del disco, su producción, y de lo que llevan de la gira. La Vida Bohème vuelve a la tierra de sus iniciales influencias a Niceto una vez más para cerrar su primera trilogía.
Sobre el álbum
¿De dónde salió la idea de la trilogía y por qué?
No lo sabíamos desde el principio. No nos podemos programar a varios años y el hecho de cerrar esta trilogía fue cuando estábamos cerrando Será. Nos dimos cuenta que podíamos formar una frase y así fue. Sentíamos que se creaba una idea acompañada narrativamente. La trilogía está muy ligada a los órganos del ser humano que son los órganos que para nosotros son muy importantes. Nuestra es el estómago, son las vísceras, son los nervios, pero también son lo más genuino. Será está ligado a la cabeza, es lo práctico, es también los pulmones, tenés tantas cosas encima y a la vez estás tan detenido que lo único que tenés es seguir respirando y sobrevivir. Y también la idea de no enredarte en tu propia mente. La mente está hecha para eso. Cuando uno entiende que la cabeza está hecha para confundirte y ara estropearte ahí aparece La lucha, donde lo que te invita es a irte directamente al corazón.
¿Cuál fue el objetivo del álbum? ¿Qué los motivó? ¿Qué estuvieron oyendo?
Fueron varios pasos. Dejar casa, mudarnos a México. Cuando te pega en la cara la adultez lo hace de una manera muy súbita, fue un poco traicionero. Supongo que las cosas son así, los cambios no se avisan. Y la posibilidad de ayudar a tu familia me lleva directo a Venezuela. Yo soy un chamo de casa, un consentido. A mí me dio durísimo. Pero incluyo tanto lo malo como lo bueno. Nos estamos tomando el trabajo con un ritmo como nunca antes, con horarios de oficina. En Venezuela las cosas se dieron de una manera tan natural, y de pronto agarro un rumbo más formal. Con la mudanza a México pudimos construir nuestro primer estudio donde pudimos estar ensayando, creando 24/7. Sabíamos que en Venezuela no íbamos a tener eso y México nos dio esa oportunidad. Nos sentimos que estamos en Nueva York de los ’70, pero en Latinoamérica. Nos ayudó a tomar el rumbo y agarrar las riendas del proyecto mucho más fuerte. Por otro lado, también nos influenció la gente que hemos conocido tanto acá como en el resto de Latinoamérica y España. Gente como Nacional Records, particularmente Tomas Cookman que de hecho fue una de las voces que puso sobre la mesa la idea de trabajar con Eduardo Cabra. Y así se dieron las cosas. Cuando uno deja las cosas fluir las cosas se dan y esta fue una. Ahí supimos que las cosas iban a cambiar. La mayoría de las cosas que nosotros sabemos hasta ahora nos la había enseñado Rudy Pagliuca junto a Diego “El negro” Alvarez en los anteriores discos. Esa era nuestra vara que ya era bastante alta. Pero con Eduardo la tuvimos que subir.
Sobre la canción “Lejos“, ¿cómo se siente hacer un álbum lejos de casa? Más aún hoy teniendo en cuenta lo que anda sucediendo por casa…
Ese fue también uno de nuestros grandes cambios. Nos subimos la barra psicológicamente (risas). De saber cómo trabajar con sentimientos de nostalgia. Pero trabajar con nostalgia es crear, y al trabajar lejos de tus comodidades es donde aflora otro tipo de personalidad entre todos los miembros de la banda y es donde empiezan, no los conflictos, sino los cambios. Fue difícil porque es el primer disco que grabamos fuera de Venezuela, donde teníamos todo cerca, todo más asequible. En Puerto Rico no era así, no estaban los contactos ni el tiempo con el que contábamos en Venezuela.
¿A puro huevo?
A puro huevo, con garra. Te refuerza y te desarrolla otro tipo de personalidad. Eso es lo que ha logrado que este último disco sea diferente. Estuvimos cuatro meses encerrados en nuestro estudio componiendo, arreglando, ordenando el disco, lo grabamos a nivel de maqueta para presentárselo a Eduardo. Y él lo que hizo fue grabarlo y lo dejo increíble, pero además hizo de traductor e intermediario entre nosotros y lo que la gente iba a escuchar. Fue el gran curador de toda la idea.
¿Lo agarró con pinzas?
Lo agarró con las manos limpias, pero con las manos. No le dio miedo y se metió de lleno para hacer un discazo.
“La purga” habla respecto de la tecnología y de lo mucho que ignoramos de ella, un poco la idea orwelliana de Gran Hermano…
Habíamos hablado muchísimo cuando Henry estaba escribiendo la letra de eso, con influencias en series como Black Mirror. Y nos pone un poco a la defensiva. Henry ya hizo la prueba de tapar los lentes de la laptop. Ese lente sí te mira, y sabe qué te está mostrando a partir de tus reacciones. Y la invasión de pop ups y lo que te aparece en pantalla se basa en tus reacciones, una vez que tapas el lente las promociones que te aparecen no tienen nada que ver con tus gustos y aun así lo consumes. Nos asusta el tema de la tecnología y “La purga” no por nada es una canción bastante electrónica.
¿Qué pensás respecto al progreso de la música con la tecnología? ¿Qué posición asume LVB por la tecnología que se viene?
Es impactante, lo charlamos con Henry pensamos que el pop hoy por hoy está pasando por uno de los peores momentos porque ya no hay personalidades. Puede ser un cliché, pero así lo sentimos. La tecnología te facilita muchas herramientas pero también te da otras líneas y sentimos que la mayoría de las personas no la aprovecha como debería. Y creemos que no tiene sentido sonar como una laptop.
¿Se consideran más conservadores en este aspecto?
Es lo que venga. Por ejemplo, el caso de Nicolas Jaar. Es un músico excepcional. Y es un caso de alguien que ha sabido utilizar la tecnología con buen gusto y que suene bien. La idea es buscarle las cinco patas al gato siempre. Y no puedo decir si soy conservador, amo el techno como amo el trabajo de Natalia Lafourcade. De hecho con Gustavo Guerrero estuvimos hablando de grabar sesiones acústicas en vivo con pocos micrófonos que era como se hacía antes y de verdad te da otra sensación, tiene más oxígeno. Nosotros no estamos cerrados a nada. Queremos seguir variando, porque ¿quedarse pegado para qué?
En “La respuesta” hay algo muy lindo de la infancia y es poder recordar esos momentos en otros niños. Recordar ese sentimiento. ¿A dónde los llevó?
Wow. Es que nos llevó a muchas partes. Nos llevó a pensar desde lo que a uno le gustaba como lo que le disgustaba porque eso fue la conversación con los niños. Preguntarles ¿qué te gusta? ¿con qué sueñas? ¿qué es lo que quieres ser? ¿cuáles son tus aspiraciones? Mientras que la conversación con Pepe Mujica… Empezamos por él. Con el ánimo sobre todo de seguir en línea con la trilogía, pensar y decir okay, ya estamos grandes, y tenemos experiencia, qué paso, ¿cómo te sientes?, ¿estás contento?, ¿te puedes morir en Paz? Y también pensar en cómo eras antes, antes de irte o antes de comenzar un ciclo. La mirada al pasado tiene en sí nuestra mirada a futuro. Cuando entrevistamos a Gustavo y a Luna, que son dos chamos brillantes, hijos del dueño donde nosotros estamos montando nuestro estudio, Henry y yo nos sentamos dos horas a hablar con ellos y que dibujaran lo que quisieran, y dijeran cualquier cosa que quisieran como niños. Y nos planteamos una duda casi paternal: ¿será que quiero ser papá? Es brillante cómo uno puede aprender de los niños.
Respecto a “Domingo”, ahí se cierra la trilogía. ¿Y ahora? ¿Qué podemos esperar?
Pues nos pasa que uno se sorprende a pesar de que la primera vez no entiendas muy bien. Guardando las distancias de los artistas, hemos sentido que hay una primera instancia con nuestros oyentes pero nos interesa aún más aquellos que nos dan la oportunidad de oírnos una vez más. Y creo que por ese lado los oyentes deberían estar completamente alegres porque lo que venga va ser otra vez completamente diferente. No nos queremos quedar en los mismos elementos nunca.
¿Qué etapa se abre?
Todo va de la mano. Como artista no podés dejar de crear, se vuelve tu oficio. Siempre abrirte y dejar entrar cualquier tipo de sentimientos y ser totalmente perceptivo a los detalles del día a día, darse cuenta de los detalles. El punto es que la etapa que se abre es cada vez más abrirnos a los detalles para crear otras cosas.
Sobre la gira
La última vez que vinieron fue en el 2015. ¿Cómo se siente regresar a Buenos Aires?
A nosotros nos enamoró Buenos Aires. Ese primer viaje que tuvimos fue relativamente largo, fueron más de cinco días. Desde la dieta, hasta el ritmo de vida, la temperatura, la gente, estamos de alguna manera muy conectados. Tenemos muchas influencias de rock latinoamericano sobre todo argentino. Desde Spinetta, pasando por Cerati hasta el furor de Bersuit Vergarabat. Agarramos mucho del rock argentino, especialmente en el primer disco. Una de las cosas que más nos enamoró de su cultura, es el hecho de que para nosotros es una cultura que se basa en fútbol y rock. Que son las dos cosas que más nos gustan a nosotros.
Estuvieron durante julio por Estados Unidos, en la portada de la revista SPIN. Teniendo en cuenta lo que viene sucediendo con Donald Trump, ¿cómo los trato el público en Estados Unidos?
Es interesante ver cómo aumenta la división pero las personas que en verdad no están tan pendiente de esa división, les aumenta la curiosidad por lo otro. Gran porcentaje de la población habla español. Muchos lo conocen, otros muchos lo hablan. A nosotros nos han recibido de maravilla siempre. Hay para todos. Tenemos fans totalmente gringos, que no tienen nada que ver alguna conexión venezolana. Conocimos una doctora totalmente gringa, de Texas, en un evento que tuvimos en México, nosotros abriéndole a otra banda, y la doctora se ha decidido pagar un viaje a la ciudad de México solo para vernos tocar. Hay espacios para todos, la gente se cierra mucho. El arte para nosotros es un lenguaje universal.
¿Hay un público favorito para LVB?
Cada ciudad tiene su estilo. Hemos estado en ciudades como Tijuana y eran veinte personas pero se arman una rumba imparable donde la gente se vuelve loca, somos veinticinco pendejos gritando y bailando. Pero así como también hemos tenido experiencias masivas en Venezuela donde de verdad pues, gracias a Dios, no nos podemos quejar de cómo nos está yendo allí. Es muy bueno saber que contamos con el apoyo de los venezolanos, nos tienen muy en alto. Y sienten orgullo en tenernos como una de sus bandas y nosotros nos sentimos honrado de eso la verdad. Tuvimos experiencias masivas en Venezuela, donde yo he llorado en dos canciones en un set de dos horas donde las canciones me quebraron. No pude cantar ni hacer coros. Para eso lo hacemos, para llegarle a la gente. Para hacerles sentir que no están solos. Que uno también pasa por muchos problemas, que como humano uno tiene los mismos problemas. Uno aquí en México tiene los mismos problemas que puede tener alguien en Hong Kong.
¿Qué les dirías a los artistas emergentes?
Muchiiiiisimas cosas. Desde, por favor no se peleen por chicas, tampoco se peleen por dinerito. Si hay éxito y entra el dinero de verdad ya se verá. Siempre vean el big picture. No lleven una lista de qué es lo que pusiste vos o qué es lo que ha puesto el otro, o qué ha puesto fulanito. En una familia, como lo es una banda, uno está ahí para poner, tiempo, esfuerzo contactos, dinero. Unos ponen unas cosas, otros otras. Y lo otro es paciencia de pescador, porque estamos hablando de que cualquier trabajo te va exigir paciencia pero en el espacio de las artes es la incertidumbre hecho oficio. Si no aman madrugar, y yo hablo madrugar de no dormir. Si en su naturaleza no les gusta eso, les invito a que consideren. Por favor no se guarden las cosas, es una relación, es humana. Es un matrimonio de varias personas, si no se dicen las cosas, las cosas no van a andar. Internalizalo, pensalo, usá las herramientas para debatirlo, debatilo. Ah, por último, muy importante, lo dijo The Clash: Tómense unas vacaciones, descansen, tómense un par de días para relajarse. No olviden descansar, porque en el mundo de la música uno siempre está con el pelo de punta y al borde de cualquiera de los sentimientos.