Antes de que el caos del 2020 se desatara, Leiva estaba en plena gira promocional de su disco Nuclear y tenía programado un concierto en el Gran Rex. “Era como un premio para mí. Fue muy triste tener que suspenderlo”, cuenta en conversación con Indie Hoy.
A casi dos años de esa cancelación, el músico español se encuentra soñando con la revancha, pero esta vez para tocar en vivo las canciones que forman parte de Cuando te muerdes el labio, un disco de catorce canciones escritas por él para un grupo de cantantes latinoamericanas –Natalia Lafourcade, Silvana Estrada, Ximena Sariñana, Gaby Moreno, Ely Guerra, Zoe Gotusso, y más- a las que finalmente sumó su voz para entregar una placa colaborativa, dialogante y ecléctica. Una muestra de amor a sus amigas compositoras y a la nueva generación de voces femeninas que, asegura, le parece alucinante.
Hablamos con el exintegrante de Pereza acerca de la vibrante escena musical latinoamericana y su amor y necesidad de hacer música de manera presencial: “El oficio de ser músico, lo necesitaba de vuelta”.
En algunas entrevistas mencionaste que quedarte más quieto debido a la pandemia te puso en conexión con situaciones que, entre tanto viaje y conciertos, habías olvidado. Hace poco anunciaste el comienzo de la gira de Cuando te muerdes el labio, ¿cómo vivís la vuelta a los conciertos y a la vida más parecida a lo que era antes de que todo se cerrara?
Vuelvo a recuperar mi oficio. Es como si por un tiempo hubiera cometido algo muy grave y me hubieran castigado dos años sin mi oficio. Siento que en mi caso el tiempo más duro de pandemia fue especialmente fructífero en lo creativo. Grabé dos discos, Cuando te muerdes el labio, y otro disco en Chicago, con una banda de amigos. También grabé la banda sonora de una película, entonces la parte creativa la he tenido muy agudizada, pero la parte de tocar en un show y subirme a un escenario a tocar con gente no la tuve, y me doy cuenta de que ese era mi oficio. Al final, charlar con periodistas y grabar discos es una excusa para irme a tocar con mis amigos. Volver a tocar le vuelve a dar sentido a mi vida. La realidad es esa, aunque pueda parecer exagerado. Nunca he estado tanto tiempo en casa, es verdad que eso ha propiciado generar muchas canciones y una obra como Cuando te muerdes el labio, pero necesito volver a tocar, necesito volver al ritual de músico más público, y estoy bastante emocionado de que esto vaya a volver a suceder.
¿Y cómo será el show en vivo de este nuevo disco? Porque todas las canciones cuentan con colaboraciones…
No quisiera que fuera un desfile de colaboraciones. Como espectador eso no me gusta, porque siento que se fractura el ritmo del show con esto de que entra y sale gente, y se produce al final una desconexión. Quiero hacer un show de banda, donde una voz defienda el elenco de las canciones del disco que he elegido para tocar en directo. Obviamente llamaré a mis amigas que estén por ahí por las ciudades donde toco y espero me vengan a acompañar, pero no me planteo una gira de colaboraciones. Siento que mi público no quiere ver eso y a mí tampoco me gustaría como espectador.
¿Y a tu público creés que le gustó un disco lleno de colaboraciones?
Siéndote muy sincero, como no estoy pendiente de las redes ni leo los comentarios, el termómetro para mí suele ser la venta de boletos. La venta de boletos me está diciendo que el disco se está recibiendo bien. Supongo que habrá a quien le guste más que hayan colaboraciones y a quien le guste menos, pero el feedback que recibo en general es muy bueno. Y creo que mis textos y mis canciones se han elevado a otra dimensión y han dado unos escalones más al contar con otras voces y a generar un diálogo. Al final, mis canciones siempre están hablando en primera persona y están con una sola visión de las cosas, ahora aquí hay dos visiones de las cosas y dos actores, una actriz y un actor, en cada canción, por lo tanto creo que la obra está enriquecida. Y, en cualquier caso, más allá del feedback del público, hay algo que sucede en mí y es que siento que es el disco que tenía que hacer y me siento muy completo hoy como creador. Creo que si al disco le va un poquito peor que los otros, no voy a sufrir tanto. Si va un poco mejor, claro que me voy a alegrar, pero hay algo ahí que me ha completado, por encima de lo que vaya a suceder.
Imagino que el proceso de composición para este disco fue muy distinto, porque escribiste las canciones pensando en que sean cantadas por otras personas…
Este proceso fue muy diferente a los anteriores de mi carrera, y ha sido muy divertido y muy bello. Por lo general, uno hace las canciones y luego piensa en quién quiere llamar para invitar, y en este caso ha sido al revés, ha sido “voy a escribir una canción, un traje a medida para cada una de ellas”. Para poder hacer eso hay que bucear en la obra de cada una, hay que conocer sus expresiones, sus tránsitos armónicos, su universo. Imagínate, yo me ponía a escuchar el universo de Silvana [Estrada] y me puse a escribir una canción pensando en cómo podía participar Silvana. La disyuntiva era “¿qué hago? ¿La visto un poco acercándome a su onda y se la mando? ¿O se la mando en una nota de voz cantado en el teléfono con una guitarra?”. Y pensé que lo más honesto era hacerlo así, entonces le mandaba la canción en una nota de voz y, en plan suicida, les decía “¿qué te parece? ¿Te gustaría hacer esta canción conmigo? La escribí pensando en ti”. Es verdad que la mayoría de ellas son muy amigas mías, pero algunas no, no las conocía. A Zoe Gotusso no la conocía, a Gaby Moreno tampoco. Es gente que le escribí un mail contándole del proyecto y proponiéndoles cantar juntos. Así fue.
¿Y te pasó que a alguna no le gustó la canción, o alguna parte de la canción?
La verdad es que no sucedió. Yo había trabajado en escuchar mucho la obra de cada una, entonces en lo que yo les mandaba ya había un lugar común. Igual, ahora que me lo preguntas, digo “wow, qué suerte he tenido”, porque lo normal es que alguien te diga que una estrofa o una palabra no le gusta, pero no me sucedió. He tenido mucha suerte.
Quizá más que suerte, hiciste bien tu trabajo de escuchar y estudiar la onda de cada una…
A mí me gusta mucho incluir la suerte en todo esto, porque creo tiene una importancia enorme. Acá hay algo de suerte, o sea: un disco grabado en pandemia, con unas restricciones ultra heavies donde no se podía hacer nada… Nosotros pudimos grabar un disco de manera presencial, porque no pasó esta onda de ahora de mandarse los tracks y hacer todo a distancia. Yo grabé con 12 de 14 de las artistas de manera presencial en plena pandemia, cuando morían miles y miles de personas al día. Ha sido super acrobático y no sé bien cómo lo hemos conseguido, pero se consiguió.
¿Y cuánto crecieron las canciones al momento de contar con las voces?
Hicimos un trabajo de producción muy acertado: no terminamos las canciones hasta que ellas cantaran. Por lo general, uno termina las canciones y dejas la voz como último elemento. Pero ellas tienen tanto carácter, todas ellas, que yo sentía que había que dejar espacio para transformar la canción, porque probablemente ellas dejaran una impronta que nos hiciera escuchar otra instrumentación o hacer cosas nuevas, y así fue. Las canciones variaron.
Y ahora que te diste el lujo de cantar con amigas y músicas que admiras. ¿Con quién te queda pendiente o te gustaría grabar? Vale soñar.
Me quedaron dos personas que estaban en mi lista pero que por una cuestión del número de canciones, quedaron afuera: Ile Cabra, de Puerto Rico, y Loli Molina. Ambas me encantan y me da rabia que no hayan podido estar en el disco, pero la vida es muy larga y ojalá se pueda más adelante.
Muchas de las artistas que están en el disco son de México, y el disco también fue grabado allá. ¿Cómo es tu relación con el resto de América Latina?
Me gustan muchos artistas de Guatemala, por ejemplo. También me gusta mucho ir a Argentina. Desde que era muy pequeñín que he estado girando por allí, y los últimos dos o tres años me he quedado pensando que en Argentina hay una escena muy importante y talentosa en el pop rock. Ainda, Bandalos Chinos, Conociendo Rusia, Zoe Gotusso… Siento que en Latinoamérica está sucediendo algo especial que en España, por ejemplo, está sucediendo menos. En Latinoamérica siento que ahora mismo hay una generación entre 20 y 25 años haciendo cosas alucinantes.
¿Y el trap? ¿Te gusta?
A mí me gusta mucho el hip hop. Lo que más escucho ahora es el hip hop y trap argentino. Creo que lo que está sucediendo en Argentina a ese nivel no tiene rival. Es imbatible lo que hace Duki, Wos… ¡Es brutal! Y, más en el ámbito hip hop que trap, en España también hay mucha gente que está haciendo cosas muy relevantes, como De la Ossa, Ayax y Prok, Foyone… Yo estoy muy pendiente de esa escena. De la de reggeaton, no tanto, porque no me interesa mucho.
Volviendo a Cuando te muerdes el labio, ¿cómo fue trabajar la producción del disco con Adán Jodorowsky?
Ya éramos colegas, pero es la primera que nos sentamos en un estudio a trabajar y hemos hecho mucha hermandad. Además de todo el trabajo de meses que hicimos para Cuando te muerdes el labio, generamos un proyecto juntos, él, yo, Jay de la Cueva y El David Aguilar, y nos fuimos a grabar un disco, en analógico, en cinta, con dos tracks, a Chicago. De hecho, terminando esta entrevista me voy al estudio a grabar baterías y guitarras con Adán, para una canción suya que va a ser con la cantante de Yeah Yeah Yeahs. O sea que sigo generando música con Adán y todo va muy bien.
¿Qué podés contar sobre este nuevo disco que están haciendo?
Dentro de poco queremos decir el nombre y mostrar algo. Es un disco muy guay, muy analógico, muy divertido. Yo creo que al final del año que viene lo lanzaremos.
¿Tenés planes de presentar Cuando te muerdes el labio en Argentina?
Estamos en eso. Con la pandemia, lamentablemente tuvimos que suspender un Gran Rex. Era muy importante para mí, era un premio, así que fue muy triste. Ahora estamos viendo la agenda del Rex para programar de nuevo ahí y hacer algunos conciertos también en Rosario y Córdoba.
Escuchá Cuando te muerdes el labio de Leiva en plataformas de streaming (Spotify, Apple Music).