Desde su natal Mendoza, el joven Luca Bocci se toma una hora de su tiempo para charlar con Indie Hoy sobre su historia de vida, su (¿dudoso?) futuro como solista, el rol de un artista en la sociedad y su crítica a los medios de comunicación. Hace tan solo una hora lanzó por su canal de YouTube un video vaticinando su inminente toque en el Teatro Independencia, el más importante de la provincia (vendría a ser el equivalente al Teatro Colón porteño), y todavía lleva puesta la misma remera amarilla.
Lo que siempre ha caracterizado al Bocci es su sensibilidad, su capacidad de comprender y empatizar con situaciones de lo más diversas. Eso y su implacable sinceridad (“las cosas son lindas como son”, me dirá en un rato). A la hora de expresarse abarca tantas cuestiones con sus idas y vueltas, definiendo y a veces retrotrayéndose, puesto que definir es limitar, que por momentos uno puede percibir su juventud y la gran cuota de vida que aún tiene por delante. Empero, lo que es todavía más determinante que esos pequeños atisbos de expresión indecisa es su profunda madurez a la hora de debatir, de pensar y de encarar los temas calientes de la agenda. Luca tiene una honestidad, una aceptación personal y una capacidad de autocrítica dignas de alguien que ha pasado por largos años (que no tiene) moldeando su carácter, analizándose a él y a su entorno. Pareciera que en otra vida tuvo tiempo de ser sociólogo y en otra más se la pasó charlando en el diván con el o la psicoanalista.
Hace un mes fui a cubrir tu fecha de fin de año en Caras y Caretas; cerraste con “Bahía” y cambiaste ligeramente una frase a “nada de lo que nos ata es real”. ¿Qué buscabas con eso?
Y si bien en esa canción me lo digo a mí mismo, siento que el público es un reflejo del artista y me gusta hacerlos parte. No es la primera vez que lo hago, me gusta que se sientan parte de esa frase porque lo vuelve algo colectivo. En el momento que nos demos cuenta que lo que nos ata no es real, me refiero a lo material, al dinero, los miedos, tal vez ahí pueda haber un verdadero cambio, mucho mejor que si me diese cuenta yo solo, que no serviría para nada.
Hace poco lanzaste una miniencuesta por tus redes preguntando si los músicos tenían que hablar sobre política. ¿Cuál fue el veredicto y qué pensas?
Sí, fue por Twitter, creo que 64% votó por sí y 36% que no. Son buenos números porque refleja que una mayoría quiere que los músicos lo hagan. Igual no me refería a política en el sentido partidario, sino a temas políticos, ser más empático con cosas urgentes que están pasando. No hace falta ser militante para hablar de política. Siento que no se habla tanto en el circuito artístico de la música. Antes de ser Luca Bocci y tener las bandas que tengo yo empecé con un grupo de punk y hacía muchas letras criticando lo que veía. Entonces bueno, quería saber qué opinaba la gente y también qué opinaban mis amigos, muchos de los cuales son músicos. En los ’70, en los ’80 y en los ’90 una parte visceral del rock argentino era el fuerte contenido político que tenía y eso hacía que la gente se identificara tanto. Si bien era una época un poco más radical, me tranquilizó saber que la gente hoy nota esa ausencia.
¿Por qué bautizaste a tu banda The Golden Papets? De hecho, ¿qué es papets? Suelo ver la confusión con Puppets del inglés —me pasó a mí mismo sin ir más lejos—.
Es un término bastante ambiguo, no tiene un origen conciso. Lo empezamos a decir con mi grupo de amigos y comenzamos a utilizarlo mucho para cualquier cosa: una palabra de contexto. Podía ser algo malo, algo bueno, algo raro. Es como un “coso”. De hecho el disco de Juan Mango (cantante de Usted Señálemelo) se llama Papet. Y “golden” bueno, porque el dorado me simpatizaba. Lo dije un par de veces en mi cabeza mientras probaba con otros y me pareció estético.
En diciembre tu amigo Simón dijo en una entrevista que no le gusta ser solista, que prefiere tocar como banda… ¿Cómo balanceás tus bandas y tu proyecto solista? Y más ahora que tenés fechas importantes como Bocci pero tus bandas están por sacar discos.
Bueno lo hablo con todo el mundo; artistas, colegas, familia. Cuando hice el disco solista lo hice como un escape a un montón de frustraciones que estaba teniendo con la música. No encontraba con las bandas el equilibrio que necesitaba. Y un día este amigo mío Peluqui me dijo que lo grabáramos en su compu, que no hacía falta plata y bueno, salió. Pero nadie se esperaba lo que pasó… plays y plays y notas y notas. O sea, yo sabía que iba a ser un disco exitoso, me tenía fe. Estudié música toda mi vida y sabía lo que tenía para dar, pero fue una locura. Pienso en esa frase “ten cuidado con lo que deseas”; yo quería pegarla y bueno, pasó, y ahora sinceramente me tiene un poco roto las bolas. Por eso este año me voy a dedicar más a las bandas, para decepción de muchos fans. Pero creo que está bueno proponer, no quedarse con la imagen del ídolo que todo el mundo acepta y quiere, sino encontrar otras caras de mí mismo y de los otros también. Hasta preferiría perder seguidores, pero que los que se queden escuchen las cosas que hago ahora, a tenerlos a todos y estar haciendo algo que no quiero. Este año no voy a sacar disco solista, no está en mis planes, tenés una muy buena primicia en tus manos [ahora yo me río, puesto que tardé nada en anotar ese comentario]. Este es el año de mis bandas y bien merecido porque son bandas que tienen mucho más tiempo de vida que mi proyecto solista. Alicia tiene 5 años, hemos ensayado un montón, por una cuestión lógica de tiempos sonamos mucho mejor como conjunto que con los Papets; la otra banda es Hojarasca. Los dos discos están grabados y en proceso de mezcla.
Por un lado (y hablando solo de Mendoza, aunque pasa en todos lados) tenemos a Mi Amigo Invencible que se mudó a Capital, por el otro, Usted Señálemelo que decidió romper con esa constante de las bandas de las provincias, y quedarse en Mendoza. A Simón también lo veo mucho en Buenos Aires. ¿Dónde pasás más tiempo y por qué?
Simón vive en Mendoza; pasa mucho tiempo en Buenos Aires por Cami [la novia]. Él y yo hacemos mitad y mitad pero nos autoproclamamos de Mendoza. A ver, Mendoza es una tierra complicada, pero por eso también creo que hay que quedarse. Últimamente paso más tiempo en Buenos Aires, mi novia vive allá, o sea que tengo un hogar, y hubo muchos recitales, pero también vivo en Mendoza definitivamente. Igual ya no hay lugares… Mirá este Skype que estamos teniendo, rompemos la distancia, el lugar está acá [se señala la cabeza]. Pero está bueno que no sea necesario mudarse a Capital para hacer una carrera… Y si Simón o yo estamos más en Buenos Aires también es porque en Mendoza nos cagamos de hambre, pero a nosotros no nos gusta Buenos Aires para vivir, no es nuestro ritmo. Lo nuestro es la montaña, los pibes, estar en la plaza, es todo mucho más slow y eso te permite estar al pedo, que está bueno. En Buenos Aires estás todo el tiempo pa-pa-pum-pa. También llega un punto en que Mendoza te envuelve y necesitás salir para descubrir otras cosas, por eso lo hicimos. La primera vez que fuimos a Buenos Aires con Simón yo fui con 300 pesos en el bolsillo… Y me quedé 3 meses. La gente dice que no, que el trabajo, la facultad, y son todos miedos. Una vez que los dejás de lado podés hacer lo que quieras. Y eso es lo importante para mí de los lugares, que en realidad es uno. Siempre vas a estar vos con vos, no te podes escapar a ningún lado.
Ya hubo presentación doble y cierre de año en Capital, entre otros toques, gira en México, Ecuador, ¿qué demoró tanto la presentación de Ahora en Mendoza?
Cuando tocaba en los bondis para comer yo ya sabía quién era yo, qué era lo que podía hacer. Estudio música desde los 6 años y tengo 22… Llegó un punto en el que dije: “Loco, si no me valoro yo no me valora nadie”, y en Mendoza no hay lugares copados para tocar como Niceto o La Trastienda. Para tocar en un lugar de mierda donde me van a cagar prefiero no tocar. Con Alicia toqué durante cuatro años en todos los antros y no te imaginás las condiciones que hemos pasado. Me cansé de querer hacerle entender a la gente que cuando estás laburando te merecés las condiciones que vos creés que te merecés. “Como te ven te tratan”, así que decidí que hasta que no hubiera una fecha copada no iba a tocar. Lo de México fue un error en la matrix [nos reímos]: me escribió un flaco como loco diciendo que quería que vaya a tocar a su festival y bueno, pagaba pasajes. Así que fui y después me quedé allá tratando de conseguir más fechas. Ecuador fue algo muy parecido un mes después. ¡Y la gente conocía las canciones! Por eso te digo que fue un error en la matrix, no sé qué pasó. Bendito el algoritmo de YouTube. Eso te da un panorama de lo que tenés entre las manos, de que sos influyente. Venía gente al borde del llanto y me contaba cosas muy fuertes, ¿entendés? Y eso también te da la pauta de que estás haciendo las cosas en serio, no estás boludeando.
Me hacés acordar a Spiderman, “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.
Y es que sí, más para una persona con tantos ideales como soy yo. Haciendo un círculo con la nota y volviendo a la primera pregunta, parte de que “nada de lo que nos ata es real” sale de que la gente está siendo influenciada por lo que vos impulsás, entonces todo lo que yo diga toma otra relevancia. Pienso en los adolescentes que nos escuchan y nos tienen como sus ídolos, con sus mentes en formación, con mucha fragilidad emocional y con mucho potencial, y para ellos es importante qué decimos y ahí te volvés consciente de tu verdadera responsabilidad; eso te pone una mochilita, te cambia el panorama. Por eso quiero dejar de hacer las canciones de Ahora, por más lindas que suenen son bastante caprichosas y sé que puedo decir mucho más que eso.
Y me imagino que estás fascinado con la idea de tocar en el épico Teatro Independencia. Salió un video por tu canal y en Facebook la llamaste la “fecha de oro”. ¿Qué te hace sentir?
Siento que es un buen comienzo para la cultura de Mendoza en general, para que vean a más bandas y para descontracturar que ese teatro es para orquestas o entregas de premios pero no un artista joven. Nosotros salimos a buscar la fecha, queríamos tocar ahí… Era una utopía, nos parecía imposible pero no perdíamos nada con intentarlo y al fin y al cabo lo logramos. El video lo grabamos a las doce de la noche, solos en el teatro, fue una locura, casi que la mejor noche de mi vida.
¿Nos querés adelantar algo de todos los invitados que se vienen, o queda todo en duda?
Hay un invitado sorpresa de Buenos Aires muy importante; y el resto son todas las personas que tuvieron participación en el disco. Simón, Bruno (Beguerie, bajista de Perras), Usted Señálemelo completo y más. Todos mis amigos van a estar en el escenario esa noche, nada mejor que eso.
¿O sea que le había pegado cuando en la cobertura pasada dije que la falta de invitados se debía exclusivamente a cuestiones logísticas?
Claro, yo me moría por tenerlos. Pero el 30 [de diciembre] fue una fecha un poco forzada, los pibes estaban todos fuera de Buenos Aires, por eso no vino ninguno. Yo mismo quería estar en Mendoza ese finde.
Bueno, esta pregunta no la tenía preparada, pero dada la conversación me nace preguntarte: ¿cómo te llevás con las críticas? ¿Qué te han dicho que no te gustó? Incluso vos que parecés ser el pibe amado por todos tenés defenestradores.
Pasa que la gente ya no te dice nada por la calle, ahora te putean por Twitter. Mis amigos y yo somos bastante criticados porque nos va bien. Todo el mundo quiere encontrarle la vuelta oscura a eso y pensar que nosotros transamos con Indie Hoy, que le pasamos plata a los diarios para que nos difundan y cuánta cosa más. Igual ahí hay una crítica que hacer y es que los medios a veces hacen una hiperinflación del artista y eso también tiene su lado malo. Eso te lleva a que la gente tenga un sentimiento encontrado con lo que hacés, porque hay un desfasaje de expectativas. Yo he leído notas sobre mí que decía “¿¡queeeé!?, ¿de qué están hablando?” Que te pongan tan arriba te despersonaliza un poco, yo soy bastante común, simple. Creo que los periodistas tienen que empezar a conectar lo destacado con lo no destacado.
Bueno, yo tengo una eterna pelea con el tema de la concurrencia. Podés ir a un show que esté normal de afluencia y está bien, no por eso es malo. Pero después leo coberturas que dicen “el lugar estaba explotado de gente” (cuando no) y pienso ¿por qué ser tan sensacionalista?
Exacto, no hace falta. Por eso yo compartí la cobertura que hiciste del show pasado. Yo no comparto todas las notas que me hacen, y hago un montón, pero me pareció sincera, me pareció auténtica boludo. Y eso es lo que quiero que vea la gente, que yo me equivoco en vivo, que pasan cosas y somos humanos y eso es lo que va a ver la gente. No un Dios caído del cielo flotando sobre una nube, ¿entendés? Después la gente te cruza por la calle y está nerviosa y es como no loco, tomemos una birra, charlemos. Yo puedo tener una conversación con cualquier persona de cualquier clase social, de cualquier estirpe. Hay que humanizar a los artistas y dejar de ponerlos en pedestales, eso te hace mierda. ¿Sabés que me acuerdo ahora de un chabón que hace video-reseñas por Instagram?, Lucas algo. El fue al show del 30 y me mató; puso algo como “Luca Bocci la gran desilusión”. El chabón se fue con la peor y en parte creo que es porque se había comido un flash que no es, ¿viste?. El pibe pensó que iba a ver a Jimi Hendrix, no sé. Y eso es también culpa de los medios. Yo pienso pobre lo que le pasó, pero tampoco sé a quién quería ver, ¿a Charly [García]? Creo que si el chico iba un poco más relajado y quizás con otra expectativa podría haber disfrutado otras cosas del show. Para mí tampoco fue un gran toque, pero estuvo okey, fue genuino, fui yo arriba del escenario. Así que no sé, creo yo que… que… hay que dejar de mentirle a la gente. Básicamente eso.
Esa sentencia la anoté y vamos a ver en qué termina pero aparece destacada seguro [nos reímos]. Preguntas ya no tengo, ¿algo que quieras agregar?
Gracias por la nota y nada, dialogá con tus colegas periodistas, si podés, deciles que empiecen a ser más fieles a lo que ven, las cosas son lindas como son. Hay que saber apreciarlas así y no tratar de mostrar algo que no es. Te prometo que el próximo show va a haber cosas nuevas y espero que vengas para verlo.