Lucas Martí presenta su disco Las sombras que evadimos este viernes 30 de junio en La Tangente, y en esta charla íntima hablamos con el prolífico músico sobre su sonido, su historia, su banda de hoy y sobre el costado femenino de su música.
¿Después de tantos años y discos, cómo ves tu carrera con respecto a lo que comunicás cuando hacés un disco?
Siempre siento que el disco tiene que existir, tiene que estar, lo hago con la misma intensidad que siempre. De una manera u otra todo lo que tengo para decir está en el disco, en todos mis discos, de alguna manera dar una entrevista es medio una redundancia… Calamaro puede hablar de otras cosas, ya dio un paso, ya no le preguntan cómo empezó. Con respecto a los discos, más o menos están bien justificados que existan, tienen un mensaje. No son todos los discos iguales ni tuvieron la misma intención, no pretendí hacer siempre el mismo disco.
Decías que ahora hacés los discos más como una banda que con A-Tirador Láser.
Los discos solistas son más organizados, más orgánicos y más instrumentales que con A-Tirador Láser, que aparentaban serlo pero no lo eran tanto. La banda no era con la que armábamos el álbum. En Pon en practica tu ley, Tu entregador, El gran desconocido popular y este último disco, de alguna manera yo pude hacer lo que hubiese querido hacer en ese momento con esos discos.
¿Lo decís a nivel producción?
A nivel de cómo concebirlo, cómo hacerlo, siento que cuando tocábamos en esa época hacíamos un disco y en vivo era otra cosa. Recién ahora, con la formación que tengo, estoy pudiendo hacer algunas versiones de esa época bastante parecidas a lo que eran, caso de “Rouge” por ejemplo, que siempre lo tocábamos prácticamente yo cantando otra melodía. Ahora que tengo a las chicas (Sofía Vitola y Juli Sky) me di cuenta que con ellas podía armar eso que yo hacía en los discos y en la época ni lo registraba, simplemente decía “hay muchas voces, esto no se puede hacer”, ni lo intentaba.
Esos discos tenían mucha capa, ahora también, quizás, pero de otra manera.
Se gana y se pierde, ¿viste? Soy el protagonista y estoy en la locomotora, voy pasando por distintos lugares y hay lugares a los que ya no quiero volver, lógicamente, pero entiendo desde afuera que también veo cosas naturales y que están buenísimas de esos discos. Lo de las capas, sí, de alguna manera cambió mucho la forma de concebir la música porque en ese momento estaba muy influenciado por lo que había visto. Veía, un par de años antes como laburaban los Kuryaki, había una tendencia generalizada en el circuito que yo me movía de una manera de trabajar, que yo la dejé de utilizar, que era como un exceso de elementos, que después en vivo se reproducía con pistas. Lo veías en Babasónicos, los Kuryaki, Los Látigos en su primer etapa. Toda la gente que me rodeaba laburaba un poco de esa manera, era una tendencia de la época. Luego coincidió que cuando armamos el estudio también apareció el Pro-Tools, fue el mismo año. Un disco como Otro Rosa es resultado de esas dos cosas: tener un estudio y esa herramienta tan novedosa en ese momento que fue el Pro-Tools. Básicamente lo podía manejar yo, pasé de 16 canales a poder grabar en 64, eso sumado a una búsqueda que había en el sonido, claro. Después el quiebre fue con Tu entregador, dije: “todo esto ya lo hice”. Sentía que estaba terminado. También necesitaba hacer una música que yo pudiese tocar en vivo: hacía un disco que de quince temas podía tocar dos temas. Eso me di cuenta yo solo. Las cosas de las que me doy cuenta solo me lleva mucho tiempo, quizás varios años. Lo persona que me hizo generar un gran cambio a la hora de producir mi música fue Ezequiel Kronenberg, desde el primer disco de Varias Artistas trabajamos juntos en la producción, eso fue para mí el inicio de una segunda etapa. Por ejemplo en ese disco casi no hay guitarras, yo no entendía cómo no podía haber guitarras, ahí hubo mucho Ezequiel, cosas que se sostenían solamente con el bajo, cosas que él las veía antes que yo. Lo mío era una avalancha de todo. Lo mismo que me pasa a mí lo veo cómo les pasa a otros músicos, en esta etapa uno desarrolla algo, lo lleva a un extremo, es como una vuelta circular, lo hacés un par de veces pero después eso se agota.
¿Cómo fue la concepción de Las sombras que evadimos, este último disco?
Cuando estábamos haciendo el disco de Varias Artistas ya tenía este disco. Yo hago varios discos de diferentes maneras, pero hay un proyecto que es mi carrera solista, hay una línea a partir de Pon en practica tu ley, El gran desconocido popular y este disco: estos tres discos están conectados de alguna manera. Cuando hice Pon en practica tu ley era un sonido que yo sabía que lo quería evolucionar, entonces cada cuatro años hago un disco “importante”, no porque sea más importante que el de VA, pero porque son discos que se suman al repertorio que yo toco. También hay otros proyectos como Altagama, que por ahí lo presentamos un año y después ya se disuelve. Espero que con este disco pueda meter varias canciones al repertorio porque siento que me representa mucho. Ahora no tengo más tecladista, me di cuenta que al irme despojando de los teclados estoy volviendo a las guitarras, entra en este concepto de todo más arreglado y ordenado. Ahora en el repertorio tocamos temas de A-Tirador y se conectan.
Hay algo de El título es secreto en el sonido…
Sí, aunque incluso siento que se conecta mas con Braiatan, salvando la distancia de aquel sonido. Esta es una vuelta que yo sí planifiqué hacia un sonido más de guitarras y lo pienso llevar aun más allá.
¿Cómo forma tu banda hoy?
La banda es Nico Pedrero en guitarra, Ezequiel Kronenberg en bajo, Marcelo Baraj en batería y Sofía Vitola y Juli Sky en coros.
Hay una cosa con lo femenino en este disco y, claro, en Varias Artistas.
No lo veo tanto en este disco, pero sí cuando toman la voz cantante las chicas. Pero concretamente VA fue un laburo que fui aprendiendo mientras lo hacía y que lo desarrollé a tal punto que le tomé la onda y me hice experto (risas). A la vez fue un proceso natural. Fue un desafío hacer el proyecto y llevarlo adelante, ponerme en ese lugar pero si eso no salía natural no creo que haya podido quedar algo lindo.
Me pasa a mi que al crecer tengo otras actividades y no es la misma conexión con la música y las bandas que antes. ¿Cuál sentís hoy que es tu escena?
Tengo amigos de mi edad que me sorprende lo conectados que están hoy. Esto es como un músico que aprende a tocar un instrumento, una vez que aprende a tocarlo, no lo sigue estudiando de la misma manera, no sigue tomando clases, sigue aprendiendo pero desde otro lugar. A mi me pasa que yo ya escuché mucha música y en un momento comulgué y estuve en contacto con una movida muy chiquita, en un primer momento los Kuryaki y luego una movida que busqué y encontré que tiene que ver en un principio con Pez, después con Los Látigos, Adicta… Ese fue el momento que yo sentí que tenía pares, después hasta me pasó con Javiera (Mena), pero luego ya emprendí mi propio camino y también me desconecté un poco de las tendencias de la “escena” y fue el momento en el que más crecí y donde también identifiqué que tenía un publico que a veces viene y otro que a veces no viene pero que está.
Te relajaste un poco, ¿de más chico te hacías más rolllo con eso?
No sabía bien lo que quería y había cosas que no sabía hacer. Pero lo que es seguro es que si en algún momento era eso, ahora lo veo de afuera. Pero es algo generacional, tengo empatía con grupos como Indios, músicos que tienen otra energía con la que nos entendemos. De alguna manera estoy desconectado pero tengo un bastión de conocimiento de haber escuchado tanta música que me nutre para poder seguir haciendo cosas, eso es inevitable. Todos los días de mi vida escucho música y sigo investigando pero no con un grupo de gente. Busco cosas viejas que a la vez me sirven como estímulo para hacer cosas nuevas. Le pasa a todas las bandas, en un momento las bandas hacen una línea recta en su camino, es inevitable que pase.
Hacer tu show, ya no depender de nadie…
Lo que quiero que mi movida sea mi movida. Hago shows largos y no sé si da lugar a que haya tanta música en una noche, quizás si la cosa crece un poco más tenga a alguien que abra el show pero yo lo siento que es mi party, es mi fiesta. Hay cosas que ya las hice, también por eso toco poco, porque también tocando más aisladamente puedo concentrar mas a la gente.
Como el Indio…
Exactamente.
Tampoco salís mucho por el interior a tocar.
Lo hice tantas veces en realidad, nunca pude hacerlo para ir con el grupo… prefiero no ir con la guitarra solo.
¿No terminás de mostrarlo de la manera que te interesa?
Pocos shows recuerdo que hice solo con la guitarra que la haya pasado bien, siento que no es lo mío, me aburro. Mi música también tiene mucho de producción, si toco solo la guitarra extraño a la banda y nunca me pasa al revés. De hecho en vivo casi no toco la guitarra, ahora prácticamente toco un solo tema lento por show, hay mucha música mía que la hice pero tampoco sé si me gusta mucho tocarla en vivo.
Hay ciertos temas que están vedados al publico, no los tocaste mucho.
Sí, salvo temas aislados. Cuando hice Segundo y último acto de noción, que lo presente en ese lugar de San Telmo que se llama Samsung Studio, hice el show con varios temas de ese disco y de Primer y ultimo acto de noción. Después me lo critiqué un poco, porque dije: ‘yo no puedo hacer un disco y no compartirlo con la gente’, ahí hice un quiebre. Es un poco exigente para el público hacer un disco en vivo que es más para escuchar en tu casa. A partir de ese momento hice una lista de unos 20 temas que van variando, más o menos, para hacer un show en donde siento que la gente se conecta más y yo la paso bien. El año pasado toqué poco porque hicimos el disco de VA y estuvimos con eso, en octubre hice el último show por los 10 años de Tu entregador en el Xirgu y casi nada más.
Está bueno que los discos que se desarrollen para luego presentarlos en vivo.
Lo más cercano que tengo son mis amigos, vos, que han venido a todos los shows y veo que se toman tiempo para escuchar mis discos. Recién ahora estamos presentando un disco que salió en diciembre del año pasado. Es un disco por año, hay que prestarle más atención.
Hay discos que hay que ir masticando, no?
Un amigo mío me decía que cuando salió Otro rosa se tiraba a escucharlo y por ahí hoy en día ese tiempo ya no lo tenés tanto. Son esas cosas que a mí me ponen contento, saber que más allá del éxito o lo que sea, pudimos hacer esas cosas que ya no podría hacer, simplemente porque ya las hice. Este es un disco que se merece ser tocado, desplazando a otras canciones, hay que ver cómo funcionan. Eso cambió mucho, cuando era chico era diferente. Ahora sé que me gusta pasarla bien en el escenario, antes que montarme en una cosa muy compleja de tocar. A veces me gusta no cantar y no tocar, es lo que más me gusta (risas). No cantar y no tocar lo disfruto muchísimo: cuando hacemos VA y solo toco la guitarra, me copa, tengo otra precisión para tocar, me concentro más en el sonido. En vivo es bastante difícil que no se me salga la cadena, que me gusta que pase pero a la vez por eso es que me gusta no tener tanto compromiso con la guitarra y la voz, apoyarme en las chicas y en Nico Pedrero. Todos los músicos que tengo me han aportado mucho.
De afuera se ve que no ha sido fácil para vos ensamblar la banda.
Cuando estaba Ale (Carrau) tocando el pico fue cuando hicimos Pon en practica… Las cosas de la vida hicieron que no podamos ensayar mucho, probé con otros tecladistas pero Ale ya sabía muchos temas. Hubo un año que tocaba como trío pero ahora es diferente con esta banda, confío en que lo vamos a hacer sonar bien.
Y en cuanto a la producción de otros, ¿estás haciendo algo?
La producción me interesa en algunos casos. Hay un estilo que yo sé que puedo aportar. Por ejemplo: si queres hacer un disco con un sonido Beatles, no me interesa. Sabría cómo hacerlo pero no me interesa. Yo te puedo ayudar con las canciones, ahora estoy ayudando a una chica que se llama Belén, con la letra, la música, las partes. No sé si es una producción, es una intervención más que nada en cuanto a las composiciones. Es algo que me interesa más que la producción. Yo soy bueno también para delegar, te puedo decir: te va ayudar más Ezequiel Kronenberg u otro productor. Después con Lara Pedrosa estamos armando algo, lo que sería un disco de un proyecto nuevo a futuro. La otra vez hicimos el disco de Defórmica, es uno de los estilos que me interesa más: la música más pesada, más heavy rock. Insistí mucho para que ese disco no sea tan setentoso sino para el lado mas pesado, ahí me involucré en la composición, hicimos varios temas juntos pero la música de ellos es un caso raro. Estuvo bueno porque me sentía casi como estar adentro del grupo sin estar tocando.
¿Qué pensas de la edición física de los discos?
Como autor de los discos, para mí un disco se cierra ahí, en la edición física. Yo tengo bocha de discos en mi casa y me predispone de otra manera: si yo tengo que bajarme el disco que tenía, no lo hago. Un vinilo, un CD, lo escucho de otra manera, me gusta escucharlo fuerte, derrumbar el edificio. Para mí el volumen es como la velocidad, son las cosas que estoy haciendo en el estudio. Cuando lo estoy haciendo tengo una relación muy intensa, después ya con las etapas, la mezcla, te vas aburriendo, me empiezo a angustiar.