Con un alma inquieta y retorcida, Mag nos sumerge en el abismo histriónico de Verborragia, su segundo EP publicado en abril de este año. Alejada del R&B, el neo soul y el funk que marcaron sus inicios, la artista porteña se adentró en un territorio más frenético y ambiguo para experimentar con la intensidad propia de un incendio voraz.
Verborragia es un eco de sombras profundas y demonios internos, que encarna la efusión visceral de las emociones de Magdalena Lucía Penovi como un vómito verbal que desata lo entrañable de su ser. Producido por ella misma, este EP conformado por seis canciones surgió en momentos de agobio, marcando un giro en su proceso creativo para canalizar sentimientos de enojo, impotencia y desencuentro.
Cada track es un viaje lleno de matices, un caleidoscopio de experiencias personales, una expresión que abarca la metamorfosis de la joven cantante, productora y multiinstrumentista. Desde “Dosis“, con su rapidez y sátira que retrata el deseo tóxico entre almas errantes, hasta “Para qué“, una balada que desciende en melancolía, Mag refleja el deseo de liberarse del enclaustramiento afectivo mediante la saturación del ruido.
Su propuesta actual absorbe elementos del drum and bass, el hyperpop y el EDM mid-tempo construyendo un ecosistema sonoro que rompe con todo lo que había hecho. “Siempre voy mutando porque me interesa mucho tratar de buscar recursos nuevos, desafiarme a mí misma y salir de mi zona de confort”, cuenta Mag en conversación con Indie Hoy, antes de su presentación este fin de semana en Buenos Aires.
¿Cuál fue tu primer acercamiento a la música?
Siempre estuve rodeada de música porque mi viejo tocaba el bajo en una banda de metal. Llegaron a irse hasta de gira con Hermética en algún momento. En mi casa había muchos instrumentos, teníamos un teclado, un bajo y una guitarra. Siempre estábamos escuchando a Iron Maiden cuando nos íbamos de viaje en auto con mi familia. En ese entonces mi viejo me escuchó que tenía oído y cuando tenía nueve años me obligó a tocar la guitarra. Me acuerdo que no quería porque veía los videos de los 80, en ese momento consumía mucho metal y mucho glam, y veía que los que tocaban la guitarra eran todos chabones. Mi viejo me obligó a aprender, después si quería podía dejar, pero tenía que aprender. Hoy en día es lo que más le agradezco.
¿Y cuándo reconociste que la música era lo tuyo?
Empecé a ir a clase de canto, clases de piano y guitarra, durante toda mi vida hice eso. Y ya más de grande, cuando era más adolescente, mi hermano empezó a tener sus bandas, porque él también es músico. Tenía una banda de metal progresivo y otra de jazz funk, que están buenísimas. Ahí fue cuando empecé a conocer mucha gente, muchas bandas y mucha música más de ese palo. Estaba en un momento muy esponja de mi vida, todo lo re absorbía, me la pasaba yendo a fechas de bandas de amigos de mi hermano y bandas de mi hermano. Y mi hermano, que nos llevamos como cuatro años de diferencia, también me integró un montón con su grupo y ellos también me integraron. Siempre fue muy a la par, no se sentía esa diferencia que había en ese momento. Curtía la movida con él y llevábamos guitarras de todos lados. Era ese momento en el que estábamos por la plaza cantando, todos saltando o zapando con las cosas que encontrábamos por ahí. Y bueno, también siempre estaba cantando y me pasaba eso, porque no tenía ni banda ni nada, pero desde muy pendeja siempre estaba cantando y haciendo cosas.
Al día de hoy, tu hermano Tebo sigue siendo un aliado en la parte audiovisual de tu proyecto. ¿Cómo se fue gestando esta complicidad musical con el correr de los años?
Mi hermano es mi amigo, nos llevamos muy bien entre nosotros, tenemos el mismo grupo y nos soportamos mucho artísticamente. Él fue una instancia realmente importante en mi música, y nos vino muy bien a los dos cuando se fue tirando más para el lado audiovisual y yo empecé con mi proyecto. A él por la experiencia y también a mí porque él entiende más que nadie qué es lo que quiero. Confiamos mucho en nuestro criterio, y en el momento de llevar un proyecto es clave tener algo así. Los dos tenemos gustos muy similares, nos complementamos bien y logramos esta historia que estamos llevando. Además de tocar el bajo en la banda, él es el que más nos guía a los músicos para poder llevar a cabo los temas que son súper digitales en vivo.
¿En qué momento decidiste dar el salto a publicar tus primeras canciones?
Tenía ganas de tener un proyecto hace un montón de tiempo, pero nunca lo completaba. Además, si bien todo el mundo me decía que era buena, yo no lo sentía así, no me veía así, todavía ni componía. Cuando tenía 16, me habló una amiga de mi hermano que nos conocíamos, me dijo que estaba estudiando música cinematográfica en la facultad y estaba buscando una cantante para producir. Yo en ese momento estaba empezando a hacer algunas cosas con la guitarra, ni siquiera había escrito mi primera letra ni nada, pero le dije que obvio. Y durante más o menos dos años que estuvimos haciendo el EP de tres temas, ellos estaban aprendiendo a producir, y yo aprendiendo a componer. Fue un proceso muy largo, pero llegó de ahí. Me pasaba que sabía que quería un proyecto, pero no sabía qué quería. Simplemente quería hacer, y así salió el primer EP titulado Mag.
Después de tu primer EP, comenzaste a virar más hacia el trap cuando publicaste la canción “Piel”. ¿A qué responde este cambio estético?
Si bien pareció muy drástico el cambio, fue bastante paulatino. Cuando empecé a hacer el EP estaba full en esa, R&B, funk, instrumentos. El mood del trap todavía no me resonaba mucho, pero mi apreciación del género fue cambiando a medida que íbamos haciendo el EP. Cuando lo saqué ya venía con la idea hacer algo más R&B contemporáneo, con cosas más digitales, más traperas. Y así salió “Piel”, que es el primer single que saqué después del EP y es el primero que produje por mi cuenta.
Después salió “Quedarme”, un track que avecina la oscuridad que tiñó tu proyecto hasta nuestros días. ¿Qué nos podés contar acerca de este single?
Ese lo produjo mi hermano en su estudio. Al principio era R&B, pero no nos cerraba. De repente cambiamos los acordes de la canción, sacamos la armonía, dejamos solamente un bajo saturado y nos dimos cuenta que era por acá. Fue ahí cuando también empecé a escuchar otra música y resonar con esas cosas más del pop alternativo. Fui conociendo a más gente y entrando en otro mundo, escuchando más cosas y dándome cuenta de que en realidad lo que más me gustaba a mí era esa característica más oscura, pero también esa cosa que no encuentro tanto ahora en la música con instrumentos, que es eso de crear un mundo. Siempre podés crear un mundo con instrumentos, pero si cada sonido es distinto en cada tema y tiene su propia característica, cada tema es un mundo distinto, no pertenece a un mismo mundo. Es mucho más amplio. Y eso fue lo que me re fascinó.
El año pasado publicaste una serie de singles, “Tekhoe” y “Me da iwal”, que si bien no formaron parte de Verborragia, reflejaron una experimentación con la electrónica. ¿Podés compartir más detalles sobre esa etapa de tu vida y cómo influyó en tu evolución artística?
En ese momento me empecé a juntar con Manuel Matarasso y los chicos de Intendente. Yo no salía, estaba siempre encerrada en mi casa con la compu y de repente descubrir ese mundo fue movilizante a nivel musical. Eso de poder generar que la gente baile me parece muy bueno. Igual mi música no es tan bailable, la verdad es muy cadenciosa, pero el bombo en negras fue una herramienta que tomé, por así decirlo.
¿Qué elementos conceptuales se entrelazaron para unir las canciones de Verborragia?
Muchas canciones salieron en forma de catarsis. Hubo canciones que empecé hacía dos años cuando recién arranqué a producir, y que las agarré tres millones de veces. Canciones como “Para qué” vieron a las dos o tres Mag que hubo entonces. Siempre estuvo encarado por el mismo lado, no es que antes era todo luz y todo hermoso, siempre fue bien oscuro, pero hay un montón de demos de cuando no sabía producir ni mezclar ni nada y la verdad es que me encanta cómo quedó ese tema. Estoy muy contenta, me parece muy zarpado eso, dos años haciendo una canción. Todas esas canciones fueron mi punto de aprendizaje de producción. Después me di cuenta de que iban por el mismo lado sonoro y que las había hecho en distintos momentos en los que estaba movilizada y que necesité sentarme a escribir. Por eso Verborragia, porque era esa urgencia de escupir palabras.
¿Cuán relevante considerás tu desempeño como productora en tu proyecto?
La producción es lo que más atraviesa mi proyecto. Si bien estos temas salieron de un lado re emocional por cosas que me fueron gustando y sintiendo, la producción también significa un montón porque encontré finalmente lo que más me gusta hacer. Siempre hice música desde muy chica y nunca me encontré con ningún instrumento, lo mismo cantando, nunca me sentí una gran cantante. Y cuando empecé a producir fue completamente por impulso. Es el día de hoy, después de tres años, que estoy todos los días produciendo, y eso me marcó mucho. Ahora todos mis días se tratan de estar descubriendo y aprendiendo constantemente.
Escuchá Verborragia de Mag en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).