La industria musical parecería estar en una carrera hacia la perfección pulida, donde cada acorde está calculado para su máxima accesibilidad y las melodías anhelan ser pegajosas y brillantes. Las producciones impecables dominan el espectro mainstream y las listas de éxitos se obsesionan con la previsibilidad, la fluidez y la fácil digestión de las producciones. Es por esto que cuando propuestas tan experimentales como incorrectas como la de Mica Levi persisten durante tanto tiempo en un ecosistema así de domesticado, no está de más preguntarse: ¿por qué?
Músicx, compositorx, productorx, cantante y letrista, Levi construyó una trayectoria que desborda etiquetas y que transita con naturalidad entre el pop experimental, la música orquestal, el grunge rock y el diseño sonoro. Proponiendo la desprolijidad como estética, pero también el dramatismo y la elegancia, los acercamientos de Mica Levi a la música fueron muchos y variados: al principio como parte de la canónica banda de pop experimental Micachu & The Shapes, luego solo como Micachu, intercalando con trabajos de composición de bandas sonoras de películas como Under the Skin (2013) y Zone of Interest (2023) de Jonathan Glazer, y Jackie (2017) de Pablo Larraín, entre otras. Fue recién en 2020 que Levi publicó su primer disco solista, Ruff Dog, un álbum de once canciones que funciona de matrimonio entre el dream pop y el grunge.
Pero quizás una de las aristas más intrigantes de su carrera resida en su lado colaborativo con otros artistas musicales como Tirzah, Arca, Björk, Dean Blunt y Yung Lean, entre otrxs, donde Levi encarna la figura de productorx y compositorx, operando en las sombras de la autoría tradicional. En una era donde el protagonismo individual es frecuentemente celebrado, Levi subvierte esta lógica al actuar como mediadorx entre su propio lenguaje minimal, atmosférico y áspero y las voces de sus colaboradorxs. Su trabajo con Tirzah, por ejemplo, no solo redefinió las convenciones del pop minimalista, sino que también reveló un enfoque profundamente intuitivo: canciones como las de sus álbumes Devotion o Colourgrade, ambos producidos por Levi, parecen existir en un delicado equilibrio entre lo vulnerable y lo alienante, un espacio que Levi sabe habitar a la perfección.
La arquitectura sonora de un espacio liminal, un ambiente entre dos conceptos que en primera instancia pensaríamos que son contradictorios, se desata en su completa capacidad en las bandas sonoras de Levi para películas como Under the Skin y Zone of Interest. En la primera, Scarlett Johansson actúa de una alienígena suelta en la Escocia rural que induce sensualmente a sus presas masculinas subiéndolas a su camioneta y llevándolas a un no-espacio donde ella se alimenta de ellos. En la segunda, la cotidianidad de una familia nazi en un campo de concentración conversa con los crímenes que suceden de las puertas de la casa para afuera.
Ambas bandas sonoras, aunque separadas por casi una década, comparten la idea de una aproximación a lo sonoro como una extensión conceptual del espacio narrativo. En Under the Skin, Levi construye un lenguaje musical que parece proceder de otro planeta: cuerdas distorsionadas, texturas sintéticas y patrones rítmicos fragmentados replican la perspectiva alienígena de su protagonista, haciendo del sonido un espejo del extrañamiento. En Zone of Interest, la música se vuelve aún más inquietante en su sutileza; un paisaje sonoro que apenas se manifiesta, pero cuya presencia es tan ominosa como los horrores que sugiere. Así, Levi abandona cualquier intento de literalidad o dramatismo convencional, optando en cambio por explorar la banalidad del mal desde la ausencia, el vacío y la repetición casi imperceptible de motivos sonoros. Lo que une ambas obras no es solo su capacidad para amplificar la narrativa, sino también su insistencia en desestabilizar al espectador, forzándolo a habitar un espacio incómodo, ambiguo y tenebrosamente impersonal.
Sin embargo, en sus discos solistas, Levi desarrolla una personalidad casi completamente distinta, demostrando que en un trabajo no pulido puede haber tanto una intención como una declaración de personalidad. Ruff Dog y Blue Alibi (2021) encarnan esta filosofía, despojando a la música de su necesidad de perfección técnica para abrazar lo crudo, lo fragmentario y lo inacabado como parte integral de su identidad.
Antes de su primera presentación en Argentina la semana pasada en el festival Hyperlocal, Mica habló con Indie Hoy sobre algunos de sus proyectos más recientes.
Tu último lanzamiento, Slob Air, es una pieza orquestal de 17 minutos (12 en plataformas de streaming) con un beat que prácticamente no varía en toda la duración, al que se le van acoplando una serie de elementos fantasmagóricos y vocales muy difuminadas. Al escucharla queda un sentimiento nostálgico y triste, pero el carácter dream pop de la canción ilumina un poco este sentimiento, por lo que no diría que es una canción oscura. ¿Qué tenías en mente a la hora de componerla?
En cuanto a lo que tenía en mente, no creo que tuviera mucho, creo que simplemente disfrutaba de su sonido con bastante apatía. Supongo que a veces cuando hacés música, la escuchás una y otra vez o la escuchás durante un largo período de tiempo y en vez de ser algo corto como cuando tenés un loop o algo que solamente escuchás un par de veces hasta el final, era una especie de seguir y seguir en un largo formato. Me gustó la sensación de escucharlo y supuse que a otras personas también les gustaría. También sentí que estaría bueno sacármelo de encima. En retrospectiva, como me suele pasar, me di cuenta de que justo antes de hacer la canción y el video, dejé de fumar marihuana, así que quizás sea un brindis a eso y por eso también se siente algo nostálgica. Podría ser una especie de triste despedida.
Este procedimiento, el de empujar un mismo beat o elemento hasta su límite, de algún modo se repite en Trip9love…?, el disco de Tirzah de 2023 que produjiste, en el cual todas las canciones cuentan con un mismo beat y piano, sobre el cual Tirzah lee una serie de poemas, que al final terminan generando la sensación de ser una gran y larga canción, en vez de esa idea tan trillada de que un álbum debe ser dinámico y contar con distintos momentos bien diferenciables. ¿Qué inspiró esta decisión? ¿Cuál es la estética que encontrás en esa austeridad de elementos?
Lo hicimos muy rápidamente. A veces se siente como un engaño hacer tantos cambios con tantos beats diferentes. Puede ser una buena idea, pero no se sentía correcto, entonces lo hicimos así. Con Tirzah trabajamos juntxs durante mucho tiempo, desde que éramos niñxs, y ahora cuando trabajo en la computadora intento estar la menor cantidad de tiempo posible en ella. Creo que cuanto menos tiempo toma esa instancia es mejor, no tanto en términos de velocidad, sino más bien en que si podemos lograr lo que estamos intentando conseguir juntxs en un espacio de grabación, lo prefiero así personalmente, en lugar de tener que interferir después. Creo que tenés razón sobre la noción del pop, normalmente hay mucha variedad en un disco así, y eso que es un género que me gusta mucho, pero supongo que muchos de los discos que termino escuchando no tienen mucha variedad, y no son realmente discos de música pop en ese sentido. Pueden ser de diferentes áreas de la música que cuando escuchás el disco no necesariamente suena diferente pista a pista, o incluso álbum a álbum a veces, sino que aparecen diferencias sutiles o elementos ligeros que pueden tener que ver con otro tipo de música que influye u otras cuestiones que entran. Es un poco recuperar la noción del álbum como un vinilo de 12 pulgadas, como solía ser, donde solamente das play a eso. Mucha de la música que escucho está más vinculada a la longitud de un álbum, con la producción musical de esas personas, y no con una idea tan curada… Tiene que ver con eso, también con ser recursivo, con no manipular demasiado las cosas, más bien tratar de tenerlo todo listo en la grabación en lugar de trabajar después, eso es lo ideal para mí y para Tirzah también. También puedo decir que, desde mi punto de vista pianístico (no vocal), estaba viendo muchos videos de Scott Storch en esa época y luego entrando al trabajo de Barry White, BNYX y el mundo de piano de Morton Feldman.
Algunas semanas atrás Björk te invitó a hacer un DJ set con ella en Smekkleysa Plötubúð, la disquería en Reykjavík que fundaron los Sugarcubes. ¿Cómo estuvo? ¿Cómo es tu relación con Björk?
Fue sorprendente y realmente inesperado. Islandia es increíble, la pasé muy bien, somos buenxs amigxs.
Otro importante pilar en tu carrera es tu trabajo como compositorx de bandas sonoras para películas. Pareciera ser que ahí desarrollaste una personalidad distinta a la que tenés en tus trabajos personales, más oscura y dramática. ¿Ves esta diferencia?
Creo que las bandas sonoras que he hecho pueden ser más dramáticas porque hay una especie de canalización de personajes en situaciones intensas y desafiantes, o de temas que también son imponentes y mucho más grandes que la vida de cualquier persona. Así que creo que mi trabajo en ese sentido es mejor cuando no tiene nada que ver conmigo. Mi trabajo es menos dramático y, para serte sincerx, no quiero demasiado drama en mi vida, y tal vez haya una protección de eso también. Tal vez por eso se genera una situación con distintos avatares, como si fuesen muestras de otros mundos y otras vidas.
Las bandas sonoras de Under the Skin y Zone of Interest de Jonathan Glazer, a pesar de ser bastante distintas, comparten elementos y hasta una atmósfera similar. ¿Qué diferencias marcarías entre una y la otra?
Sí, es probable que sean similares. Hubo poca diferencia en el proceso, quizás menos trabajo nocturno con Zone of Interest. Siento que Camden es un mundo familiar pero vasto. Nos pasamos algunos años ahí, el tiempo suficiente, y luego empezamos a extraer algunos de los materiales. Se necesita tiempo, la vida tiene que pasar, aunque John [Glazer] me persigue un poco, lo que lo vuelve algo aterrador también. Él aborda su idea y su película de una manera no egocéntrica, porque sabe que va a llegar más allá de él si lo hace. Lo que no significa que no tenga confianza o seguridad, de hecho significa tener una seguridad plena, porque está siguiendo algo y no forzándolo, avanza sin miedo. Nos anima a todos a hacer lo mismo. Una vez que pusiste una cierta cantidad de tu alma y de tu tiempo, no podés largarlo porque ya fuiste muy lejos, no queda nada detrás tuyo.
¿Qué música venís escuchando últimamente?
Estoy escuchando un montón de cosas al azar, como todo el mundo. Veo muchas cosas en vivo. En Londres hay un montón de buena música. Un poco se trata de ir a los mismos lugares y tiendo a ver y descubrir muchas cosas buenas. Y viendo películas también, el otro día vi No Other Land, una película bastante importante.
¿En qué momento creativo te encontrás? ¿Estás trabajando en algo nuevo?
No lo sé, no tengo planes… No estoy segurx, solo sigo adelante, haciendo lo que hago…
Escuchá a Mica Levi en plataformas (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).