Monsieur Periné es quizá la agrupación independiente colombiana más renombrada en la actualidad además de Bomba Estéreo. El proyecto que nació hace una década como un experimento de un grupo de universitarios amantes del swing y el folclore, hoy tiene millones de seguidores a nivel global. Su repertorio es variado, incluye incursiones mestizas que conjugan muchos ritmos desde el bolero hasta la cumbia o el pop rock. Una amplitud sonora apropiada para reflejar la rica herencia étnica de su país, una tierra tropical que cuenta con playas en dos océanos, cordillera andina, llanuras, desiertos y selva amazónica.
Los líderes de esta propuesta son la vocalista Catalina García, quien hace poco participó en el MTV Unplugged de Café Tacvba, y el multi-instrumentista Santiago Prieto, un virtuoso de las cuerdas. Durante una visita fugaz a la ciudad de Buenos Aires en la que brindaron un recital acústico y gratuito afuera del Centro Cultural Recoleta, conversamos personalmente con ambos músicos en vísperas de su próxima visita a la Argentina como parte del Festival Nuestro 2019, evento en el que compartirán escenario con figuras como Juana Molina y Nathy Peluso. Hablamos sobre el debate por la apropiación cultural de ciertos géneros musicales, sus recomendados de la movida de Colombia y su actual gira mundial llamada La Sombra Tour.
El nombre de la banda surgió a partir de una broma con una frase de Las partículas elementales de Michel Houllbecq. ¿Qué libros o autores están leyendo por estos días?
Santiago: En realidad no fue una frase de Houllebecq, sino solo la palabra “Periné” me hizo llegar al diccionario. Pero a mí me encanta lo que él escribe, y especialmente esa novela la leí como tres veces. Ahora estoy con The Inner Nature of Music and the Experience of Tone de Rudolf Steiner, explica cómo impacta la música no solo a nivel auditivo, sino a toda el alma humana. Es una cosa medio esotérica pero buenísima, y también habla de historia de la música.
Catalina: Hace poco estuvimos en un centro cultural de Medellín y nos regalaron varios libritos. De esos he estado leyendo uno de Walt Whitman, un compilado de poemas que me ha atrapado.
¿Catalina, cómo crees que ha influido en tu música tus estudios en antropología?
C: Creo que más que influenciar en las composiciones, influenció en mi vida en general.
¿Pensás entonces que afectó más bien tu mirada sobre el arte y la humanidad en sí?
C: Claro, influye en gran medida en mi visión de la vida. Desde muy chica tuve una sensibilidad hacia lo que sucede en la sociedad. Me duele la injusticia, me afecta lo desigual. Me cuesta tener empatía ante situaciones injustas. A partir de allí me acerqué a la antropología. Tiendo a observar mucho. Y además de aquello, más relacionado con el rollo de Monsieur, hemos construido un lenguaje que no es solo sonoro, es una estética. Eso es construido y hecho a consciencia. De alguna forma toda la parte visual, gráfica, la narración, lo que nutre ese lenguaje es el acercamiento a las culturas artesanales, a nuestras raíces. A mirar cómo se vestía el campo a través de los años en América Latina, por qué. Y cuáles son las relaciones con Europa, qué hay detrás de eso, de que las mujeres se trencen los cabellos, la forma en cómo se engalan. Todo esto no ha sido como que alguien me dijo: vístete con esto y ya. Ha surgido a partir de todo un espacio de investigación.
O sea que mientras otros artistas son más aconsejados por un asesor de imagen, por ejemplo, ustedes apelan a todo ese conocimiento etnográfico…
C: Exacto, y no solo eso, sino que es un asunto que me conmueve. No es un discurso y ya.
¿Y qué experiencias de tu infancia y adolescencia marcaron tu estilo y tu vocación?
C: Vengo de una familia muy relacionada al campo, cafeteros que cultivan, desde mis tatarabuelos. Entonces desde muy chica nos enseñaron a sentir amor por la naturaleza y a respetarla. Aprendí mucho de mis abuelas que tejen, que tienen mucha destreza con las manos. Mi abuelo era muy carpintero, construía lo que fuera que necesitaba. Era un artista, pero además de eso también músico, le gustaba el teatro, declamaba. Así que siempre me estimularon mucho artísticamente, lo creativo siempre estuvo en mi vida.
Volviendo al presente de la industria musical, ¿cómo los ha tocado el tema de las polémicas por apropiación cultural? ¿Se han sentido acusados en alguna ocasión por tocar música de ciertas regiones sin haber crecido específicamente allí, por ejemplo?
C: Sí, siempre, desde el principio. Nos decían: “Ah, pero ustedes no son franceses. Ah, pero tampoco parecen colombianos.” O, nos han reclamado: “Ustedes hacen música light porque la raíz no está tan presente.” Pero creo que más allá de todo, esos son discursos. La música no le pertenece a nadie. Ni los géneros, nada es puro, precisamente de eso se trata. Al ser una expresión y un patrimonio de la humanidad, la música está todo el tiempo mezclándose. Cerrarse ante esa realidad es inútil.
¿Qué artistas colombianos emergentes les gustan y quisieran recomendar?
S: Hay una chica que conocimos hace poco que se llama Mabiland, está muy chévere. Es rapera.
C: Sí, también canta soul, tiene una banda muy buena. Escribe unas cosas geniales, y es muy raza, muy cruda.
¿Qué experiencias tuvieron desde su papel como embajadores culturales colombianos y latinoamericanos en el mundo?
C: Hay muchísimas. A mí me parece increíble eso, que lo llamen a uno embajador cultural. De repente no te das cuenta cuándo es que sucede eso y es muy bonito percibir que la gente se siente reflejada y bien representada a través de lo que uno hace. Es una responsabilidad grande pero en vez de pensarlo como “Ay, tengo esa responsabilidad”, a mí me da mucha alegría que los colombianos podamos replantear nuestro discurso de otra manera. Y si se puede hacer a través de la música me parece maravilloso. Siempre recibimos eso, mucha gratitud por nuestro arte.
Respecto del proceso creativo de su último disco, Encanto Tropical, ¿cuál fue el mayo reto que tuvieron que superar?
S: El reto principal fue tratar de evolucionar lo que ya habíamos hecho, enfocarlo desde otra posición. Hacerlo mejor: cantar mejor, componer mejor, tocar mejor. Nuestra música siempre la hacemos nosotros. Muchas veces la música de hoy se hace con equipos de producción que la completan como armando un auto: uno hace la puerta, alguien hace el motor. Acá no pasa eso, el reto principal fue no repetirnos y superarnos.
¿Qué tiene de diferente La Sombra Tour en comparación a sus giras anteriores?
C: Es la gira más larga que hemos tenido. Son varios continentes y es durante el año entero. Todavía no hemos anunciado el resto de la fechas, pero tenemos recitales pactados hasta fines de 2019. Va a ser un reto y una prueba de resistencia, de convivencia. Lo otro, la música y los escenarios y todo eso están increíbles, de mucho nivel.
¿Qué tienen preparado para su presentación en el Festival Nuestro?
C: Eso lo vamos a ver en estos días. Nos han recibido con mucho cariño aquí, me sorprende gratamente. La gente acá es muy cariñosa con los artistas, son muy cálidos. Queremos regresarles todo ese amor sobre el escenario.
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Monsieur Periné tocará en el Festival Nuestro el sábado 18 de mayo en Tecnópolis (Av. Gral. Paz y Constituyentes, CABA), entradas disponibles a través de Tu Entrada.