Morbo y Mambo tenía tres caminos a seguir como grupo después del lanzamiento de su primer disco. Podían sacar uno igual al primero; o lanzar uno distinto, y que sea una porquería. O jugarse a producir un álbum diferente, y colarse así en todas las listas de “lo mejor de 2014”.
Afortunadamente para el grupo marplatense, el destino eligió la opción tres y hoy, a poco de lanzar la versión física del álbum en formato vinilo, Morbo y Mambo saborea las mieles del éxito, prepara el show de presentación de su Boa venenosa y sigue demostrando el potencial de su sonido bien lejos del mar, en las profundidades del interior argentino.
A días de subir al escenario del Caras y Caretas, tres de los seis Morbo y Mambo abrieron las puertas de su bunker, situado en el corazón de La Fábrica -un viejo rincón escondido del bajo porteño- en donde confluyen todas las ramas del arte con el fuego propio de la autogestión.
Luego de la exitosa repercusión que tuvieron con Boa (2014), ¿en qué anda hoy Morbo y Mambo?
Nacho: Estamos presentando el disco por todos los lugares posibles del país. Venimos muy motivados con la idea de llevarlo afuera de Buenos Aires porque nos representa un gran desafío mover una banda de seis personas. Hay un público por fuera de la gran ciudad. Estuvimos en Mendoza, vamos a estar en Santiago del Estero, Tucumán, Córdoba.
¿Ya se puede definir un género en la banda o lo siguen buscando?
N: Nuestro género es muy particular. En principio es instrumental, y no existen muchos exponentes nacionales del estilo. Está bueno porque es un gran hueco que hay que llenar y además porque no hay un soporte literario de la música. Uno puede pensar que eso quizás ponga un obstáculo en el contacto con el público, pero pasa todo contrario. Ensancha la cuestión. Hace que la conexión se dé por un costado mucho más sensorial.
Y así lo vive la gente en los recitales…
N: Cuando sonamos bien, nuestros shows se transforman en una especie de ritual. Nos pasa a nosotros cuando tocamos música, entramos en una frecuencia que es muy particular, que es justamente Morbo y Mambo.
¿En Boa cambió el sonido de la banda?
Maxi: Morbo y Mambo no es música en formato canción y eso hace que mute en muchos sentidos. El primer disco no se parece al segundo, claro. No seguimos la línea del afrobeat, del funk y del dub que prendió la mecha, y que nos sigue encantando. En Boa hubo una necesidad de cambio. Mutó la formación de la banda y el gusto musical de cada uno de nosotros.
N: Entre el primer disco y el segundo de Morbo y Mambo pasó una gran cantidad de música, no sólo por nuestros oídos sino también por nuestro cuerpo. Porque salieron proyectos nuevos, zapadas en esta misma sala con otros músicos.
En La Fábrica también ensayan otros exponentes de la nueva música argentina, como Banda de Turistas, Nairobi, Mompx, Las Kellies, Francisca y los Exploradores, entre otros. “Este es nuestro hogar” asegura Nacho mientras recorre la sala con la vista.
¿Las canciones de Morbo y Mambo nacen zapando?
Mauro: Seguro, casi siempre. Pasa mucho así. De hecho el primer disco surge de improvisaciones en la sala, y un tercio de Boa es básicamente zapada.
Maxi: Nadie trae un tema terminado con las partes de cada músico escritas. Nunca se dio de esa manera, porque tampoco hay un compositor fijo. No hay un líder en Morbo y Mambo.
Para grabar Boa, los músicos de Morbo y Mambo se internaron en ION durante tres días. En las dos primeras jornadas grabaron todo el material que tenían preparado, y el último día se lo dedicaron a la improvisación.
Como otras tantas bandas argentinas de la actualidad, ustedes van a editar su último disco en vinilo, ¿cuándo va a salir a la calle?
N: El disco va a estar listo para el show del 8 de mayo en el Caras y Caretas. Es un verdadero lujo poder editar en vinilo porque somos amantes de la música y es un formato que consumimos mucho.
¿Lo hacen por el fetiche del formato?
N: No necesariamente. Tuvimos la suerte de que Exiles Records, un sello chico que está dando pasos gigantes, nos contactara para editar Boa en vinilo. Si no, no lo haríamos. Es un costo que no podríamos encarar. El responsable del sello es Paco Gallardo, un agitador cultural increíble. Ya editó en vinilo a Los Alamos, a los Hermanos McKenzie, a Lucas Totino, entre otros. Los manda a hacer a Estados Unidos o a Europa. Cuando le puso una oreja a nuestro disco, le encantó y nos ofreció hacerlo.
¿Cuánto cuesta ser un músico independiente?
N: En Argentina no hay industria del under, lo que genera guita es el mainstream. Por eso hacer tus propios emprendimientos significa arrancar de entrada con tres casilleros abajo. Pero eso tiene cosas súper buenas, porque te las tenés que ingeniar. Tenés que encontrar la manera de hacer que tu disco llegue a todos los lugares del país y tocar todo lo que puedas. Es como un curso de autogestión acelerado. Por eso nos rodeamos de gente como nosotros, que se abren camino a los machetazos.
¿Cómo va a ser la presentación del disco en el Caras y Caretas?
N: Tenemos preparado un show muy audiovisual, en donde el protagonismo lo van a tener las proyecciones, los juegos visuales y las luces. Cuando tocamos en salas que se prestan a este tipo de experimentos los hacemos de cabeza. Trabajamos hace años con Mati Nuevo (Matías Scheggia) y Pablo Gonzales Diaz Pacheco (organizador del evento de diseño más importante de la Argentina, el Trimarchi de Mar de Plata). Ellos se encargan del costado visual de Morbo y Mambo, laburan codo a codo con la banda y confiamos mucho en su trabajo. Va a ser inolvidable.
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Morbo y Mambo presentará Boa el 8 de mayo en la sala Caras y Caretas. Entradas en venta mediante TuEntrada.