Mujer Cebra es una banda que muerde, quema y deja cicatrices. Desde 2021, cuando emergieron de las cenizas del encierro como parte de la movida post pandémica, el trío irrumpió con un sonido afilado que no pedía permiso ni ofrecía disculpas. La guitarra de Santiago Piedra es un bisturí, mientras los bajos de Gonzalo Muhape y la batería de Patricio García Seminara construyen un muro rítmico que avanza como un tanque. No hay lugar para la indiferencia: o te movés o te aplastan.
Su segundo álbum, Clase B, ocupó el puesto más alto del ranking de Los 50 mejores discos del 2023 en Indie Hoy, por sus canciones que convierten la vulnerabilidad en pura intensidad sonora mediante melodías que arrancan del alma todo lo que se intenta esconder. Mujer Cebra no necesita adornos ni excesos. Su fórmula de “menos es más” nos recuerda que el rock vive en lo sustancial: energía, crudeza y emoción.
La escena que dio lugar a Mujer Cebra nació de un espíritu colectivo, donde las bandas se hacían el aguante unas a otras en cada fecha, compartiendo escenarios y público en un circuito que respiraba colaboración y rebeldía. Un ecosistema en el que nadie estaba solo: cada banda, cada disco y cada pogo eran un ladrillo más en la construcción de algo que comenzaba a latir con fuerza. Hoy, ese espíritu sigue vivo, pero la escala cambió: lo que empezó en un movimiento de nicho ahora se alza como un fenómeno que no puede contenerse.
Mientras tanto, Mujer Cebra subió sin perder su esencia, incluso después de haber firmado con Sony Music Entertainment Argentina, pasar por el festival Lollapalooza, girar por México, Chile, Perú y Uruguay, recibir nominaciones a los premios Gardel, o compartir escenario con Interpol en el icónico Luna Park. Su música, ahora con un alcance continental, mantiene esa chispa que los definió en sus comienzos, pero con la madurez de una banda que entiende que el arte es tanto evolución como recuerdo. Para ellos, no hay dilema: son parte de un movimiento que no tiene dueño ni fin, una ola que sigue creciendo y de la que ahora también forman parte como referentes.
Antes de su presentación esta noche en el Teatro Vorterix, Mujer Cebra habló con Indie Hoy acerca de su recorrido, sus gustos y nuevos retos.
El show en Vorterix es su apuesta más grande hasta ahora. ¿Qué significa para ustedes esta fecha?
Santiago Piedra: La excusa fue el cumpleaños de Pato y mío. Queríamos hacer una fecha de fin de año, como ya habíamos hecho el año pasado y el otro en Niceto. Vorterix es un lugar donde también queríamos tocar, fue medio un berretín, la verdad es que lo estamos tomando como una fiesta personal. Es nuestro cumpleañito y de alguna manera también se siente como una despedida de todo lo que venimos haciendo.
Patricio García Seminara: Es loco porque no estamos presentando nada. Fue un gran año, de gira de Clase B por todo el país, por algunos países limítrofes y no tan limítrofes. Así que se trata un poco de terminar esa gira y empezar de nuevo al toque.
Este año fue clave para la banda en cuanto al recorrido que hicieron por distintos escenarios. ¿Qué sensaciones les dejó la gira? ¿Cómo sintieron la recepción en otros países?
SP: La verdad es que estuvo súper bien, sobre todo porque se siente distinto en cada lugar. Cada país tiene su yeite. El público de México es muy particular, la gente es muy copada y tienen una manera medio nerda. Acá no me pasó mucho que la gente te salude y te pregunte cosas tan raras de canciones, o interpretaciones de canciones, o cosas de sonido más técnicas.
PGS: Si les gusta tu música, te estudian, te escuchan, se ven entrevistas, saben cómo te llamás, compran el merch. Aprovechan que te tienen ahí para sacarse las dudas. Acá capaz que te pueden ver más seguido, te pueden cruzar en la calle. Nos pasó lo mismo en Perú, que al igual que México, estaban súper agradecidos de que vayamos, porque entienden que es una movida. A Chile ya habíamos ido. A Uruguay fuimos un par de veces, y se arma un descontrol tremendo cada vez que vamos.
SP: Es un país muy bonito. Medio como Argentina, pero con un par de cambios menos.
A nivel de escenas musicales, ¿notaron paralelismos con el surgimiento de la movida post pandemia en Argentina?
PGS: Depende, son distintas. Walrus, Neamwave y Yakisoda fueron mi hallazgo.
SP: Uruguay está viviendo como su “Moscú Era”, en otra escala. Tienen esa cosa muy de salir a ver bandas. Se ve que se está armando ahí y fue lo que pasó acá al principio.
PGS: Me hace acordar mucho al primer festival Neo Muerte, el primer DIY, están en esa. No sé qué proyección va a tener, pero siento que en Uruguay están en ese período y es espectacular. Se hacen el aguante y hay pogo, algo que creo, por lo que me dicen ahí, no pasaba hace rato. Perú también me hizo acordar mucho, hay mucho shoegaze. En México fuimos a ver Muérete Tú y Margaritas Podridas, estuvo increíble. Un show en La Bestia, que es una mezcla de Moscú y Tifón, pero tienen una radio. Es impresionante. De repente estamos nosotros tomando tequila barato, y al día siguiente cae Idles.
SP: En el techo leías nombres de bandas que tocaron. Fue como, ¿cómo que estuvo Kim Gordon acá? Hay mucha data.
¿Qué bandas del nuevo under local les gustan?
SP: Sigo algunas cosas y otras no, es imposible abarcar todo. Hay muchas movidas distintas. No es que vas a un lugar y pasa eso. Ahora tenés que estar más encima y seguir lo que te gusta. Me gusta mucho Carrusel, Lola, Error Vanessa y El Nota, que va a abrir el show. El disco de Sunlid es muy zarpado. ¡Hay mucha movida piola!
Formaron parte del soundtrack de la serie Cromañón con una reversión de “Triste canción de amor” de El Tri. ¿Por qué eligieron este tema?
SP: Fue una propuesta que nos llegó. Escuchaba mucho de chico la versión de La Renga, si bien no escuchaba tanto la banda, pero ese tema sí lo tenía de la época de Ares. Nos pidieron ir más por el lado de El Tri, que es una cuestión distinta, así que nos quedó una versión en el medio, algo muy personal.
PGS: No nos dieron especificaciones ni nada, simplemente nos dijeron de ir más por ese lado. Igualmente es una canción de Mujer Cebra, pero con la melodía de El Tri.
SP: Y aparte la cuestión también era que no sabíamos qué onda la serie. Creo que nos pasó a todos al principio, que nos imaginábamos una cosa rara, yo me preparé para lo peor. Así que pedimos si podíamos ver algo y nos terminó enganchando. Pensé que la trataban con respeto y creo que está bueno, porque también es la manera en la que la gente más piba quizás consume las cosas.
PGS: A todo el mundo le pasó ese prejuicio de decir: “Esto va a ser una mierda”. Pero se trata de generar conciencia. Son pibes de una generación que no se acuerdan de lo que pasó como nosotros. Todos nosotros nos acordamos dónde estábamos cuando fue Cromañón, aunque éramos chiquitos. Ahora está bueno que sea una especie de terapia de shock. Tipo: “Te lo muestro crudo para que no hagas boludeces”.
¿Qué nos pueden contar sobre lo nuevo que están trabajando? ¿Qué dirección están tomando?
PGS: Estamos en un proceso de grabar cosas, componiendo y cocinando lo nuevo.
SP: Estamos tratando de escapar un poco a la esencia que ya tenemos. Clase B lo tomamos como el disco para sacarnos el berretín de que sea más vintage, desde la gráfica y todas esas cosas, que mire un poco para atrás. Lo nuevo trata de olvidarnos un poco de ese romance, de hacer algo más moderno.
PGS: Tratamos de prestarle más atención a los sonidos de ahora, de escuchar más bandas nuevas.
¿Qué los lleva a experimentar con ese cambio?
SP: Creo que tiene que ver con lo que uno está viviendo y de lo que uno se está nutriendo. Toda la movida, no solo nuestra, tiene algo de romantizar cosas que ya pasaron hace mucho. Y está bueno que eso sea un disparador, porque vos después agarrás lo que querés y lo transformás en una cosa, o conectás con alguien que labura de otra manera y se termina transformando en algo nuevo. El tema es cuando querés sonar como algo viejo, o querés vivir en una época que de repente no es la tuya, y estás entendiendo el mundo de una manera medio extraña.
PGS: Puede estar buenísimo, pero creo que hay que transitar todos los caminos y no cerrarse a una sola cosa.
SP: Podés vivir en la era que quieras. Pero bueno, esa es por lo menos en la que estamos ahora.
¿Con qué se están nutriendo ahora?
SP: Antes de sacar el primer disco, teníamos una propuesta mucho más pretenciosa, que en algún momento la bajamos a tierra porque sentíamos que era una locura. Siempre usamos pocos elementos para hacer los discos y ahora ya tenemos un poco más de chapa para poder hacer otras cosas. No buscamos limitaciones, sino todo lo contrario, tratamos de abrir el abanico. Musicalmente me pasa un poco eso también. Es la primera vez en la vida que en Spotify Wrapped me salen cosas que no sean de hace 20 o 30 años. Brutus VIII me gusta mucho, Fontaines D.C. me gusta mucho, Idles siempre lo tengo ahí encima. Están pasando cosas muy copadas.
PGS: Están reinventando el rock. Yo estuve conflictuado mucho tiempo, no por la parte del sonido porque siempre me pareció que todas las bandas sonaban muy bien y que estéticamente estaban muy bien también. Pero me costó entrarles porque tienen otro formato, no tan de estribillo obvio y tribunero. Me cuesta desacostumbrarme del típico formato de rock nacional, o de lo que yo solía escuchar. Ahora me estoy abriendo más a esa idea. Igual mis bandas favoritas son Radiohead y The Smile, son mi Biblia, cuando estoy perdido siempre vuelvo ahí. No importa si estoy escuchando cosas más modernas, de repente sale Radiohead y entiendo todo. Igualmente trato de desligarme lo más posible, de salir de la zona de confort. Estoy luchando con eso.
¿Qué temas de su discografía son los que más disfrutan de tocar en vivo?
PGS: ¡“Fantasma”!. Me encanta la energía, cómo canta la gente y cómo lo siento yo. Es un tema que me permite conectar con el canto de la gente, porque hay un momento en que la batería frena y queda solo el bombo y la voz, así que puedo conectar con más gente, porque siendo baterista estás detrás de todo y a veces es más difícil. Es el momento que más disfruto del show: ver el público.
Mujer Cebra se presenta el miércoles 11 de diciembre a las 21 h en Teatro Vorterix (Av. Federico Lacroze 3455, CABA) junto a El Nota. Entradas disponibles a través de Allaccess, con 30% de descuento para socios de la Comunidad Indie Hoy.