El río es uno y también es todos los ríos del mundo. Pol Nada dice que el Paraná, para Linares Cardozo, es un vehículo para tener una experiencia universal. Que podría ser él sentado en la orilla o podría ser un negro en el Misisipi. Lo que suena, lo que duele, lo que se canta, es una pregunta acerca del hombre en la vida y que esa pregunta es más importante que el río en sí mismo. Y suena, y está la lechuza entrerriana, el espinillo, el monte, los árboles en las islas, el agua.
Pol Nada se dedicó los últimos años a estudiar al folclorista Linares Cardozo. Ambos nacieron en La Paz, un pueblo de 30 mil habitantes al norte de Entre Ríos. Uno le dedicó su vida a la preservación de la chamarrita, un sonido específico de la zona, y Pol, ya instalado en Buenos Aires, descubrió a la distancia la forma y el peso de la belleza de su espacio natural.
“Linares Cardozo suena al nivel de las canciones patrias allá en La Paz”, dice. Y le creo. Para reinterpretar, para hacer propio algo ajeno, para cantar eso que uno lleva tan adentro que no lo ve, hay que apropiárselo entero y a conciencia. Pol Nada investigó la obra entera de Linares Cardozo y seleccionó 8 canciones que componen La san llamarada. Es el primer disco de una trilogía: el segundo es de versiones remixadas por él y otros artistas electrónicos, curado por Discos Fértil, y uno tercero de canciones folclóricas propias.
Hay que decirlo, el folclore de Pol Nada es una invención. Es una visita al pueblo natal, ahí donde todo es análogo y despacio, pero registrado con cámara digital: la rugosidad está, las texturas continúan, pero hay una identidad digital.
Pol Nada tiene un camino de investigación y obsesión. Su primer disco se llama Querés estar solo, es cancionero y electrónico. Es pop. Después se metió en una empresa compleja: hizo un EP de versiones de Patricio Rey y los Redonditos de ricota. Se llama He estado en varios lugares a la vez, editado en 2011, y son cinco versiones de Lobo suelto, cordero atado. Antes de reencontrarse con Linares Cardozo publicó Te vamos a salvar, un disco de 13 canciones más rockeras, siempre con el ingrediente electrónico.
Ecléctico en los proyectos, Pol Nada piensa la obra como una totalidad que supera a la canción o el disco. Él intenta adueñarse del proceso compositivo, la post producción, la imagen, la dirección de los videos, la estética entera.
Hay una anécdota: Una de las canciones de Linares Cardozo se llama “Lázaro Blanco“, que es el nombre de una leyenda del norte de Entre Ríos, se trata de un chasqui, un mensajero, que murió en una tormenta, bajo un árbol, al cual se le atribuyen ciertos milagros. En el lugar de su muerte hay un templete con murales y flores en su honor. Ahí, Pol Nada encontró un dibujo que le gustó y fotografió. Lo decidió en ese lugar, eso tenía que ser la tapa del álbum y lo tenía que hacer él. Estuvo un año dibujándolo hasta lograr lo que hoy es la tapa del disco. “Yo quería que esto fuera algo personal con Linares Cardozo, algo entre él y yo”, explica.
La san llamarada es el inicio de esa relación entre el folclorista y Pol Nada, una relación nocturna, a distancia, casi quieta. Ahora podemos escucharla.