Sara Azul Froján, mejor conocida como Saramalacara, viene pisando demasiado fuerte y veloz en la escena del trap. Su explosión es una cuestión inminente, si es que aún no sucedió. Su ascenso parece no tener techo, y si lo tuvo alguna vez ya voló en pedazos. Porque a pesar de que sus miles de seguidores aumenten desenfrenadamente, esta joven oriunda de Mataderos está dando apenas los primeros pasos de una carrera que ya hizo temblar el tablero con su prepotente e inclasificable propuesta.
¿Trap? Ella niega rotundamente esa etiqueta impuesta por la picardía simplista de la industria musical, pero tampoco le importa demasiado como para inventarse un problema, ya que sus canciones y presentaciones hablan por su cuenta. Pensar en Saramalacara exige discurrir en una vorágine de sonoridades y actitudes que se cruzan tanto con el trap como con el grunge, el punk, el emocore y la electrónica, como lo demuestra el bombo en negras de su última canción, “Guchi Polo“. Su versatilidad inquieta a todos los que intentan, vanamente, concebirla solo como una trapera.
Junto a la Rip Gang, el colectivo artístico que integra con Dillom, Taichu, Muerejoven, Odd Mami, Ill Quentin y más, elevó su popularidad como una de las referentes de la New Wave que trae frescura a un movimiento en ebullición a través de una perspectiva generacional. Así, Saramalacara se abrió camino single tras single, aludiendo al desamor y otras vivencias cotidianas, cantando sobre videojuegos, plata, sexo, drogas y agua, con una rebeldía carismática que consolidó su sello personal por dualidad: ser capaz de incentivar el caos desde el escenario, como también de conmover corazones con la sensibilidad de un ángel con alas rotas.
Acabás de estrenar “Guchi Polo”, una canción que generó bastante revuelo por la energía y su producción electrónica. ¿Cómo surgió esta idea?
Es un tema que tenía muchas ganas de sacar, originalmente era un beat de Evar que no tenía nada que ver, no tenía nada de techno ni de trance ni toda esa movida. Me lo mandó hace tiempo, a finales del 2019 o principios del 2020. Así que durante la fase 1 de la cuarentena, cuando estaba todo mal, me puse a hacerlo encerrada en mi casa sola con el celu metiéndole la letra y quedó en pausa. Cuando después se calmó un poco la situación y nos pudimos juntar, lo grabamos pero volvió a quedar guardado. A mitad de año, fui haciendo más cosas, más temas, escuchando más data, más que nada todo el mambo medio osu!, una vibe de Soundcloud que descubrí haciéndome amiga de un par de adolescentes yanquis random que hacen este género específico. Me re copé con esto y cuando agarramos este tema sentimos que sonaba medio viejo. Por eso lo actualizamos por así decirlo y quedó re otaku. Lo saqué y pensé que quien entienda la referencia bien, y para quien no, va a sonar como un opening de animé.
El single salió junto a un video que, además de ser el primero que sacás sola, tiene tu estilo muy marcado. ¿Te metiste de lleno en cada detalle para que se note esto?
Lo dirigió Juli Grasso que siempre labura en los videos de los pibes siendo parte del equipo, se lo ofrecí porque tenía muchas ganas de hacer algo con ella. Yo tenía la responsabilidad al cien por ciento del punto de vista estético de que fuera mi primer video sola, puse mucha mano dura ahí en cómo se tenía que ver todo, quería explicarlo bien claro para dejar marcado que era lo mío. A Juli le encantó y me respetó muchísimo, aparte puso su visión que ,teniendo en cuenta la mía, nos entendimos de toque. Estuvimos laburando con otra chica que también tiene re en claro este tipo de estética, medio onírica, que se llama Dominique, y también Juanita en la dirección de arte. Todo el equipo estaba re despierto y me junté con todos para mostrar referencias como si fuera el abc de esto.
¿Cómo es el trabajo de producción con tu colaborador habitual, Evar?
Este tema es como nuestro bebé de este estilo. Yo me lo tomo literalmente como la cancioncita de un jueguito. Con Evar nos juntamos y todo es muy dinámico, él entiende perfectamente lo que quiero y yo lo entiendo a él. Además lo terminamos con Luis Tomás La Madrid, que ahora estamos en trío yendo a tocar a todos lados. Y me entendieron que “Guchi Polo” es como una tarjetita medio bonus, un tema medio mutante, medio teen, como si fuera del Pump It Up. Yo les decía a los pibes eso y lo captaron enseguida.
¿Cuáles fueron las influencias detrás de la decisión de producir un tema con bombo en negras?
Ahora está muy de moda el hyperpop y todo el mundo a algo que tenga bombo en negras le dice así, pero esto no tiene nada que ver con el hyperpop. El bombo en negras es mágico, hay toda una movida medio under en Estados Unidos que le dicen shadow pop, es por ese lado pero desde un punto de vista totalmente diferente. Estuve muy influencia por un chabon que se llama Capoxxo, también por Deko, y otro que se va a la mierda es Oaf1. Son personas que están mezclando música urbana con todo lo que puede ser una realidad cyborg. Es una estética muy videojuego y al mismo tiempo podés transmitir cosas re fuertes en las letras, puede ser medio plástico el sonido y a la vez re llega.
Esta canción confirma que el trap es solo un punto de partida, tanto para vos como para el resto de la Rip Gang, porque manejan una versatilidad de géneros que hace que nadie pueda predecir con qué van a salir.
La verdad es que nunca tuve intención de hacer trap, la gente lo asumió sola. Si bien los primeros temas tienen el 808 que es algo muy marcado, la posta es que no fue una elección. Me gusta mucho lo que decís del punto de partida, porque aunque yo no crea que hago eso, tranquilamente mañana puedo hacer un tema súper west coast. Al mismo tiempo siento que hoy en día es tan fácil hacer trap, y partir de ahí, cuando vas creciendo y vas escuchando otras cosas, las vas incorporando según lo que tenés ganas de hacer. Y directamente se muta todo, está buenísimo. La Rip Gang podemos hacer lo que se nos cante el orto, porque decimos lo que queremos hacer y lo hacemos, como también mañana puedo sacar un tema clásico trap pegador, nos manejamos con mucha libertad. Yo aprovecho que no tengo todavía un sonido muy marcado, por más que sí tengo algo muy personal en las melodías con cosas que suelo hacer. Si tengo ganas de meterme a hacer un proyecto de post-punk lo puedo hacer, hay pase libre para todo.
¿Cómo describirías esta expansión o ruptura del género actual?
Creo que de a poco lo está haciendo un montón de gente, por ejemplo toda la movida de Duki, Khea, además de sacar mil remixes, vienen haciendo cosas muy trap, que es muy lo suyo, pero al mismo tiempo le meten un montón de elementos melódicos, giros raros e ingredientes que hacen que se vaya del trap convencional. A veces te vas más a la mierda como el tema que saqué yo y otras veces te vas menos. Es algo nuevo que podemos moldear y llevarlo para el lado que nos guste. Porque si lo pensás, ahora nadie quiere sonar como trap, todos están haciendo cosas más hardcore o nu metal, o se están yendo directamente a algo full reguetón, es como un comodín para mí. Porque por más que mis letras hablen de cosas personales, sigue siendo toda la postura del trap, todas las cosas que el trap representa. Y lo encasillan ahí porque ni idea, yo nunca dije que hacía trap. Lo veo por todo lo que me estuvo influenciando, que es por ejemplo Yung Lean, mi referente #1. Pero otro lo puede escuchar y decir que es re otaku y está bien también. Como que lo agarré, lo tiré a la cancha para que se fijen qué hacen.
Recientemente tuviste dos fechas presenciales en Buenos Aires, en el Hipódromo de Palermo y en Camping. ¿Cómo fue el regreso después de tanto tiempo sin subirse a un escenario?
Es muy raro porque por un lado estás re manija de tocar, pero a la vez volver al escenario todavía no se siente como volver al escenario. Camping fue el primer show de verdad que tuvimos desde la cuarentena porque fue un quilombo, se rompió todo. Como era mas chiquito el escenario y había más cercanía, se sintió una energía especial. Pero es muy raro, lo siento más como una simulación, antes para mí era como una inyección de adrenalina que me re subía. Pero es cuestión de esperar. Yo re necesito todo esa potencia para sentirme cómoda en el escenario. Imaginate los pibes que ni bien empiezan gritan “antes muerto que policía de la federal” bien arriba y ahora siento que no puedo dar ni cien. Pero hay que disfrutar lo que se pueda disfrutar.
Pensando en la vieja normalidad, su show en vivo se caracteriza por ser muy potente y punk, la gente parece que va a descargar toda su energía cuando cantan sus canciones. ¿Cómo lo viven arriba del escenario?
La posta es que no tuve un momento en que me planteé hacer música como mis amigos que vienen desde hace un montón. Saqué un tema y a la gente les re gustó, los pibes me adoptaron y la viví con ellos desde el primer momento, pero no tuve una búsqueda. Y la energía de los shows fue lo que me hizo decidir quedarme para siempre. Si bien hacer música me encanta, la potencia del vivo fue lo que me definió, por eso es tan duro ahora. Cuando era chica y no tenía plata, siempre que había un recital hacía lo imposible para ir. Cuando vino Limp Bizkit fui sola y me la re di, la música sola me da cien años de vida, es mi punto máximo de emociones. No lo cambio por nada.
El año pasado, Dillom y Muerejoven colaboraron con las Pussy Riot, y hace unas semanas compartiste en tu Instagram un pedido por la excarcelación de una de las integrantes. ¿Cuál es la conexión entre ellas y la Rip Gang?
Conocí a las Pussy Riot cuando era chica a partir de un documental en I.Sat, conocí la historia de ellas cuando justo yo estaba a full con el feminismo en mi preadolescencia. Me sirvió un montón verlo porque me incentivó a ponerme al hombro todo eso, lo capté de toque. Nos empezamos a llevar con Nadya [Tolokonnikova] porque tenemos un amigo que sale con ella. Nadya vio para qué lado tiro yo y yo vi para qué lado tira ella, y así comenzamos a hablar mucho más. Me preguntó si podía compartir eso y cuando me contó lo que estaba pasando no lo podía creer. Es 50% militancia y 50% rage, ellas tienen como slogan esa palabra refiriendo a la ira. Encima hicieron ese tema con los pibes sobre el abuso policial, lo que identifica al tema es eso, la bronca, la furia. No sería nada raro que dentro de poco haga un tema con ella, porque la amo, nos amamos y nos re entendemos. Solo hay que tramitarlo. Estamos unidas por algo más fuerte que la música, que es la lucha. Hay demasiada empatía entre las dos. A las demás no las conozco por desgracia todavía, pero con Nadya somos re compinches.
En el rémix de “$$$” de XXXTentacion mencionás a Tarantino y varias veces comentaste que te gustaría estudiar cine. ¿Qué cineastas te gustan y sentís que influencian tu propuesta?
En ese sentido, ya que te lo nombré antes, Yung Lean tiene una visión re cinematográfica y abarca todo eso en los proyectos. Yo aspiro un poco a eso, quiero hacer videos cada vez más flasheros. Tengo muchas ganas de estudiar cine y vi de todo, muy nerd, a full cine independiente. Me gusta muchísimo Harmony Korine, Gummo es muy tétrica, trash y post apocalíptica. Siento que me alimenta y me deja pensando. También me gusta el “orgullo nacional” Gaspar Noé, lo conocí cuando vino a presentar Climax, una locura. Gus Van Sant también me copa. Por un lado, algunas cosas las tengo como muy sentimental, medio gris, me gusta llorar viendo. Y por otro lado, con todo lo que tenga que ver con la estética porque se puede aprovechar para ciertos proyectos. Después hay directores mainstream como Tarantino que también me encantan. Con Dillom nos gusta mucho el cine de terror viejo y en el show del Hipódromo salieron vestidos de Freddy y Jason. Me gustan mucho las películas de la Segunda Guerra Mundial, una muy clave es El imperio del sol que es una de mis favoritas. Vi mucho y me re interesa, estoy afiladísima, así que algún día le voy a meter a pleno.
El graffiti es otra arista que te representa y en “Water” hacés un guiño a tu seudónimo cantando “ese pancho no taggea, tiene en la puerta un Corea”. ¿Por qué taggeas como Corea? ¿Seguís dedicándote a eso?
Corea fue un nombre que se me ocurrió en el secundario porque tenía unos amigos que me decían que tenía cara achinada. Así que le busqué la vuelta para que tenga unas letras copadas, empecé a taggear así y me hice un nombre dentro del círculo. Tengo un montón de amigos que pintan, hice bastante tiempo eso. Creo que está muy vinculado con la adrenalina de tocar en vivo, para mí pintar es lo mismo. Me gusta mil veces más pintar que hacer música. Capaz que ahora lo hago menos, pero no creo que lo deje de hacer nunca.
Escuchá a Saramalacara en plataformas de streaming (Spotify, Soundcloud).