Si hay una historia que merece ser contada es la de Alejo Nahuel Acosta, hoy conocido universalmente como Ysy A. Con tan solo 13 años supo embarcarse de forma excepcional en el proyecto que lo llevaría a convertirse en el mayor referente de la escena urbana, El Quinto Escalón. En ese rincón del Parque Rivadavia, cientos de jóvenes encontraron un espacio de pertenencia y encuentro al ritmo de beats y batallas de freestyle, acto que se replicaría en plazas de todo el país.
Con la autogestión como estandarte, Ysy siguió organizando eventos y festivales de cultura urbana por fuera del Quinto Escalón, atrayendo cada vez más adeptos y curiosos al movimiento. Cansado de las batallas, empezó a pasar más tiempo en el estudio de grabación, lo que concluyó en un puñado de singles explosivos que le dieron la confianza necesaria para organizar, junto a Neo Pistéa, la primera gira nacional de trap. Así inició la antesala de su vertiginosa vida como ícono del trap argentino.
Hoy, con cientos de colaboraciones, videoclips, singles, y con dos discos de estudio, Antezana 247 (2018) y Hecho a mano (2019), Ysy sigue buscando formas de reinventarse y conectarse con su público más allá de la música. Dada la circunstancia de emergencia sanitaria, sin poder salir a tocar, el artista se encontró con la necesidad inquieta de canalizar sus ganas de trabajar en un nuevo proyecto. “Como el año venía siendo tajante y demoledor, nos planteamos trabajar el doble o incluso el triple de lo que veníamos trabajando para sacar a flote esta cuarentena”, cuenta Ysy desde su estudio.
De esa necesidad creativa, en conjunto con la editorial Ovni Press, nació Génesis de un movimiento, el cómic que relata su camino y trayectoria hasta el día de hoy. “Nos propusimos hacer una jugada inolvidable. Uno de los chicos del equipo tiró la idea del cómic y quedó”, relata el varón del trap -como él elige autodenominarse-, aunque aclara que al principio no lo tenía muy claro: “Empecé a flashear en cómo iba a ser, si tenía que ser un superhéroe o lo que sea, no sabía por donde encararlo. Hasta que les conté mi historia a los editores y finalmente decidimos ir por ahí”.
Si bien la historia se centra en la vida de Ysy A, y como el título anticipa, también es la historia del movimiento de hip hop más grande del país. Aún así, el músico aclara que el cómic no se limita a ser lo que es, sino que también sirve de testamento para una parte de la historia que nadie conoce. “Está bueno poder contar, y de forma verídica, lo que pasó y viene pasando acá en Argentina desde hace años. Cómo un par de pibes rapeando en la plaza fuimos haciendo historia”, concluye.
¿Qué recuerdos tenés de esas primeras juntadas en la plaza y las competencias?
Tengo un montón de recuerdos muy lindos. Los más significativos para mí son de cuando empecé a producir eventos y festivales fuera del Quinto Escalón, a traer a artistas españoles a los 15 años a rapear acá. Y cómo con los distintos personajes que me fui cruzando se fue dando todo. El cómic en parte va a servir para explicar cosas que todavía la gente no entiende. Con la historia que hay, no hace falta inventar nada.
¿Te detuviste en algún momento a pensar en todo lo que lograste en tan poco tiempo?
Me sorprendo de las cosas que van pasando. Tengo un hambre tan grande que me la paso pensando todo el tiempo en que mañana puede pasar algo mejor que hoy. Yo disfruto todo lo que me pasa así, metiéndole sin parar y viéndome a mí y a mi equipo crecer como lo estamos haciendo. Tanto como artistas, como empresarios y más que nada, como humanos. Trabajo con gente de muy buen corazón que lo deja todo.
Nunca quisiste tranzar con ninguna discográfica. Por un lado, eso significa no tener tantas presiones, pero supongo que esa presión te la ponés vos mismo…
Te sacás presiones de un lado pero te ganás presiones de otro. La presión está todo el tiempo y a veces juega un rol protagónico, volviendo las cosas inaguantables. Es muy fina la línea que hay entre apichonarse ante la presión máxima y saber usar esa presión a tu favor para sacar una parte tuya que no conocías. Y así, jugártela.
¿Y los nervios? ¿Se fueron o siguen estando?
No me pongo nervioso pero sí ansioso, mal. Antes de subirme al escenario tengo una ansiedad indomable. Ya hace mucho tiempo que ni siquiera me subo drogado al escenario. Capaz algún porro o algún traguito de escabio, pero siempre lúcido. La energía que tengo antes de subirme al escenario es mayor que cualquier droga. En el escenario tengo que estar rápido y ágil. Ya hace rato que vengo así.
¿Intentás hacer cosas diferentes para no aburrirte arriba del escenario?
Nunca me pasó hasta ahora de aburrirme arriba del escenario. Desde el estudio componemos las canciones para que en vivo exploten. Así logré armar un tracklist en el que todos los temas rompan. Hay pogo en todas las canciones y es una locura. Del primero al último. Hasta en “Pastel con nutella” que es re romanticón.
En los vivos pareciera que absorbés esa energía que emana la gente y te volvés más efusivo…
Sí, de una. Yo voy a ese choque de energía. En cierto punto es como una pelea en la que ganamos los dos.
Hace dos semanas salió la canción “Igualito a tu padre” dedicada tu hijo Bruno. ¿Él toma dimensión del lugar en el que estás y la fama? ¿En que transformó tu vida su llegada?
Yo creo que por la edad que tiene todavía no toma dimensión de lo popular que soy. Pero ve que me piden fotos y me ve en los videoclips. Me parece que algo sabe, pero al tener cinco años todavía no comprende todo. Todavía no sabe ni leer ni escribir pero ya se sabe todas mis canciones e intenta tirar rimas. ¡Dice que quiere ser cantante! Por otro lado, mi vida cambió cuando pude conectar el ser padre con el ser músico y volverlo una sola cosa. Tuve que entender cómo conectar esos dos mundos. Por eso le regalé esta canción. Quería darle algo que no sea material ni efímero. Esto le va a quedar toda su vida.
¿Cuál fue el click que te hizo dejar El Quinto Escalón y volcarte al trap?
El click fue cuando sentí que el lugar tenía muchas cosas que no me representan, ni a mí ni a la filosofía o esencia que tuvo en un principio El Quinto Escalón. Cuando empecé a sentir eso entendí que la música era el camino a hacernos inmortales. La música no muere nunca, siempre está ahí, no es un show de entretenimiento. Y en ese entonces el freestyle se había vuelto eso, un espectáculo, un producto banal. Cuando a finales de 2017 produje el primer tour de trap nacional, con la Cofradía y KMD, y vi a la gente cantar las tres o cuatro canciones que tenía, entendí todo. Cuando volví del tour nos mudamos con Duko juntos a La Mansión y eso fue un antes y un después.
A la hora de hacer tus temas, ¿cómo es el proceso de composición?
Con el tiempo aprendí a que el proceso de escritura sea algo espontáneo y libre. De repente voy por la calle, pienso una frase que me gusta y la anoto. Después con eso llego al estudio y empiezo a trabajar en una canción. O por ahí otro día llego al estudio, estoy en una vibra media especial, tiro un beat y me pongo a improvisar arriba. No me gusta encasillarme en una sola forma de componer música. Igual, siempre plasmo lo que me pasa en el momento. Como que le saco una foto al sentimiento y la imprimo en versos. Me gusta entrarle a la rima por todos lados.
¿Creés que el trap es un género pasajero?
Para mí el trap es un gran género, súper rico, pero también entiendo que la música evoluciona. Como hoy está el trap mañana puede llegar otro género mejor, o música nueva más linda, que represente lo que pasa en ese momento. Lo que importa es que represente y le guste a la gente en un momento determinado. Por eso siempre varié en toda la música que saqué, no me quiero encasillar solo en el trap. Busco alternar con un montón de cosas y no caer en lo básico. Me siento músico y hoy hago trap porque quiero y me gusta, pero si mañana tengo ganas de hacer otro género, lo voy a hacer. El mundo cambia constantemente. Yo voy a seguir haciendo música años y años y a representar esta escena hasta el día que me muera.
¿Después del cómic que sigue?
Para fin de año tengo armado un disco romántico que va a partir todo. Va a mostrar una parte nueva de Ysy A que mucha gente no se espera. Música para escuchar tranqui con la pareja.
¿Qué le dirías a los jóvenes que te siguen y quieren meterse en la música?
Les diría que pongan toda su energía en ese sueño, que no esperen nada de nadie y que lo que te proponés se puede cumplir si le ponés mucho de vos. Desde que tengo 13 años que me levanto soñando en ser lo que soy hoy y haciendo cosas para que esto pase. Eso también es lo que quiero transmitir con el cómic y que los chicos de esa edad lo puedan entender de esa manera. Una forma didáctica de mostrarles lo que pasé y que ellos también pueden.
Podés conseguir Génesis de un movimiento en el sitio oficial de Ysy A y escuchar su música en todas las plataformas de streaming.