Mucho se habla del mastering pero poco se escribe. El mastering es el último paso de la cadena de producción musical antes de que una canción o un álbum se encuentren con el oyente. En la etapa de mastering ya no se trabaja con los instrumentos por separado sino con la mezcla terminada. Es donde el proceso creativo y el proceso estrictamente técnico de la fabricación del disco se conectan, tiene un poco de ambos mundos.
Para saber más sobre este proceso crucial en la gestión de un disco, hablamos con Sebastián Andreatta, técnico de mastering y socio de Orange Studio, un estudio boutique de mezcla y mastering fundado en el año 2010, con sede en el barrio de Palermo de la Ciudad de Buenos Aires. Él respondió las 10 preguntas sobre mastering que siempre te hiciste y nunca te animaste a preguntar:
¿Por qué es importante el mastering?
Por un lado se busca que el sencillo o el disco suenen lo mejor posible en la mayor cantidad de sistemas donde se pueda llegar a reproducir (en el auto, en el celular, en un sistema hogareño, en un home theatre, en un parlante bluetooth o donde sea que pueda escucharse).
En segundo lugar, se trata de que un álbum suene consistente de principio a fin. La idea principal es tratar de unificar varias canciones que en algunos casos pueden ser muy distintas en estilo, o haber sido grabadas en diferentes estudios o con mucha diferencia de tiempo entre sí (¡años, a veces!).
Y en tercer lugar, se busca pulir la mezcla para llevarla un paso más arriba en términos de calidad. Esto último tiene el objetivo de generar un impacto emocional más grande en quien escucha la canción.
Finalmente, es la última etapa de control de calidad. En el estudio de mastering estarán muy atentos a que no haya clicks, ruidos raros o cosas que puedan haberse escapado en las etapas previas. Para poder lograr esto, en mastering se trabaja con parlantes excelentes y muy bien calibrados.
¿Qué se hace exactamente en el mastering?
Hay tres grandes procesos que se realizan en la etapa de mastering: Ecualización, compresión y limitación.
En la ecualización se busca optimizar el balance entre frecuencias graves, medias y agudas para que el material sea consistente y para que, como comentábamos antes, suene de la mejor manera posible en la mayor cantidad de sistemas. La idea es que no sobre ni falte nada.
Con la compresión, y a diferencia de este proceso en etapas previas, buscamos que la mezcla se “pegue”, que todo suene más apretado y los instrumentos más unidos entre sí (en inglés le dicen “glue”). Es muy raro que el material se comprima mucho en mastering, (aunque puede suceder) pero es por lo general muy sutil y buscamos que si se comprime, mucho o poco, sea lo más transparente posible.
Con la limitación marcamos el techo y el nivel de volumen que vamos a manejar para un disco o canción. Con estos procesadores es como vamos a realizar la mayor parte de la etapa de ganancia de volumen, para que un material suene “fuerte”.
El último paso es preparar el Master (ya sea en CD o en digital) que servirá para replicar los discos que saldrán a la venta, o preparar los archivos digitales para su distribución en tiendas.
Por supuesto que todos los proyectos son distintos y que no hay una receta o un método a seguir. Cada técnico o ingeniero de mastering tiene su técnica, estructura y forma de trabajo. A veces la sutileza queda relegada a lo que necesite el track para crecer.
¿Cuál es la diferencia entre plataformas de mastering automático y un mastering profesional?
El factor humano. En el mastering, como el resto de las etapas de producción musical o del arte en general, las personas juegan el rol fundamental. La música electrónica puede que esté generada de manera electrónica, pero ¡está programada por personas! Las plataformas pueden tirar un centro al área, pero a cualquier parte del área. Un buen técnico va a saber tirarle el centro al jugador indicado. Otra buena analogía pueden ser los editores de foto: el ajuste automático de una foto probablemente haga que se vea mejor, pero no va a superar a un profesional en la materia utilizando las herramientas indicadas de la manera correcta para esa foto particular.
La experiencia del ser humano es única. No hay forma de generar un algoritmo que pueda mejorar una canción, porque no hay una canción que sea igual a otra o que necesite lo mismo. Lo bueno de estas plataformas, según el experto que consultamos, es que van a ayudar a que la gente se acerque y conozca qué es el mastering y cuán importante es un buen master profesional para su música.
Ya tengo mi track o disco terminado, ¿cómo lo preparo para llevar al estudio de mastering?
Hay algunos tecnicismos que cada estudio comunica a sus clientes antes de la sesión, que tienen que ver con el formato y características del archivo de audio digital. En cuanto a las mezclas en sí, es muy común que músicos y productores tengan dudas con respecto al balance de frecuencias graves en estudios que tienen sistemas de monitoreo pequeños, ya que las frecuencias graves son más difíciles de reproducir y son problemáticas en estudios con poco o nulo tratamiento acústico. Recomendamos que no duden en hablar con el estudio de mastering si se tienen preocupaciones con este tema, ya que seguramente acepten más de una bajada de la mezcla con más o menos bajos, o incluso stems de los instrumentos problemáticos por separado.
Chequear y comparar las mezclas en distintos lugares también ayuda a darte una idea y referenciar los niveles y planos y ubicación de cada instrumento o de la voz en el espacio de la mezcla.
¿El mastering es sinónimo de volumen?
Es una de las búsquedas más recurrentes por parte de los clientes a la hora de terminar un disco. Lamentablemente, sonar fuerte se convirtió en un piso de calidad, aun cuando quizás vaya en detrimento de la musicalidad del álbum. Sonar lo más fuerte posible es una costumbre que se generó en la dedada de los ’90 con el CD y con el impacto que una canción masterizada super fuerte tenía en la radio con respecto a otra más baja. Sin dudas, el volumen alto genera sensaciones distintas a un material sonando más bajo; como una orquesta tocando fortissimo en el final de una sinfonía. Sin embargo, para que exista ese impacto, debe haber un contraste. Algo que es muy fuerte durante un período prolongado, pasado un tiempo ya no genera la misma sensación que antes. Para que el fortissimo del final de la sinfonía genere emoción, previamente hubo un pasaje más suave. Esa dinámica en la música es fundamental.
Lo más importante sobre este tema es saber que si bien un técnico profesional puede colocar un master a nivel comercial, el máximo potencial de volumen se construye en la mezcla, el máximo potencial de volumen de la mezcla se produce en la producción y el máximo potencial de volumen de la producción se produce en los arreglos y la composición. Un master fuerte es producto de toda una cadena de producción bien pensada.
¿Es lo mismo un master para CD, para vinilo y para plataformas digitales?
Cada soporte o medio de reproducción tiene sus propias características, eso es cierto, pero las diferencias son muy pequeñas. Lo más recomendable, si el presupuesto lo permite, es hacer un master para cada soporte.
El CD, por ejemplo, no tiene restricciones en cuanto a volumen, el material puede estar tan fuerte como se quiera (¡incluso distorsionado!). El vinilo, por su estructura física, necesita ciertas consideraciones. Son varias cosas a tener en cuenta, pero hay dos muy importantes: que no haya excesivo contenido de frecuencias bajas en el canal estéreo, por lo que la mayor parte de estas frecuencias se convierten a mono para evitar que salte la púa cuando se hace el corte del master y conseguir un surco parejo. Lo mismo sucede con las frecuencias más altas: al cabezal de corte no le hace bien moverse muy rápido por lo que se coloca un filtro que atenúa las frecuencias muy altas. Estos dos aspectos son los que hacen que el vinilo, en gran parte, suene como lo hace.
En el campo de la música digital, desde hace unos años las plataformas de streaming de música digital (Spotify, Tidal, iTunes, YouTube, etc…) tienen un sistema de compensación de volumen para evitar que el usuario tenga que ajustar el volumen entre temas de distinto género y artista. Esto busca, en un punto, terminar con la guerra de volumen que comenzó en los ’90. Si bien se puede hacer un master super fuerte y luego dejar que las plataformas lo bajen, generar un master con el objetivo de volumen que plantean las empresas de distribución digital es un paso adelante en la preservación de la calidad de audio y de la dinámica de la producción.
¿Cómo se logra el mejor master posible?
Con la mejor cadena de producción posible.
El trabajo a la hora de masterizar es pulir el audio para que alcance su mayor potencial sonoro. Las herramientas de trabajo más importante de los que trabajan en mastering son sus oídos, su sistema de monitoreo y la sala que tengan. La interacción de estas tres da como resultado un sistema de referencia que permite lograr el mejor balance tanto de frecuencias como de volumen.
Generar una sala de mastering conlleva una inversión muy grande, tanto de dinero como de tiempo. Tiempo de investigación y de escucha. Para trabajar con seguridad y objetividad los técnicos e ingenieros de mastering, deben conocer muy bien cómo suenan sus parlantes y cómo interactúan con la acústica del estudio. Esto se logra habiendo escuchado mucha y muy distinta música en ellos. En el mastering profesional hay una búsqueda de perfección, no se permiten que la calidad del audio se vea comprometida de ninguna manera.
¿Cuál es la diferencia entre los equipos analógicos y los plug-ins a la hora de masterizar?
Los plug-ins, y el mundo del procesamiento dentro de la computadora, ganaron un terreno abismal en los últimos años. Hoy está la posibilidad de hacer una producción musical entera sin salir ni un segundo de la compu y es algo a lo que todos le damos la bienvenida. De todos modos hay siempre una búsqueda de sonido cálido y vintage. Desde hace unos años esta búsqueda parece haberse convertido en el santo grial de la producción musical.
Las herramientas digitales son super útiles y han hecho nuestro trabajo más simple, mas preciso y de alguna manera, mejor. Sin embargo en todos los estudios de mezcla y mastering profesionales que se precian de tal, se siguen viendo costosos equipos analógicos y eso no es por que sí. El equipamiento analógico tiene una característica de la que los plug-ins carecen: la interacción física. Según Sebastián, la “sensación cuando trabajo con la parte analógica de mi cadena de audio es de conexión, puedo ir a buscar algo directamente sin tener que mirarlo en una pantalla. Puedo estar atento a otra cosa, mirar a la nada y girar perillas hasta encontrar el punto que necesito. Con los plug-ins esa sensación es diferente”.
Además existe una realidad sonora: los equipos analógicos suenan distinto. Ni mejor ni peor que los plug-ins. Simplemente distinto. Las válvulas, los transformadores y todos los componentes electrónicos que forman parte de los circuitos electrónicos, le dan al audio un color, una profundidad y una definición muy particulares. Sebastián, cuya cadena al día de hoy es 70% analógica y 30% digital, no solo está muy orgulloso de ella sino que además cree que en la actualidad ambos mundos se complementan de manera excelente.
En un mundo donde todo pasa por internet, ¿vale la pena que los músicos o el productor asistan a la sesión de mastering?
En base a la experiencia y al modo de trabajar de Sebastián, sí. Son siempre súper bienvenidos. No hay nada mejor que el trabajo en conjunto y la suma de opiniones para lograr un mejor master. Que los músicos, el productor, o el técnico que mezcló al artista vayan a la sesión de mastering ayuda muchísimo a lograr que la idea sonora que tuvieron al momento de producir la canción o el álbum se lleve a cabo con éxito.
¿Cuál es la mejor manera de elegir el estudio de mastering que se mejor se adapte a tu proyecto?
En Argentina hay muchos estudios de mastering de excelencia que están al nivel de los mejores estudios del mundo, y eso, como parte de la industria, es un orgullo enorme. Hay tres grandes variables a la hora de elegir un estudio: La experiencia del técnico o ingeniero en general y en cuanto al estilo musical de la producción, el equipamiento del estudio y por supuesto el presupuesto disponible. De la misma manera que hay estudios con diferentes tipos de experiencia y equipamiento, también los hay con diferentes rangos de precios. Investigar y preguntar son dos buenas formas de encontrar el estudio más indicado para tu proyecto. Todos los técnicos están dispuestos a evacuar dudas y mostrarte la forma en que trabajan para que puedas conocer más sobre el mastering y darte herramientas para que elijas lo que creas mejor. Lo más importante para los técnicos es que su cliente se lleve lo mejor y que sepa que está trabajando al máximo para que su música crezca, sin prejuicios ni límites.
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Sebastián Andreatta es técnico de mastering y socio de Orange Studio, un estudio boutique de mezcla y mastering.