Así como el mar, que nos arrastra con su corriente ligeramente hacia adentro antes de que rompa una ola, el nuevo disco de Las ligas menores comienza desde sus primerísimos segundos con un magnetismo que al instante se transforma en una potencia estremecedora. En esta entrega, la poesía cotidiana regresa con fortaleza redoblada pero manteniendo su sencillez característica. Mientras que el debut homónimo fue carta de presentación suficiente para subir a los escenarios más impensados (como el del Festival Coachella), estaba claro que la premisa esta vez se trataba de crecer, tomando todas esas experiencias como un nutriente esencial para la creación.
Nuevamente dentro de la familia del sello Laptra, Fuego artificial es el claro fruto de un trabajo profesional, delicado y cuidadoso, que contó con el apoyo de Tom Quintans de Bestia Bebé en la producción junto a Lucas Rossetto. En esta conversación con Micaela García (batería/percusión) y Nina Carrara (teclados) quizás podamos desmenuzar algunas claves para entender los distintos factores que confluyeron para que el resultado fuera esta obra poderosa que nos invita a la catarsis emocional al ritmo del indie.
Pasaron cuatro años desde que publicaron su primer LP. Aun así, a mediados del 2016 recién estaban arrancando a armar este disco. ¿Se les hizo largo el proceso?
Nina: La realidad es que en el medio pasaron muchísimas cosas, no es que no hicimos nada en esos cuatro años desde el primero. Nunca paramos de tocar, viajamos un montón y también es difícil generar el tiempo para hacer todo eso. Yo creo que se hizo más largo al final, cuando ya estaba todo grabado y se lo entregamos a los productores, a Tom y Pipe (Felipe Quintans) el hermano de Tom, y a Lucas Rossetto, y ellos empezaron a hacer todo lo suyo. Ahí se hizo un poco más largo.
Micaela: Sí, en el medio también sacamos “Ni una canción” y eso fue un impulso.
Y ayudó a calmar la ansiedad de sus seguidores. Igual también estuvieron tocando varias de las canciones que finalmente integran Fuego artificial en vivo, recuerdo haber escuchado “En invierno” y “Contando lunas”. ¿Eso les sirvió para ir tanteando la reacción de la gente o elegir cómo iban a armar el disco?
N: Cuando tocás temas nuevos, no te das cuenta demasiado si a la gente le gusta o no, están todos más tímidos, pero sí te sirve para soltarte cuando la tocás en vivo.
M: Nos servía como práctica. Y también la canción va tomando su forma en vivo, vamos probando cosas nuevas, por eso para mí es también una incertidumbre tocarlas ahora porque no es lo mismo cuando las hacés en la sala.
N: También te genera mucha ansiedad, cuando tenés un tema nuevo lo querés mostrar pero a la vez no podés porque todavía no lo querés publicar, por eso está bueno ir largando cada tanto un tema nuevo.
¿Qué tuvo de distinto el proceso de producción de Fuego artificial con respecto a su disco debut? Imagino además que todo lo que vivieron en estos últimos años y las bandas con las que compartieron escenario fueron factores que influyeron de algún modo en la composición también.
N: Yo creo que terminamos con un resultado más rico, traer a alguien externo a la banda que le aporte un sonido un poquito diferente hizo que sonara más potente este disco. Y también está bueno como proceso de repente escuchar a otro. Y sí, capaz te pasa que estás viendo una banda en vivo y te gusta cierto recurso que usan, o a mí particularmente me llama la atención un teclado y busco cuál es.
M: También nos dimos el tiempo de pensar cada canción, esa fue la diferencia con el otro. Las otras canciones salieron así, las grabamos como salieron de entrada, estas estuvieron más pensadas.
¿Cómo hicieron la selección de qué canciones entraban y cuáles no?
N: No quedaron afuera tantas.
M: No, quedó una sola que la dejamos grabada…
¿Por qué la discriminaron?
N: Nos gustaba la idea de repetir la misma estructura, que eran 13 temas que estaban bien cerrados y tenían sentido en conjunto, y el otro quizás no nos estaba cerrado del todo. Es un tema de Pablo [Kemper, voz y guitarra] que igual lo tocamos varias veces en vivo.
Les iba a preguntar justo si pensaron algún concepto detrás del álbum o si simplemente eligieron las canciones que tenían armadas y las fueron estructurando dentro del todo.
M: No, hubo un primer momento donde Ani [Anabella Cartolano, voz y guitarra] trajo varias canciones y elegimos las que más nos gustaban dentro de esas y a partir de ahí medio que quedó cerrado.
N: La estructura base viene definida hace rato pero componen tres: Ani, Pablo y Luli (María Zamtlejfer, voz y bajo), ya esa cosa de distintos temas unidos se da naturalmente. Es muy difícil que cinco personas se pongan de acuerdo en un concepto de antemano, “hagamos un disco sobre…”. Imagino que eso por ahí se da más en bandas en las que hay tipo un líder o una persona que compone. En este caso es más una composición de distintas personas.
Creo que eso está buenísimo porque le da bastante frescura al disco. Van cambiando las voces, un poco el estilo de las canciones pero todo dentro de la misma armonía. ¿Por qué eligieron llamarlo Fuego artificial?
M: Fue todo un tema elegir el nombre. Teníamos un grupo de Whatsapp que era muy conceptual, teníamos que mandar solo opciones de nombres sin debate. El nombre nos gustó a todos cuando lo sugirió Pablo.
N: La tapa es una escena de una película en la que están en un barco en fin de año viendo un show de fuegos artificiales. El reflejo es un fuego artificial. Es algo que tenemos presente hace rato, una vez estábamos yendo a tocar a La Plata en el auto y de repente explotaron unos fuegos artificiales al lado. Esa imagen se nos quedó grabada a todos y seis años después apareció en el nombre del disco. Una conexión.
Me gustó mucho la tapa. ¿Qué película es?
M: Partimos de una película japonesa que se llama Nuestra hermana pequeña, que la vi yo. Tuvimos muchas reuniones para pensar y en una de esas reuniones mostré eso y quedó, les gustó a todos.
N: También miramos algunas pinturas de artistas que pintaran claroscuro, en las charlas cada uno traía lo que encontraba o se imaginaba.
M: Pensando en eso de la oscuridad, creo que en el disco hay algo de oscuro.
N: Sí, con un haz de luz, como liberador en cierto modo.
¿Sienten que el resultado final lo que esperaban?
N: Sí, estamos muy conformes, yo estoy muy ansiosa por tocarlo en vivo, y por lo que vimos en las redes tuvo muy buena repercusión, nos sorprendió. Eso es muy lindo.
¿Les daba miedo la reacción de la gente?
N: Un poco sí, hay una diferencia con el anterior, entonces a mí me daba miedo que saliera uno a decir “uhh, cambiaron un montón”, pero también vos sabés lo que hiciste, creés en lo que hiciste.
M: Lo más importante son las canciones y creo que quedaron como queríamos.
N: A mí me sorprendió con este disco que muchos comentaban con las letras, tipo “me pasó lo mismo”, un montón de gente se vio identificada con eso y está bueno poder compartirlo con un desconocido que vivió algo parecido y se siente acompañado por eso.
Los últimos años fueron muy movidos para la escena independiente. Ustedes tocaron en Coachella, en el BUE, El Mató sacó su último disco que tuvo tremenda repercusión, se empezó a hablar más sobre el indie en los medios masivos o al menos esa es mi percepción. ¿Cómo lo están viviendo? ¿Qué sienten que cambió desde adentro?
N: Para mí está buenísimo que le llegue a más gente este sonido que antes era una cosa más de nicho. Bandas chiquitas que venían trabajando hace un montón están llenando. Para nosotros también viajar a Coachella fue una locura, para una banda de la escala que éramos nosotros llegar a un festival así fue increíble.
M: Hoy en día nos siguen sorprendiendo las fechas a las que nos invitan. Tocar en el BUE fue algo re importante. Tener esos espacios en lugares donde quizás te pueden llegar a escuchar personas que no escuchan ese tipo de bandas está buenísimo.
N: También es una prueba de que no necesitás estar metido en un sello detrás de un aparato gigante para llegar a ese lugar. Si tu música está buena y a la gente le gusta podés llegar a donde quieras.
Entonces ven como algo positivo toda esta masificación de lo independiente.
N: Sí, está re bueno. Empezar a ganar esos espacios, donde antes solo pasaban rock nacional o rock en inglés, es genial. Y aún nos sigue sorprendiendo, cuando escuchamos El Mató en la radio nos mensajeamos entre todos. El año pasado cuando fue el Festilaptra, que se agotaron las entradas, se sintió más el salto con respecto a la edición anterior. Que se agotara un festival en el Konex de un sello independiente me parece genial.
Sí, e incluso ahora, al menos yo como espectadora tengo super naturalizado que Él Mató agota un Konex, y si se suma otra banda más de Laptra ni hablar. La última vez que los fui a ver estaba llenísimo.
N: Sí, y eso está buenísimo además porque es como que el éxito de una banda rebalsa para las otras. A El Mató le fue muy bien el año pasado, estuvo tocando en un montón de lados, y a raíz de eso nos fue bien a todos. Y eso para mí también es parte de estar en un sello independiente. En Laptra, si a uno le va bien nos beneficia a todos.
Es como un efecto dominó. ¿Dentro de Laptra cambió algo?
N: Sigue igual en cuanto a la fraternidad y cómo nos ayudamos todos con todos.
M: Nos sentimos muy cómodos, podemos tocar, producir discos y hacer lo que queremos sin que alguien nos diga qué tenemos que hacer, tenemos toda la libertad de elegir. Ahora igual trabajamos con un manager, a diferencia de los primeros años, que nos ordena un poco todo y hace un filtro previo. Pero la logística del día, todo depende de nosotros.
Se puede decir que simplemente se estructuró u ordenó un poco todo, ahora tienen manager, prensa, produjeron el disco de una forma más profesional.
M: Sí, es que la verdad es que se nos iba todo un poco de las manos.
N: Es muy difícil, somos cinco para ponernos de acuerdo. Ahora estamos más organizados, para las fechas y demás. Las redes sociales igual por ejemplo las seguimos manejando nosotros. Pero sí, ahora hay como una estructura un poco más grande por fuera de la banda y está bueno tener un respaldo, sobretodo porque es gente especializada en lo que hace.
¿Cómo fue la experiencia de tocar en el BUE?
N: Se largó la tormenta eléctrica, nos cambiaron de horario tres veces, pero también fue una experiencia muy loca tocar en un escenario así, en un estadio gigante donde había ocho personas. Yo la pasé excelente. Está bueno además que nos incluyan en esos espacios. No tuvimos la mejor experiencia pero fue una consecuencia de varios sucesos. Gracias a eso la banda tuvo bastante difusión y llegamos a otra gente.
M: Fuimos a Gente Sexy, tocamos en la radio.
N: Eso es lo copado de tocar en un festival también.
¿Se consideran feministas?
M: Sí, a full
N: Sí, ¡aborto legal ya!
Quiero charlar sobre lo siguiente: Me llamó la atención leer que muchas veces les preguntaron “¿qué se siente ser una banda de chicas?”…
N: Sí,¡nos lo preguntan siempre! o “Pablo, qué se siente estar en una banda de chicas”…
¡Sí! Y al menos mi percepción es que la identidad de género no es en sí un rasgo distintivo de Las Ligas Menores, nunca los vi como “una banda de chicas”, más allá de que está Pablo. Además, sus canciones por lo general tampoco hacen una diferenciación. Me retumbó un poco la pregunta y me interesa saber qué piensan al respecto.
N: Desde el principio se dio de forma natural, no fue un proyecto pensado, no dijimos “vamos a hacer una banda de chicas para romper con el status”. Entiendo que hay mujeres que tuvieron que romper muchas barreras para hacer música, pero a mí lo que me molesta de la pregunta es “¿qué se siente ser una banda de chicas?”
M: Marcan esa diferencia en la pregunta misma.
N: A una banda de chicos no le preguntan “¿cómo se siente ser una banda de chicos?”, les preguntan sobre sus canciones y ya. Es una pregunta recurrente y no es que no hay mujeres en la escena.
M: Pero también tiene que ver con esto que se da socialmente con que no es tan común que la mujer llegue a tocar un instrumento, de chica siempre te mandan a hacer clases de baile. No es lo que se espera de una mujer que toque un instrumento o que después toque en una banda. La pregunta viene de una construcción social antigua.
N: Tal cual, yo creo que quizás estamos ya más deconstruidos y lo tomamos como natural, pero hay gente a la que todavía le sorprende que seamos mujeres y toquemos.