Al final de una escalera que desemboca en una terraza, los miembros de Pyramides esperan relajados, sentados en un sillón blanco. Sobre esa misma terraza, al lado, está su sala de ensayo, en el barrio porteño de Congreso. Ahí es donde dedican tiempo a ensayar “hasta que duele” e intentan esquivar las fórmulas.
La banda referente del post punk local sigue tocando en vivo su primer disco, Vacíos y Variables (2017), y presentando su último single, Futuro Ausencia (2018). Desenvueltos, sus integrantes le cuentan a Indie Hoy cómo preparan la fecha del próximo viernes 12 de octubre junto a Viva Elástico, y reivindican el “lo-fi” como un concepto artístico de autogestión que implica animarse al error pero con trabajo y responsabilidad. Aunque prefieren no ser terminantes, se animan a tirar puntas del próximo disco: “Lo imagino más ‘depechemodesco’”, dice Facundo Romeo.
¿Cómo están palpitando la próxima fecha con Viva Elástico?
Facundo Romeo: Está bueno, hace mucho estábamos pateando ese encuentro de Viva Elástico y Pyramides. Es una buena oportunidad para seguir presentando los temas nuevos y repasar todo el disco.
A partir de su primer EP se constituyeron como una banda de estética lo-fi. ¿Creen que eso se mantuvo en Vacíos y Variables y en Futuro Ausencia?
Alonso Romeo: Creo que eso se da un poco con la autogestión. Si bien es lo-fi, atrás de eso hay mucho laburo, no solo de la banda sino también de gente que está con nosotros en prensa y en imagen.
FR: El lo-fi se puede transmitir a un montón de cosas. Tenemos amigos y amigas que les gustan la fotografía, el sonido, prensa, imagen, y hoy trabajan con nosotros. Así se fue formando un equipo. Lo que queremos con Pyramides es eso: generar una sinergia basada en el amor, la pasión y las ganas de no querer ser solo espectadores.
El lo-fi es proponer entonces…
FR: Sí, es proponer. Y va más allá de cómo queda grabado el disco después, va de cómo empieza. El lo-fi es esas ganas de romper las bolas.
¿Cómo ven la movida independiente hoy?
AR: Este año, con la crisis a flor de piel, fue bastante productivo para la escena independiente y autogestiva. La crisis tiende a matar la autogestión porque hay cada vez menos plata, por eso es re valorable que se mantenga viva la escena independiente y que haya gente que, más allá de todas las dificultades que estamos pasando, le sigue poniendo el pecho: hay un montón de fechas y bandas tocando.
Como banda autogestiva, ¿sienten responsabilidad de tener que crear y mantener una escena?
FR: Primero sentís que tenés que participar de la escena. Después, cuando ya tenés un lugar, es cuando de verdad tenés que generar una alternativa para que lo independiente siga moviéndose. Hay que generar un espacio y trabajo: fotografía, video, visuales, sonido. Creo que Pyramides tiene ese motor de no solo funcionar como una banda sino también generar algo más grande. Y eso es importante en la movida independiente ahora. Hay bandas que empiezan en un determinado lugar y por el movimiento y la seriedad que le ponen pasan a ser más tenidas en cuenta. Bandas que el año pasado estaban apoyando esta empujada, hoy están siendo las paredes de la movida. Este año nos tocó a nosotros.
Este último año comenzaron a ver los frutos de eso. ¿Lo sienten así?
AR: Justo este 2018 se dio eso que decís vos: ver los frutos de tanto laburo desde que empezamos. Terminamos tocando en Caras y Caretas, metimos tres Nicetos, el Centro Cultural Recoleta, el Konex… y se dio todo este año. Es el fruto de tocar cuatro veces por mes todo el 2016, meterle muchas ganas a todas las fechas, llegar temprano y estar para lo que se nos necesite. No es solo ir y tocar. Produjimos un montón de fechas también. Todo ese laburo decanta en estas cosas y es un desafío, porque nos tenemos que poner al nivel de esos lugares, nos tenemos que afilar más en todos los aspectos artísticos. Apuntamos a eso.
La escena independiente propone nuevas ideas sobre lo que es ser músico, en contra de la vieja imagen del rockero que llega tarde, que hace lo que quiere…
FR: Es el concepto nuevo de cómo llevar adelante una banda de manera profesional e independiente. Antes tenías dos opciones: “tengo una banda independiente y toco en un garage de pepa” o “soy un profesional que tengo un video en MTV”. Y en el medio había una cosa muy grande que no era aprovechada. Ahora podés ser un músico profesional pero también ser independiente, elegir tus fechas, llevarte bien con las bandas con las que tocás; apuntar a un núcleo autogestivo que ama lo que hace y trabaja en equipo.
¿Cuáles son las alternativas para hacer música independiente hoy? ¿Cómo atraviesan la crisis?
FR: Siempre es poniendo guita, haciendo horas extras, dándole con todo.
AR: El tiempo que le dedicamos a Pyramides es mucho, todos los días laburando con todo. Es muy difícil pero es lo que nos mantiene vivos. No hay otra opción para nosotros.
¿Producen mucho sus canciones?
AR: Le dedicamos tiempo a pulir las cosas lo máximo que podemos.
FR: Ensayamos muchísimas horas y para producir un tema tratamos de complicarlo lo máximo que podemos, hasta sufrir. Está bueno cuando empezás a sufrir.
¿Es tratar de llegar a lo más perfecto posible?
FR: Son 10 casilleros: los primeros nueve son “es una mierda” y el décimo es el “es perfecto”. El objetivo es intentar llegar al último. No hay que conformarse con la idea de que lo que hacés está bueno, hay que darle hasta que ya no puedas más.
¿Creen que en Pyramides se está viendo ese “darle hasta no poder más”?
FR: Sí, creo que la gente ve que siempre estamos dándole una vuelta más de rosca aunque duela, aunque sea jodido.
¿Buscan construir la idea de Pyramides como un concepto de laburo, artístico, más general?
FR: Sí, es la idea, es lo que más orgulloso me hace sentir. Creo que estamos tratando de hacer todo de una manera muy utópica. Se llega a un punto intermedio entre cómo se debería hacer y lo que realmente se puede hacer. Somos una banda independiente que no tiene un peso, pero al mismo tiempo hacemos nuestros shows con producción, con iluminación, hacemos un show como la gente, pero bien, con mayúsculas.
AR: Y todo de corazón. Con mucho laburo.
FR: Creemos que hay que darlo todo, pero tampoco ser tan meticulosos en cada paso. Queremos generar el concepto de que no hay un gran paso entre un pibito en su casa grabando algo y sacar un disco. En realidad es un paso muy chico, hay que juntarse con gente que quiere laburar con vos, que le gusta la propuesta, y apretar REC.
Hay toda una cultura mainstream que hace ver ese paso como algo gigante…
FR: Hay que sacarse el miedo. Es una boludez grabar un disco. Tenés que ponerte a hacerlo nada más, tenés que sentarte y decir “voy a grabar”. Así pasó con el primer EP que hicimos y después con Vacíos y Variables.
Gran parte de los frutos de ese laburo se puede ver en cómo fidelizaron un público que hoy los sigue.
FR: Sí, pero eso no lo buscamos. Vos solamente tenés que buscar mostrar lo mejor que podes dar, después lo demás es un accidente. Y fue un accidente hermoso para nosotros, porque pasamos de tocar en lugares súper punk a tocar en otros espacios y que la gente se cope.
¿Sintieron el cambio?
FR: Yo lo sentí, pero fue dándose en el proceso. Fue más eso, un proceso.
AR: Creo que fue consecuencia de meterle laburo y que a la gente casualmente le guste.
FR: Además no hay que repetir fórmulas, eso es muy importante: que la gente sienta que la banda va para adelante. Hoy en día siento que muchas bandas que les va bien repiten fórmulas y es un desperdicio.
¿Cómo hacen ustedes para no repetirse?
FR: Tiene que ver con no confiar en algo que ya hicimos. Lo veo en Vacíos y Variables: los temas no tienen nada que ver uno con el otro y cuando los canto siento una cosas diferentes. Esa es la falencia del indie argentino: hay muchas bandas que van repitiendo fórmulas.
Se los asocia al postpunk. ¿Llenaron un lugar vacante en la escena con este género?
FR: Sentimos que sí. En realidad el postpunk engloba un montón de estilos, es como el new wave: puede ser punk, puede ser pop, puede ser un montón de cosas. Pero esa parte estaba medio vacía y nosotros la llenamos. En el indie nos hicieron un lugar, en realidad, porque antes estábamos tocando con bandas punk. De repente encajamos un toque ahí y la gente se acordó que el estilo seguía vigente. Por eso tenemos un público de más de 35 años, algo que no pasa tanto en la movida indie, porque reconocen que traemos algo de los ’80 que está bueno.
¿Tienen visualizado cómo va a ser el próximo disco?
FR: Tenemos “ganas de” pero pueden ser muchas cosas.
AR: Todavía no hay algo definido. Recién ahora que bajamos después de la presentación de Futuro Ausencia vamos a armar planes a futuro.
¿Hay fecha estimativa?
FR: Todavía no.
AR: Seguro hagamos otro adelanto a principio del año que viene.
¿Va a incluir canciones que tocan en vivo y no están en trabajos anteriores?
FR: “Hartarme” la tocamos hace como cinco recis en vivo. Dice “átame las manos, tengo ganas de llorar”. Cada vez que escucho eso digo “este no va a estar en ningún disco” (risas), es como un tema aparte. Imagino el próximo disco más ‘depechemodesco’, recurriendo más a lo digital y a lo bailable, pero andá a saber lo que termina saliendo.
Lo que sí sabemos es que hay varias maquetas armadas, ¿no?
FR: Sí, tenemos más de 15 temas nuevos, que no están en el single de Futuro Ausencia ni los tocamos en vivo. Queremos poder hacer un disco que sea en función del show en vivo y un show en vivo que sea en función del disco. Es algo que hasta el momento no nos lo habíamos planteado. Queremos ir un poquito más allá. Pyramides es siempre ir un poco más allá.
Pyramides toca el viernes 12 de octubre a las 23:30 en La Confitería (Av. Lacroze 2963, CABA) junto a Viva Elástico. Anticipadas a $150 a través de Passline. Más información.