Si se habla de personajes icónicos del rock argentino, Andrés Calamaro es uno de ellos. Abarcando una carrera de más de 45 años, el artista argentino radicado en Madrid tiene un derrotero impecable, formando parte de bandas emblemáticas como Los Abuelos de la Nada y Los Rodríguez, además de un catálogo como solista que ha dado algunos de los mejores discos nacionales.
La discografía de Calamaro, incluyendo grabaciones por fuera de su propia música, resulta casi inabarcable. Habiendo colaborado con una infinidad de artistas (desde Charly García, Fito Páez y Pappo hasta C. Tangana, Calle 13 y Dillom), y grabado más de 10 discos de estudio como solista, es fácil perderse en el mundo gigante y cambiante del músico.
Hoy “El Salmón” cumple 63 años y por eso repasamos su carrera a través de algunos de sus álbumes esenciales. Si bien es verdad que la seguidilla de Alta suciedad (1997), Honestidad brutal (1999) y El salmón (2000) es considerada la mejor etapa del músico (Días distintos, el libro de Walter Lezcano, sirve como un análisis profundo de esta trilogía), hablamos de otros discos que pueden estar por fuera de los favoritos pero marcaron un momento clave en su carrera.
Hotel Calamaro (1984)
Hotel Calamaro fue el debut de Andrés como solista, en una etapa intensa, donde se encontraba girando con Los Abuelos, colaborando con Charly y formando parte de la obra Tango Salsa de Roberto Granados, donde se encargaba de la composición musical. Era una época de mucha creatividad para el joven artista, que ya había saboreado el éxito popular con algunos hits como “Mil horas” y “Sin gamulán”.
Fue en ese vendaval creativo que Calamaro grabó su primer álbum de la mano del propio Charly como productor y su amigo y guitarrista Gringui Herrera en la composición. Andrés se propuso alejarse del sonido de la banda de Miguel Abuelo y compañía, volcándose a cadencias más pop pero con la particularidad de que el disco fue grabado en mono.
Inspirado en el título Morrison Hotel de The Doors, Hotel Calamaro incluyó algunas de las canciones que el músico compuso junto a Herrera para la obra de Granados, además de otros temas destacados como “Detenida” -compuesta junto a Pipo Cipolatti-, la balada “No me pidas que no sea un inconsciente” y “Fabio Zerpa tiene razón” -una extraña composición en la que el famoso ufólogo opina sobre una invasión de marcianos marcada por propuestas de paz-.
Sin documentos (1993)
Sin documentos fue el segundo disco de Los Rodríguez, el grupo hispano-argentino que Calamaro fundó en España junto a Ariel Rot, Julián Infante (ambos ex Tequila) y Germán Vilella después de que no tuviera el reconocimiento masivo que esperaba en la Argentina con su lanzamiento como solista.
El disco llegó en una etapa difícil para el conjunto, ya que, después de la publicación de su primer álbum Buena suerte (1991), se habían estancado. El éxito fugaz que habían tenido con canciones como “Mi enfermedad” o “Enganchate conmigo” no parecía ser lo suficientemente propulsivo para enaltecer al grupo y se encontraban en una situación crítica, personal y económica.
En ese interín publicaron Disco pirata, un álbum en vivo que incluía covers de Moris, Charly García y Sergio Makaroff, con el fin de conseguir fechas para tocar, pero la idea resultó un fracaso. Calamaro vivía del sueldo de su novia, Mónica García, que era empleada del sello Virgin. El resto de sus compañeros tampoco corrían mejor suerte. Necesitaban reinventarse y grabar un disco que, de una vez por todas, pudiera reflejar su pulso creativo y conquistar a la audiencia.
En solo tres meses grabaron las maquetas de Sin documentos, las cuales cayeron en manos de Alfonso Pérez (responsable del sello GASA), quien aceptó firmar con el grupo. Los Rodríguez entraron al estudio a grabar con Nigel Walker como productor -quien venía de trabajar en nada más y nada menos que El amor después del amor de Fito Páez-, le pidieron sonar como “Start Me Up” de los Rolling Stones y el resto es historia. Un disco rockero e indispensable sobre el desarraigo y el amor.
El regreso (2005)
En esta breve lista no podía faltar El regreso: un disco en vivo que registró el último de los tres shows que Andrés Calamaro dio en el mítico estadio Luna Park durante su vuelta a Argentina en 2005, después de seis años sin tocar en su país.
Conformada por 21 temas de distintos momentos de su carrera, esta obra captura un momento brillante en la trayectoria de Andrés, quien estuvo acompañado por los músicos de Bersuit Vergarabat. El resultado fue una misa rioplatense exquisita, llena de candombe, cumbia, tango y, por supuesto, rock del sur. Además, contó con invitados de lujo como Juanse de los Ratones Paranoicos y Andrés Ciro.
El reconocido periodista, escritor y exdirector de la Rolling Stone, Pablo Plotkin, escribió una crónica sobre ese show y la plasmó de la siguiente manera:
“Calamaro podría dedicarse solamente a reinterpretarse, como lo hizo en el Luna Park, rodeado de una banda (Bersuit) que captó a la perfección la necesidad de repatriarlo artísticamente. Podría abandonarse como un tótem de carne y hueso en torno del cual zumba el rock popular (pasaron Juanse y Andrés Ciro) y al que los maestros (Juanjo Domínguez) legitiman como interlocutor. Calamaro podría dejar de ser El Salmón (el que nada contra la corriente) para convertirse definitivamente en El Cantante. Si, por obra y gracia de su espíritu, consigue congeniar ambas cosas, lo recibiremos como una bendición de la música pop. Sea”.