Hay quienes afirman que el mundo se divide en dos tipos de personas: las que esperan que las cosas ocurran y aquellas que hacen que sucedan. Sin lugar a dudas, Taylor Hawkins pertenecía al segundo grupo y un testimonio de ello es cómo llegó a integrar Foo Fighters.
Antes de comenzar su relación musical y de amistad con Dave Grohl, Chris Shiflett y Nate Mendel en 1997, Hawkins se desempeñaba como el baterista de Sass Jordan y Alanis Morissette, además de formar parte de la banda progresiva experimental Sylvia (ahora conocida como Anyone).
Junto a la cantautora canadiense, a quien acompañó entre 1995 y 1997, Hawkins ganó popularidad, especialmente después del Can’t Not Tour y de aparecer en videos de clásicos como “You Oughta Know”, “All I Really Want” y “You Learn”.
Hawkins se puso en contacto con Grohl
Al enterarse de que Grohl estaba en búsqueda de un baterista para sumar a Foo Fighters, el ya fallecido músico tomó el toro por las astas y se puso en campaña para conseguir el número personal del exNirvana y contactarse con él.
En una entrevista con el medio Triple M, el oriundo de Fort Worth recordó: “Escuché en la radio que el baterista de Foo Fighters había dejado el grupo y, literalmente, llamé a alguien que conocía a Dave, conseguí su número y le dije: ‘Yo soy tu hombre’”. Hawkins se convirtió en la cara de uno de los grupos más aclamados y populares de las últimas décadas.