La muerte de Jeff Buckley causó conmoción en la industria de la música. El artista se tiró al Río Mississippi a nadar y, tras ser atrapado por un barco, perdió la vida ahogado. Aunque el evento fue catalogado como muerte accidental, muchos no creyeron en esa versión y pensaron que se trató de un suicidio.
La razón de esta teoría es que, aunque la autopsia del cuerpo no mostró signos de drogas o alcohol en su organismo, el cantante mostró comportamientos un tanto raros e impredecibles en las semanas anteriores a su fallecimiento, por ejemplo aplicando a un trabajo de lo más extraño.
“Estaba tratando de comprar una casa que no estaba en venta”, dijo Dave Lory, el manager de Buckley, según NME (vía Far Out Magazine). “Estaba tratando de comprar un auto que no estaba en venta. Le propuso matrimonio a Joan [Wasser, su novia]”.
Si bien los actos del joven de 30 años eran anormales para él, quizás simplemente fueron una consecuencia de un anhelo interno por tener una vida alejada de los reflectores y más parecida a la de una persona promedio.
“Hasta solicitó un trabajo como guardián de mariposas en el zoológico de Memphis, un montón de cosas raras que no eran características de él. Creo que era un anhelo de sentar cabeza. Quería una vida normal”, agregó el representante.
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