Pearl Jam es una de las bandas más importantes del grunge y una de las responsables de definir el rock de los 90, que mostró una gran transformación en el panorama musical. Aunque continúa activa, su período más destacado fue esa década. A continuación, los 3 mejores discos de Pearl Jam.
3. Vitalogy (1994)
Este disco marca uno de los momentos más productivos de la banda, ya que lo compusieron y grabaron mientras se encontraban de gira. Es el tercer álbum de su carrera, cuando los de Seattle ya estaban legitimados y asentados en la escena del grunge y el rock en general. Se trata de uno de los discos más vendidos de Pearl Jam y también de aquel en el que comenzaron a experimentar con nuevos sonidos y géneros, presentándose como un trabajo más cercano a lo experimental. De hecho, Rolling Stone escribió al momento del estreno que se trata de "un disco salvajemente desigual y difícil, a veces enloquecedor, a veces ridículo, a menudo potente".
2. Vs. (1993)
El segundo disco de la banda es uno de los más fundamentales de su carrera. En este álbum participa por primera vez Brendan O'Brien, el productor que trabajaría con ellos durante muchos años, lo que aportó novedad a su sonido. Tras el éxito de Ten, su disco anterior, la banda estaba experimentando los cambios de vida que trae la fama. En este sentido, Eddie Vedder expresó: "En el primer disco estábamos viviendo en un sótano. En el segundo, me sentía muy lejos del sótano. Y era un lugar difícil para mí para escribir un álbum". De todos modos, lograron un disco contundente en el que se destacan "Daughter", "Dissident", "Animal" y "Go".
1. Ten (1991)
Este es, posiblemente, uno de los mejores álbumes debut del rock. Pearl Jam apuntó con precisión para lograr un disco repleto de éxitos como "Jeremy", "Alive", "Even Flow" y "Black", y un sonido propio que bebía del hard rock. Como en estas cuatro canciones, el álbum despliega temáticas realistas y pesimistas, como el suicidio, la desolación y la depresión, que suelen ser parte de los discos más emblemáticos del grunge. Ten marca la llegada de Vedder a Seattle, absorbiendo y aportando a la movida que, en 1991, explotaría con los discos más representativos del género. Es un álbum que vale la pena escuchar completo, para apreciar el ímpetu de un grupo que demostraba que tenía mucho para decir.