Abbey Road, el undécimo disco de los Beatles, es generalmente citado como el mejor de la agrupación británica, ya que está compuesto por himnos como “Come Together”, “Here Comes the Sun” y “Oh! Darling”, la última canción de la banda en la que participó John Lennon y una que le hubiera gustado cantar. Con una letra relativamente sencilla, “Oh! Darling” es Paul McCartney, autor del track, suplicándole a una chica que no lo abandone.
Para transmitir ese sentimiento y desesperación a su voz, el legendario bajista se esforzó muchísimo durante las sesiones de grabación. En 1969, McCartney pensó que su voz era demasiado clara para hacerle justicia a la canción y afirmó que “quería que sonara como si la hubiera estado interpretando en el escenario toda la semana”.

“Recuerdo principalmente que quería que la voz saliera bien, que fuera buena, y terminaba intentándolo cada mañana al llegar a la sesión de grabación”, le dijo a Barry Miles en el libro Many Years From Now. “Lo probaba con un micrófono de mano, con uno de pie, lo probaba de todas las maneras posibles, y finalmente conseguí la voz con la que estaba satisfecho. Es un poco potente. Era inusual para mí; normalmente intentaba todas las versiones de una voz en un día”.
Por su parte, el ingeniero Alan Parsons le contó a Mark Lewishon en el libro The Complete Beatles Recording Sessions que “Paul vino varios días seguidos para hacer la voz principal en ‘Oh! Darling’. Entraba, la cantaba y decía: ‘No, eso no es lo que busco. Lo intentaré de nuevo mañana’. Solo lo intentaba una vez al día. Supongo que quería capturar una cierta crudeza que solo se podía lograr una vez antes de que la voz cambiara”.