Hace 50 años, Big Star se separaba por primera vez. En los años siguientes, la capacidad de la banda estadounidense para crear canciones tan clásicas como emocionales los elevaría al estatus de leyendas de la historia del rock con solo tres discos bajo el brazo: #1 Record (1972), Radio City (1974) y Third (publicado cuatro años después de su separación en 1978).
A lo largo de su tumultuosa historia, la banda comandada por Alex Chilton y Chris Bell demostraría la importancia que la música rock tuvo como elemento de formación de identidades y sentimientos en los jóvenes. La música de Big Star, como si se tratara de una varita mágica y utópica, tenía el potencial de transformar la vida de sus oyentes para mejor.
A comienzos de los 70, el rock estaba llegando a su final como movimiento contracultural antes de que la explosión del punk lo cambiara todo. En este contexto, Big Star representaría una vía alternativa al auge del rock progresivo de la época, al revalidar el legado de la canción pop de los años 60 que había comenzado con The Beatles, The Rolling Stones y The Kinks.
Unidos por esta ferviente pasión por la canción y por una sensación de horror frente a la tragedia de la vida cotidiana, los Big Star se volverían pioneros en el arte de construir una estética que marcaría a fuego a los artistas de las generaciones de los 80 y 90. A continuación, en Indie Hoy elegimos 10 razones por las cuales esta banda es tan importante.
Crearon un mundo conceptual propio
Un primer paso clave para crear una estética musical independiente es pasar por alto las tendencias y modas de la época para llegar a una identidad propia. Formados en Memphis, Tennessee, en 1971, Big Star creó su propia burbuja por fuera de la línea mainstream predominante de aquellos tiempos que orillaba en el rock pesado y el progresivo.
Gracias a este principio, la banda logró crear obras de un presente atemporal, con canciones que apelaban a lo emocional de manera romántica y trágica. Las canciones de #1 Record, su álbum debut, hablan de la necesidad de tomar a la música no solo como un elemento inspirador, sino como la base para vivir una vida creativa e inspiradora. “The Ballad of El Goodo” y “Thirteen” son un testimonio eterno de esta visión.
Pioneros del power pop
La potencia de sus guitarras y la emoción de sus canciones llevaron a Big Star a ser precursores del género que más tarde se conocería como power pop. Si bien no tuvieron el éxito comercial deseado y la banda sufrió todo tipo de contratiempos, en su regreso a comienzos de los años 90 habían influenciado a bandas tan disímiles como The Replacements, R.E.M. o Teenage Fanclub (de hecho, Alex Chilton tocó varias veces con ellos en vivo).
Big Star no solo no perdió vigencia con el paso de los años, sino que su legado se hizo cada vez más presente y reconocido entre los jóvenes de los años 80, 90 y de comienzos del 2000. Esto hizo que, luego del fracaso comercial de sus comienzos, su obra sea por fin reconocida internacionalmente.
Encontraron lo especial en lo común
Big Star veía en lo cotidiano un lugar para inspirarse, elevando a la música como una herramienta de integración y superación humana. Esto se puede ver incluso en el logo de la banda, tomado de una cadena de restaurantes de comida rápida, aunque también en sus canciones que funcionan como largas zapadas impregnadas de poesía y emoción.
Incluso su homenaje artístico y filosófico a la cultura rock de los años 60 puede entenderse como una apreciación de las prácticas que rodeaban a los jóvenes de esa época. Canciones como “Thirteen” reflejan esto, con su letra nostálgica acerca del primer amor adolescente, las caminatas desde el colegio, el lidiar con los padres y las fiestas de los fines de semana.
Un integrante en el infame Club de los 27
Luego del fracaso comercial de su disco debut, el guitarrista y cantante Chris Bell cayó en una depresión que lo llevó a la adicción y finalmente dejar la banda durante la grabación del álbum Radio City.
A partir de ese momento y luego de pelearse físicamente con Chilton y el bajista Andy Hummel, emprendió un viaje por Europa con la idea de obtener un contrato discográfico. Sin mucha suerte, terminó trabajando en un restaurante y un día mientras volvía del trabajo se quedó dormido al comando de su auto para impactar contra una columna y fallecer a la edad de 27 años. Profundamente situado entre la religión y la desesperación, Bell dejó un inmenso disco solista titulado I am the Cosmos y publicado en 1992.
Representan el sueño del rock norteamericano
Crecer en un pueblo lejos de las grandes ciudades como Nueva York, Los Ángeles o San Francisco no era una tarea nada fácil para los jóvenes rockeros de los 60. Frente a este obstáculo, los miembros de Big Star, originarios de Tennessee, trataron de utilizar a la música como motor social de sus aspiraciones y sueños.
La fantasía de armar una banda e intentar ir más allá de la cruda realidad cotidiana es una marca indeleble en la constitución de Big Star. Quizás por el contexto de la primera mitad de la década de los 70, ellos fueron la última representación fidedigna de cómo trascender a tus vecinos y tu pueblo e intentar conquistar el mundo a través de tus canciones. Canciones como “The Ballad of El Goodo”, “My Life is Right” o “Life is White” son un ejemplo de esta ambición y sueños de trascendencia.
Sus épicos arreglos vocales
Big Star trabaja las armonías vocales de una manera delicada e inteligente. Además de las voces principales de Alex Chilton y Chris Bell, también el bajista Hummel se sumaba como corista. Fuertemente influenciados por bandas de los 60 como The Kinks y The Beatles, sus arreglos llegan siempre a un nivel de épica que hace a sus canciones más emocionantes.
No sería una exageración decir que los coros son una de las marcas registradas de la banda. Canciones como “Feel“, “The Ballad of El Goodo”, “In the Street“, “The India Song” y “When My Baby’s Beside Me” demuestran la capacidad de Big Star para construir armonías que crean matices increíbles sobre las canciones y las melodías de guitarra.
El iconicismo de sus integrantes
En cierta medida, el rock siempre fue un contrapunto de equilibrio entre música y estética. Los integrantes de Big Star promediaban apenas los 21 años de edad cuando empezaron, y su forma de vestirse junto con sus peinados calzaban perfectamente con el aire de comienzos de los 70. Ver una foto de la banda es como ver una postal exacta de cómo lucía la cultura rock joven de esos años.
Sus fantásticos arreglos de guitarra
La manera en que Big Star trabajaban sus guitarras es de una delicadeza y sofisticación minimalista pocas veces escuchadas en la historia del rock.
Tenían la capacidad para generar constantes riffs que definen el pulso de la canción, pero también para cruzar punteos y bases de guitarra que se ajustaban a la base del bajo y la batería, dando cuenta de un pequeño manual de influencias que van desde el rock and roll más puro hasta ciertos guiños al futuro estilo alternativo que iba a encarnar Television unos años más adelante. El nivel de manejo de arreglos acústicos, como se escucha en las baladas de la banda, son una clase magistral de por qué las guitarras son el corazón vivo del rock.
Tres discos esenciales de la historia del rock and roll
Luego del fracaso comercial pese a cierto reconocimiento inicial por parte de la crítica, Big Star comenzó a resurgir en diferentes medios especializados a partir de los 90. Sus tres discos fueron elegidos entre los 500 más importantes de la historia según la revista Rolling Stone. Incluso cuando el medio estadounidense actualizó su lista en 2020, los colocó entre los 300 más importantes de la historia. Third fue también seleccionado entre los 200 discos que uno debe escuchar antes de morir.
Un legado infinito
A más de 50 años de su aparición, Big Star suena tan clásico y fresco como siempre. Su legado trascendió en el tiempo y es la historia de una banda que marcó un antes y un después en la historia del rock, y que solo las fallas en la distribución comercial impidieron que sea reconocida mucho tiempo antes. Sus canciones son tan inoxidables como los discos de grandes nombres a la altura de The Beatles, The Rolling Stones o The Kinks, y constituyen un pequeño manual de cómo la música rock puede sobrevivir al paso del tiempo.