Pink Floyd se encontraba en una transición. Hasta 1970, la banda británica había dominado un sonido psicodélico que había comenzado con los experimentos de su cantante Syd Barrett, y continuó incluso después de que abandonara la banda luego del primer disco.
Pero la nueva década los encontró trabajando en un nuevo disco que llamaban The Amazing Pudding, aunque no les convencía el título. Por sugerencia del músico y compositor Ron Geesin, la banda apeló a la lectura de diarios para ver si les inspiraba otro nombre. Fue Roger Waters quien al hojear el Evening Standard encontró una noticia acerca de una mujer embarazada que había sido sometida a una operación de corazón, y tenía un marcapasos atómico. Este recorte dio nombre al álbum en cuestión, Atom Heart Mother, el trabajo con el que Pink Floyd abandonó la psicodelia y se entregó al rock progresivo que caracterizó sus discos posteriores.
El arte de tapa muestra a una vaca en un campo, el conjunto quería que la portada de este disco fuera lo menos “Pink Floyd” y psicodélica posible. Trabajaron con el diseñador Storm Thorgerson, quien se dirigió a un área rural y fotografió lo primero que vio, una vaca llamada Lulubelle III.
El lado A del LP tiene como único contenido la canción que le da nombre al álbum. “Atom Heart Mother” es una ambiciosa pieza musical caracterizada por la repetición de patrones instrumentales con complejos cambios rítmicos y un acompañamiento orquestal nunca antes escuchado en un disco de rock. La canción fue dividida en seis partes para que, al momento de ser editada, se cobraran derechos de autor según la cantidad de canciones que tenía el disco.
En el lado B del álbum encontramos el resto de las canciones del disco. Waters compuso “If”, con una melodía melancólica y suave, marcada por un ritmo muy influenciado por el folk británico. La letra de la canción remite a un análisis personal, en donde Waters se plantea a sí mismo diferentes situaciones cotidianas y cuestiona las consecuencias de sus acciones en las personas que queremos.
Luego viene “Summer 68”, escrita e interpretada por el tecladista Richard Wright. Un piano tranquilo introduce la canción, hasta que un explosivo solo de trompeta irrumpe por la mitad. Se trata de una crítica al estilo de vida de los rockeros de la época, por sus excesos auto destructivos y la pérdida de introspección que alentaban a la sociedad a disminuir sus reclamos de lucha por un mundo mejor y más igualitario, en medio de un contexto político y social atravesado por la guerra de Vietnam y las disputas de poder a nivel global por parte de dos imperios en plena puja como lo fueron la Unión Soviética y los Estados Unidos.
“Fat Old Sun” fue compuesta por el entonces nuevo integrante de la banda David Gilmour, pero que compartía el interés de sus compañeros por el folk británico y el blues. El tema concluye con un virtuoso solo de guitarra, algo que luego se volvería una marca registrada del estilo del guitarrista.
Por último, la canción que cierra el álbum es “Alan Psychedelic Breakfast” una pieza de 13 minutos dividida en tres partes, que incorpora sonidos de la vida cotidiana. La banda grabó esto en la cocina del baterista Nick Mason, y se puede escuchar el fósforo que enciende la hornalla, el aceite hirviendo, los cereales cayendo en un plato, y el ruido de los cubiertos. Pink Floyd se centró en componer una suerte de pieza incidental que acompañe a uno de sus asistentes técnicos de grabación, Alan Styles, durante su desayuno. También aparecen diálogos, pero dispersos y cargados de efectos que lo hacen incomprensibles, con excepción de algunas palabras como “macrobiotic stuff” (cosas macrobióticas). La pieza evoluciona y la sección instrumental toma solidez, y es en ese momento en donde podemos distinguir que un nuevo Pink Floyd se estaba asomando. Aparece el característico slide de guitarra de Gilmour, el aire se inunda de sintetizadores y teclados, y la energía del track termina por tapar los sonidos de ambientes.
Atom Heart Mother fue una pieza única en su especie, con un trabajo de producción e instrumentación sinfónica nada convencional en una banda de rock de comienzos de los 70. El montaje del disco fue un proceso innovador y desafiante, y marcó la primera vez que Pink Floyd experimentó con estas técnicas antes de volverse una de las bandas más influyentes del siglo XX.