Bleach fue la víspera de la destructiva década de los 90. El primer disco de Nirvana presenta a la banda en su estado más puro, con un impulso juvenil en contra de todo tipo de autoridad. Hoy, con una distancia de 30 años, podemos escuchar a Bleach como la mecha prendida que explotó con el clásico Nevermind. Pero Bleach tiene una furia acumulada que no fue solapada por ningún tipo de angustia, no se percibía todavía el dolor que llevaría a Kurt Cobain al suicidio 5 años después. En Bleach solo hay bronca, gritos y ganas de romper todo.
En 1989 Nirvana estaba sumergida en la escena grunge de Seattle, la cuna máxima del género que combinaba la esencia del punk, el hard rock y el heavy metal. Pero en Seattle también habitaban otros grupos anteriores a Nirvana como Soundgarden y uno de los grupos que más influyó el sonido de Cobain: Melvins. El contexto estaba dado, pero Nirvana fue por más. Por eso uno de sus primeros gritos de guerra será “School”, una crítica energética hacia la escena local. Toda regla debía ser destrozada como una guitarra contra el escenario, incluso si esto significaba ir en contra de los compañeros de escena. Sin embargo, Bleach fue el disco que le dio el reconocimiento al movimiento grunge de Seattle.
La famosa adicción de Cobain a la heroína se puede sintetizar en tres imágenes que necesitan de una imaginación fotográfica. Y para mayor coyuntura poética, una narrativa irreversible, empezando por el final para ir al principio. La primer escena corresponde a las fotos de su muerte, en las que se puede ver solo mitad del cuerpo de Cobain, junto con una caja con una aguja y una cuchara. Hasta el último día Cobain cayó vencido frente a la heroína, con leves recuperaciones, pero mientras más alto volaba Nirvana más profundas eran las recaídas. La segunda escena es una foto de Cobain con el escritor William Burroughs a quien admiraba mucho. Existe una sesión de improvisación titulada “Priest”, en la que se escucha la guitarra de Cobain mientras Burroughs recita uno de sus textos en los que describe los abismos de la droga y el infierno. Y la última escena no tiene una fotografía, pero es la más poderosa: Nirvana en su camioneta dirigiéndose a un concierto y Kurt mirando por la ventanilla, alucinado por un cartel gigante de prevención del sida que explicaba a los adictos cómo limpiar sus jeringas con lavandina. Bleach es uno de esos nombres elegidos a la perfección, e ilustra cómo lo que podría traer salud e higiene en realidad fue el inicio del derrumbamiento de su alma hacia los rincones más sucios y destructivos de la mente.
El tracklist de Bleach disipa su furia y fluye con continuidad, como un vómito de lo que la banda necesitaba sacar de adentro. Kurt Cobain confesó no haberse preocupado mucho a nivel compositivo por las letras de este disco, sino que la gran mayoría fueron escritas la noche anterior a la grabación. Tenía una fe en que su bronca iba a darle las palabras necesarias. Solo había unas reglas, como que ninguna letra fuera sexista. Esta lucha contra el patriarcado va a aparecer de forma explícita en “Mr. Moustache”, la décima canción del disco, una crítica a la sociedad machista que encontró su correlato cercano en el enojo de Cobain contra el público argentino que no respetó a la banda telonera Calamity Jane, compuesta íntegramente por mujeres, en su visita al país en 1992. La banda se vengó amagando varias veces con el riff de su máximo hit, “Smells Like Teen Spirit”, pero sin tocarlo.
Uno de los temas más melódicos es “About a Girl”, una de las pocas canciones de amor en el repertorio de la banda, inspirada en Tracy Marander, la novia de entonces de Cobain que fotografió la tapa del disco. “About a Girl” se convirtió en una de las canción más populares de la banda, desde su salida en Bleach hasta la desgarradora interpretación en el MTV Unplugged que grabaron en 1993 y publicaron un año después. Así la banda mostraba su doble filo, saliendo de su cáscara de distorsión y encontrando una balada a corazón abierto.
El primer single que antecede a la salida de Bleach es “Love Buzz”, un muy singular cóver de la banda psicodélica holandesa Shocking Blue. El inicio del bajo de Krist Novoselic incita al caos que luego estalla en los platillos de Chad Channing (Dave Grohl se uniría como baterista en el disco siguiente). “Negative Creep” y “Blew” serán los otros momentos más agresivos y pegadizos del disco: la primera expresa el desencanto de Cobain consigo mismo, y la segunda muestra un sentimiento claustrofóbico que aparece como un nudo en su garganta rasgada. En “Scoff” Cobain cuestiona a sus padres por no haber apoyado su raíz musical y hacerle sentir que sus intentos serían en vano. En “Floyd the Barber” el desencanto se vuelve social y describe un pueblo repleto de asesinos.
Bleach no llegó a lo más alto de los rankings cuando salió, pero fue redescubierto por muchos cuando fue reeditado por Geffen Records en 1992 tras el éxito de Nevermind. Los fanáticos de Nirvana se encontraron con la liberación de un sonido que iba a cambiar todo el rock que vino antes, con una profunda ira contra todo lo establecido que se lee como un epitafio: “Vivir rápido, morir joven y dejar un cadáver bonito.”