Para 1990, Madonna era la mujer más famosa del mundo. Su carisma e irreverencia la hicieron estar en boca de todos, y la década pasada ya le pertenecía. Pero cuando grabó “Vogue” fue como si hubiera vuelto a sus inicios de artista emergente.
Shepp Pettibone, DJ y productor neoyorquino, era una figura destacada del submundo dance underground de la década de los 80. Sus remixes sonaban en las discotecas de todo el mundo, pero particularmente en EE.UU. Algunos de estos llegaron a los oídos de Madonna, quien eligió dos de sus remixes de su último disco, Like A Prayer (1989), como las versiones oficiales de difusión comercial de los singles “Express Yourself” y “Like A Prayer”.
Pettibone ya conocía a la artista antes de alcanzar la fama mundial. Ambos pululaban por la escena indie underground de Manhattan de principios de los 80, y ahora la música los volvía a reencontrar. La Reina del Pop estaba a punto de sacar “Keep It Together”, un nuevo single extraído de Like A Prayer. Conociendo la apetencia de Madonna por los proyectos del DJ, la discográfica le ofreció al productor trabajar para un lado B del lanzamiento. Le dieron un presupuesto acotado de cinco mil dólares, con el que debía arreglarse para su producción y post-producción. Comenzando a trabajar, Pettibone le envió una maqueta en cassette y Madonna—quien se encontraba trabajando para la película Dick Tracy (1990)— al cabo de unas semanas volvió con la canción casi terminada. “Me gustó lo que hiciste, y espero que no te moleste, pero se va a llamar ‘Vogue’”, le dijo.
Encuentro con el voguing
Por ese entonces, Madonna también se encontraba craneando su próxima gran gira internacional, “The Blond Ambition Tour”. Sería de las giras más ambiciosas llevadas a cabo por una artista pop, y marcaría un hito en lo que respecta a la producción de un show musical.
La cantante había reclutado a una serie de bailarines para acompañarla durante la gira, la mayoría residentes de Nueva York y pertenecientes a la comunidad LGBT que conformaban la subcultura under y gay de aquel entonces. Fue así cómo Madonna fue introducida al voguing, un estilo de baile nacido en los ballrooms de Harlem en la década de los años 60, popular entre la comunidad LGBT, latina y negra neoyorquina (se hacían hasta concursos). Aunque para finales de la década de 1980, el género parecía acaecer, La Ciccone fue a su rescate.
Sus bailarines, quienes frecuentaban este circuito de baile y sus discotecas, la llevaron a los lugares donde ellos solían voguear. Madonna quedó fascinada y lo reflejó en la letra de su canción: “No hay diferencia si sos chico o chica/Si sos blanco o negro (…)/Conozco un lugar donde te podés dejar llevar/Se llama pista de baile/Y acá está para lo que es/Así que vamos, voguea”. Al igual que al inicio de su carrera con el single “Everybody” (1982), Madonna una vez más le cantaba a la trascendental experiencia de bailar.
La música house
Para el segundo lustro de los 80, la música house se había asentado como un nuevo descendiente de la música dance, sobre todo dentro la comunidad LGBT, latina y negra. Era una experiencia innovadora para estas comunidades que experimentaban con los resabios de la música disco de la década pasada aggiornada a nuevas tecnologías, en especial las cajas de ritmo y los sintetizadores. Es decir, se reemplazaba lo orgánico del disco a una tendencia electrónica, lo que produjo la eclosión de lo que actualmente se conoce como EDM (o “electronic dance music”).
Cuando Pettibone comenzaba su carrera musical en 1982, produjo un remix de “Ooh I Love It (Love Break)” de The Salsoul Orchestra, una canción disco que databa de 1975. Este remix se popularizó en los años subsiguientes, hasta servir de base de lo que fue el remix de David Depino de “Elements of Vogue” una canción compuesta por Johnny Dynell—ambos DJs— junto con el miembro de la agrupación House of Xtravaganza, David Ian. Este último tema sería la fundación de lo que luego sería “Vogue”.
Luego de enviarle el demo, Madonna volvió a Nueva York para reencontrarse con su nuevo colaborador. La Ciccone había ya compuesto casi la totalidad de la letra pero faltaba algo para el puente: Pettibone le propuso un rap. Esta era la primera vez que Madonna rapeaba en su repertorio, y es de los pocos hits de aquel entonces en los que una mujer blanca lo hace. En este rap, Madonna repasa las figuras y actores de la década dorada del cine hollywoodense de los años 40 y 50.
Una vez lista la canción —con algunos retoques del productor al demo inicial, a excepción de Madonna quien grabó todo en una sola toma—, fue presentada a los jefes de la discográfica, quienes cambiaron rotundamente sus intenciones. De pasar a ser un simple lado B, se convirtió en un single por mérito propio. Aun habiendo sido grabada en un modesto estudio casero de un apartamento neoyorquino, la compañía ya tenía decidido su nuevo lanzamiento.
“Vogue” encontró un forzado lugar como último track en el álbum I’m Breathless, con música de e inspirada en la película Dick Tracy—de la cual Madonna era protagonista— y en The Immaculate Collection, el primer “grandes éxitos” de la artista, ambos publicados en 1990.
Impacto
“Vogue” fue la entrada triunfal de Madonna al nuevo decenio. Estrenada por primera vez en una estación de radio de Manhattan, a la siguiente semana ya se encontraba sonando en cada discoteca. Sacudiendo las pistas y las emisoras del mundo, haciendo gala de su iconoclasia, Madonna se reinventaba otra vez. Esta vez, logrando que la música house —antes recluida al under y la cultura de club— ahora sea introducida al mainstream y transformarla en la sensación pop que dura hasta nuestros días. El single alcanzó el primer puesto de los rankings mundiales, y dio paso a que próximos lanzamientos como “Show Me Love” de Robyn y “Gypsy Woman (She’s Homeless)” de Crystal Waters, entre otros, lograran ser hits pop de alcance masivo.
Su video, dirigido por un recién iniciado David Fincher, ofició de perfecto acompañamiento. Grabado en blanco y negro, fue concebido como un homenaje a las primeras décadas del siglo XX. Inspirados en la actriz Marlene Dietrich, la pintora Tamara de Lempicka y el fotógrafo Horst P. Horst. Madonna y Fincher crearon un deleite audiovisual en donde no faltó la controversia: una blusa de encaje vestida por la cantante durante el video. Con esta obra, Madonna revolucionó una vez más el arte del videoclip.
Artistas como Ariana Grande, Britney Spears, Rihanna y Kylie Minogue han hecho sus propias versiones en numerosas ocasiones, demostrando su impacto en distintas generaciones de lo que algunos llaman “Madonna wannabes”. Sumado a que muchos DJs la han sampleado para sus respectivas producciones como “Flashback” de DJ Tonka y, más recientemente, el remix de Mark Fianculli de “Everything” del artista Rampa. A su vez, la Reina del Pop la ha añadido al set de siete de sus giras posteriores, la más reciente “Madame X Tour” en 2019, siendo una pieza ineludible en cada uno de sus recitales.