Al poco tiempo de la triste noticia de la muerte de Elliott Smith, personas de todo el mundo se acercaron con velas y flores para convertir en una especie de santuario urbano, el mural exterior del estudio de Solutions Audio en Los Ángeles, el que el cantante inmortalizó en la portada de su quinto disco Figure 8 (2000). Frases de sus canciones y mensajes emotivos se escribieron como vestigios dolorosos de lamento tras semejante pérdida. Su muerte causó tanta impresión que hasta el día de hoy algunos siguen poniendo en tela de juicio el hecho de que haya sido un suicidio. Smith se apuñaló tres veces, una de estas directamente en su corazón. Su novia, Jennifer Chiba, atestiguó que habían tenido una discusión y se encerró en el baño de su casa, y al cabo de unos minutos escuchó unos gritos y vio un cuchillo clavado en su pecho, corrió directamente a quitárselo y el cantante cayó desplomado en el suelo. Luego encontró una nota de despedida que decía: “Lo siento mucho amor, Elliott. Dios me perdone.”
El mural de Figure 8 fue removido en 2017, pero antes formó parte de otra polémica. Roger Waters había anunciado una campaña publicitaria para su “The Wall Live Tour 2010” que consistía en intervenir paredes famosas de Los Ángeles y Nueva York con frases pacifistas del militar y político estadounidense Dwight Eisenhower. Tras el repudio de los fans de Smith, el bajista de Pink Floyd tuvo que salir a pedir disculpas y el mural fue restaurado rápidamente. Esa pared, aunque hoy extinta, tendrá siempre el aura de Smith, quien posó ahí hace veinte años para la tapa de su último disco publicado con vida, como un símbolo del comienzo del final.
Antes de Figure 8, Smith se había vuelto uno de los cantautores imprescindibles de la década de los noventa. En sus discos Either/Or (1997) y XO (1998) había conseguido plasmar su estética melancólica con un puñado de canciones que denotaban su habilidad para expresar sus impresiones y frustraciones de una forma directa y cargada de sensibilidad. En 1998 participó en la entrega de los premios Oscar interpretando la canción que formó parte de El indomable Will Hunting (1997) de Gus Van Sant, “Miss Misery”. Este acto no fue del completo agrado de Elliott Smith, quien confesó haberse sentido incómodo frente al lujo de la alfombra roja. Su perfil lejos estaba de parecerse al de las estrellas hollywoodenses, era más bien retraído y se sentía identificado con el underground de la ciudad. Luego de tiempo desaparecido, Smith se aventuró en esta nueva composición discográfica que no alcanzaría para varios la altura de sus precursores, pero que nos revela una sonoridad más cuidada y a un artista resplandeciente.
Figure 8 pasó por cuatro estudios de grabación: el Sunset Sound Studios de Hollywood, Sonora Studios en Los Angeles, Capitol Studios de Hollywood, y finalmente Abbey Road, un lugar muy especial para Smith que era un gran admirador de The Beatles. Este fue su segundo álbum con la importante discográfica Dreamworks, con la que empezó a trabajar tras el éxito repentino de Either/Or y “Miss Misery”. Smith también volvió a trabajar con los músicos Jon Brion, Sam Coomes y Pete Thomas. Figure 8 es un disco complejo en su instrumentación, lleno de arreglos y detalles que le dan una vivacidad a sus composiciones, pero a expensas de esto se corría de ese rincón oscuro desde donde antes cantaba sus canciones.
El disco abre con “Son of Sam”, una melodía llena de emociones que comienza con un piano y sigue una progresión distorsionada. Smith tuvo que salir a aclarar que no estaba dedicada al reconocido asesino serial que era así apodado, sino que quería representar la sensación destructiva y de creatividad de estar narrándole un sueño a alguien. “Son of Sam” tuvo un videoclip oficial donde vemos a Elliott recorriendo la ciudad teniendo la clara referencia del célebre mediometraje francés Le ballon rouge (1956) dirigido por Albert Lamorisse, con un estilo detectivesco que se pasea por los instrumentos que tanto le obsesionaban. Lo primero que se conoció de Figure 8 fue el single “Happiness” pero al momento de incluirla en el disco, Smith le agregó una segunda parte a la canción que no estaba en el single original, un lapso instrumental llamado “The Gondola Man”.
Smith solía darle mayor color a su voz ensimismando pistas. Cuando le preguntaban sobre esta técnica, solía responder que le encantaba grabar dos veces su voz en sus canciones porque así no se reconocía. Por momentos, el disco se despoja de tanta armadura sonora y retoma la vía acústica en canciones sencillas pero saturadas de afectos como “Somebody That I Used to Know”, “Easy Way Out” y “Better Be Quiet Now”. Son composiciones de una pureza folk, capaces de transmitir un poder emocional con unos coros casi celestiales. La guitarra acústica era la fiel compañera de Smith y generaba una impronta intimista y abrazadora cuando acudía a su soledad para este tipo de canciones.
En otros momentos, aparecen canciones más turbulentas y eléctricas como “Junk Bond Trader” y “L.A.” Hay también una versión de “Wouldn’t Mama Be Proud”, un tema que Smith cantaba en formato acústico pero que en Figure 8 aparece distorsionada. Otra gran canción es “Color Bars” en la que se puede apreciar la alegría, o la lucha por mantenerse feliz, de alguien al que constantemente se le adjudicaba la etiqueta de músico depresivo. Los puntos más altos del álbum son las canciones que combinan estas dos caras de Smith, como “Everything Reminds Me of Her”, “Everything Means Nothing to Me” y la magnífica “Stupidity Tries”.
La lucha contra la heroína que atravesó Elliott Smith ocupó gran parte del final de su vida, aunque sus más allegados dijeron que en el momento de su muerte se encontraba limpio hace bastante tiempo. Una canción que solía interpretar en vivo al poco tiempo de la publicación de Figure 8, aunque no estuviera en el disco, era “Pretty (Ugly Before)”, con una letra desgarradora que dice: “A veces me siento con fuerza para todo / Aunque para vos eso no significa nada / Porque querés drogarte como sea / ¿Es que destruirte es todo lo que necesitás para sentir que alguien te quiere? / Alguien que sea real.” La canción formó parte del disco póstumo From a Basement on the Hill que salió en octubre de 2004.
Finalmente en 2007 salió el disco New Moon, conformado por versiones inéditas y otras joyas extrañas que Elliott había grabado en demos antes de ser fichado por Dreamworks Records entre 1994 y 1997, durante el periodo en el que colaboró con la discográfica independiente Kill Rock Stars. En New Moon podemos encontrar una versión diferente de la canción “Pretty Mary K” de la que fue editada en Figure 8. Este conjunto de temas más lo-fi fue el cierre definitivo de su obra y su último adiós.