A comienzos de la década del 80, el modelo estético y comercial del pop inglés estaba ligado a las reglas estéticas que imponía la modernidad del synth pop de artistas como Duran Duran y The Human League. En paralelo, el auge de la experimentación existencialista que había definido Joy Division en su álbum despedida Closer había generado una explosión de artistas como The Cure, Bauhaus y Cocteau Twins, influenciados además por las novelas de ciencia ficción de J. G. Ballard que describían un futuro distópico y asfixiante.
En este contexto, The Smiths se propuso dibujar la fantasía que al ser humano promedio le cuesta encontrar entre las líneas grises de la cotidianeidad. La banda había nacido con el estigma de vivir en la cuna de la Revolución Industrial en Mánchester, una degradación que también exhalaban otras ciudades inglesas como Sheffield o Leeds.
Sin embargo, The Smiths escapaba del común de las entrañas para reflejar las vidas anónimas de todos los británicos sufrientes del mandato neoliberal instaurado por Margaret Thatcher. Los gladiolos y flores que aparecían en sus videos, fotos y recitales en vivo funcionaban como oposición a lo inorgánico de las ciudades industriales. Un colorido orgánico que al mismo tiempo incitaba a la resistencia cultural frente al poder opresor político.
La banda siempre apuntó a mostrar imágenes despegadas del glamour clásico, para crear una suerte de nuevo glamour que revele lo común y lo ordinario como un instrumento de poder. En esa tradición incluyeron en sus portadas a figuras como Truman Capote, James Dean, Alain Delon y Elvis Presley, pero también fueron los primeros en asociar su imagen al homoerotismo contracultural, diferente de la visión más comercial de artistas como Frankie Goes to Hollywood.
Para esto, Morrissey tomaría referencia clave el libro The Nude Male: A New Perspective de Margaret Walters de 1978 en el que se ofrecían instantáneas de desnudos masculinos. De este modo, The Smiths pretendía romper con la liturgia misógina que siempre caracterizó al mundo pop, sin necesidad de levantar una bandera radical de tintes feministas, sino simplemente desnudando el cinismo detrás del rock y el pop.
Antes de adentrarnos en las diferentes historias detrás de “This Charming Man”, es importante detenernos en el mutuo sentimiento negativo que existía entre The Smiths y el mandamás de Factory Records, Tony Wilson. La historia de Wilson con la banda venía de lejos, incluso antes de que se formara The Smiths. Todo comenzó un día de febrero de 1976, cuando Wilson se encontró en el correo del programa de noticias Granada Reports un paquete marrón con un vinilo de los New York Dolls en su interior.
Aquel paquete incluía un mensaje: “Querido Mr. Wilson, he oído hablar de su programa. Es una noticia maravillosa. Por favor, ¿podríamos escuchar alguna música como esta?”, junto con la firma de un tal Steven Morrissey de Stretford. Wilson no solamente ignoró esta petición, sino que con el paso del tiempo descartaría a la banda ya que por 1983, según Tony Wilson, el objetivo artístico de la Factory era el de unir la electrónica con el rock, y la tecnofobia de Morrissey era otro argumento para distanciarse.
“This Charming Man” fue el segundo single de la banda, publicado el 31 de octubre de 1983. La canción surgió gracias a la necesidad de “revancha artística” del guitarrista Johnny Marr en relación a la banda escocesa Aztec Camera -recordar que más tarde Graig Ganon, miembro de los Aztec, formaría parte de The Smiths- y su canción “Walk Out to Winter”. Marr admitió sentirse “un poco celoso” y confesó que su “orgullo competitivo se sentía pateado”, ya que además del éxito de Aztec Camera, The Smiths no había obtenido un gran éxito con su primer single, “Hand in Glove”, publicado en mayo de 1983. Vale la pena mencionar que Marr compuso “This Charming Man” el mismo día que “Still Ill” y “Pretty Girls Make Graves”, otros dos clásicos del grupo.
Por ese entonces, The Smiths ya había alcanzado cierta notoriedad en el circuito independiente británico gracias a formar parte del catálogo del sello Rough Trade, quien contaba entre sus filas con Geoff Travis, personaje clave en la futura dirección artística y comercial de la banda. Travis descubrió a la banda y la mandó a grabar a los estudios Matrix de Londres en septiembre de 1983. La versión registrada allí no convenció a la banda y más tarde grabarían una nueva versión definitiva en los estudios Strawberry en Stockport. Una vez que Travis tuvo la grabación, se encargó de convencer a la banda para que sea publicada como single en lugar de “Reel Around the Fountain”, la canción que abrió su debut homónimo publicado en febrero del año siguiente.
La popularidad y trascendencia que logró “This Charming Man” mitificó diferentes historias acerca de su significado. Varios críticos musicales aseguraron que se trata de una carta de amor de Morrissey a otro hombre, y señalan la tensión sexual detrás de frases como “Podría salir esta noche, pero no tengo nada elegante que vestir”, o “Un hombre guapo como vos no debería preocuparse por eso”.
Sin embargo, lejos de cualquier confesión, lo que realmente hizo Morrissey fue inspirarse en frases de películas y libros, como sucede con un diálogo de la película A Taste of Honey de 1961, donde la protagonista dice que no sale porque no tiene ropa que ponerse. Por otro lado, la frase “Devolvé el anillo” fue tomada de la película La huella de 1972, protagonizada por Oliver Lawrence y Michael Caine, y la declamación “Él sabe tanto acerca de estas cosas” es una cita textual del libro Loving de Henry Green. Las influencias cinematográficas también aparecen en su arte de tapa, cuya idea original era incluir una imagen del actor Terrence Stamp de la película El coleccionista estrenada en 1965, pero finalmente usaron una del actor francés Jean Marais en su papel de Orfeo, dirigida por Jean Cocteau en 1950.
“This Charming Man” representaría un antes y un después en la historia de The Smiths y también de la música pop. Desde los sonidos jangle que surgen de la guitarra de Johnny Marr, acompañada de manera perfecta por el bajo de Andy Rourke, la batería de Mike Joyce y decorada por la acidez hilarante de la voz de Morrissey. Es como si la música hubiera sido compuesta por músicos de rock de los años 50 y la letra por algún poeta dandy de la época wildeana de fines del siglo XIX.
También representa una piedra basamental para la música independiente en su rechazo a todos los estereotipos comerciales que había construido la cultura rock y pop hasta aquel entonces. “This Charming Man” es quizás -junto con “There is a Light That Never Goes Out“- la canción más emblemática en la historia de The Smiths, concibiendo a la modernidad desde un lugar personal y utópico que combina lo retro con lo moderno de una manera muy exacta y única.
La tecnofobia de Morrissey no evitó que el single se vuelva el más exitoso de aquel 1983 en Gran Bretaña, junto con “Blue Monday” de New Order y “Karma Chamaleon” de Culture Club, dos canciones más cercanas a la experimentación electrónica. 40 años después, la idea de que las leyes no están escritas en el mundo de la música es un interesante legado a seguir, en tiempos en donde la inteligencia artificial pareciera destinada a acabar con lo imprevisible y maravilloso que hace a la esencia de la identidad del ser humano y su arte.