Desde el primer acercamiento a la novela de Samantha Schweblin hasta la narrativa fugaz de Malén Denis, pasando por los cuentos de Mariana Enríquez, la nueva literatura trans de Camila Sosa Villada y Carolina Unrein o la poesía posmo de Carla Quevedo, seleccionamos ocho obras breves, concisas y atrapantes para leer durante el confinamiento.
Fatal, de Carolina Unrein
Carolina Unrein, una nueva voz de la recientemente inaugurada literatura trans, deshuesa en Fatal (Planeta), su segundo libro, los procesos y experiencias—quirúrgicas, psicológicas, familiares—que rodean la transición de género en primera persona. El bullying y el robo de los años adolescentes que sufre la comunidad LGBT, la mirada masculina, el deseo y, quizás lo más valioso del libro, el vínculo entre la autora y sus padres, son los ejes centrales de esta recopilación de crónicas de 150 páginas.
Kentukis, de Samanta Schweblin
El universo literario de Samanta Schweblin es siniestro, cínico, inquietante y, sobre todo, conciso. Luego de la recopilación Pájaros en la boca y otros cuentos y la breve nouvelle Distancia de rescate (Random House), ambas nominadas al prestigioso premio Man Booker International, Schweblin consolidó su acercamiento a la novela con Kentukis, una ficción oscura que, mediante la construcción de una sociedad distópica y un ecléctico elenco de personajes, refleja la relación actual entre los humanos y la tecnología, sin dejar de lado el realismo de los vínculos personales que la autora escribe con frialdad y precisión.
Me peleé a los gritos con el manager del spa, de Carla Quevedo
El primer compendio de poemas de la actriz argentina Carla Quevedo es un libro en el que la poesía y el trabajo de traducción se funden en un experimento que explora la soledad, la incertidumbre y el existencialismo enmarcado en un feed de Instagram. Escrito entre ciudades, Me peleé a los gritos con el manager del spa (Trópico) es también una obra sobre cambios y mudanzas -en todo sentido— que pone en palabras los conflictos de una generación obsesionada con internet.
Quién no, de Claudia Piñeiro
Luego de incursionar en la literatura policial con libros como Betibú, Las viudas de los jueves (Aguilar) o Las grietas de Jara (Alfaguara), Claudia Piñeiro escribió su primer libro de cuentos en el que desnuda la violencia cotidiana de la sociedad escondida bajo la aparente normalidad. Quién no (Alfaguara) se compone de 16 relatos cortos que abordan la violencia de género, el aborto clandestino, el abandono, el dolor, la crisis matrimonial y los vínculos fragmentados con una prosa sencilla, directa y, por momentos, impactante.
La débil mental, de Ariana Harwicz
En exactamente 101 páginas, con un innegable pulso teatral, un ritmo intenso y un lenguaje delirante, Ariana Harwicz relata en La débil mental (Mardulce) el lado más perturbador del vínculo entre una madre y una hija que viven juntas en el campo. Entre ellas, la convivencia se despliega como un hilo tensor que va constantemente entre el amor y la destrucción. La débil mental es una novela corta pero que se desarrolla como un tour de force, como un remolino imparable sobre las imposibles expectativas familiares que amenaza con destruirlo todo.
Litio, de Malén Denis
La poeta porteña Malén Denis incursiona en la prosa con Litio (Concreto), una breve novela narrada por una chica que atraviesa varias mudanzas: por un lado, la protagonista cuida la casa y los gatitos de su ex pareja que ya no vive ahí por razones desconocidas (pero esbozadas a través de recuerdos y flashbacks, y aparentemente vinculadas a una situación de violencia de género); por el otro, las mudanzas personales y psicológicas que implican el fin de un vínculo sexoafectivo importante. Un relato íntimo sobre el duelo en el que los capítulos nunca superan las tres páginas.
Las cosas que perdimos en el fuego, de Mariana Enríquez
Antes de su ambiciosa novela Nuestra parte de noche (Anagrama), Mariana Enríquez se dedicó durante varios años a los libros de cuentos, y el resultado más efectivo de ese trabajo está a la vista en Las cosas que perdimos en el fuego (Anagrama). Con imágenes perturbadoras, un humor sádico y alegorías sobre la violencia de género, la marginalidad, la hipocresía social y los trastornos, los once cuentos recopilados en este libro pueden convertir lo cotidiano en lo más horroroso.
Las malas, de Camila Sosa Villada
Más cerca de la novela que la nouvelle, Las malas (Tusquets) es una obra clave de la literatura trans argentina. A medio camino entre la autobiografía y la ficción —en un verdadero proceso de transición literaria—, Las malas arroja luz sobre los conflictos, los deseos y las experiencias de un grupo de travas que opera principalmente en el Parque Sarmiento de Córdoba. Sin alejar la vista de la marginalidad pero con la presencia de la fiesta, la alegría y la singularidad travesti, Las malas es un relato doloroso, sí, pero también celebratorio, que obliga a los lectores a confrontar y cuestionar su responsabilidad en la discriminación sistemática y sostenida que sufre la comunidad trans hace décadas.