Malén Denis irrumpió en la escena literaria en 2009 con Con una remera de Sonic Youth (NulúBonsai). Desde entonces su poesía se volvió una voz estridente y diferente, volviendo indie y moderno el espacio poético y haciendo habitar la hoja de espacios innovadores y febriles. Se sucedieron posteriormente Buscar drogas en Wikipedia (NuluBonsai, 2014), Un gran incendio de vidrios (NuluBonsai, 2017) y el más reciente Brillante (Ludwig, 2017). Hablamos con la autora en busca del enigma último de sus creaciones.
¿Cómo es tu relación con la tecnología y cómo se inserta en tu poesía?
Mi relación con la tecnología es de la cualquier persona regular en la contemporaneidad, está inserta en mi vida de manera natural, no particular. Tengo celular, uso redes sociales. Buscar drogas en Wikipedia es un libro que ya tiene 4 años y las cosas cambiaron mucho desde ese entonces hasta ahora. Es probable que lo que estuviera pasando con la tecnología respecto a mi vida fuera distinto también. No existían las historias de Instagram por dar un ejemplo. Más allá de eso no creo que ese libro en particular hable de la tecnología. Hay un texto de César Vallejo que a mí siempre me interesó que habla sobre la poesía moderna y dice que la poesía no es poesía nueva por nombrar o usar el léxico de lo contemporáneo: como decir twitter adentro de un poema, sino por traducir la sensibilidad que ese grado de avance tecnológico le da a la sociedad, ¿cúal es la situación emocional, la innovación respecto de la relación de uno con esa tecnología? Para mí más que nombrar una red social, el libro tiene que ver con una búsqueda por conocerse. En ese libro intenté hablar de buscar algo allí donde no podés encontrarlo. La sensación de buscar algo en el lugar no adecuado, como si la materialidad fuera distinta. En Un gran incendio de vidrios empieza a desdibujarse la literalidad respecto de la tecnología, que solo aparece en un par de ocasiones y de un modo más roto. Justamente yo creo que mi trabajo tiene que ver con los materiales. Como si yo desde Buscar drogas en Wikipedia hasta Un gran incendio de vidrios y Brillante hubiese agarrado un bate de béisbol y hubiese empezado a romper todo hasta dar con vidrios rotos e incendiarlos, hay algo de la sensación de que quise hacer eso. En ese sentido, justamente, Brillante tiene esta cosa de jugar con el vidrio roto, con los reflejos, rearmarse desde la identidad ya fragmentada y apostar a cierta economía, desde las mismas obsesiones, pero con otro tratamiento.
Tanto en la escritura de Buscar drogas en Wikipedia como en Un gran incendio de vidrios y Brillante la corporalidad y los sentimientos del yo poético parecen verse reflejados en lo material.
Me resultó re interesante esta pregunta porque en algún punto tangencialmente había pensado en el tema. Es evidente que hay cosas que están reflexionadas, “quisiera que mi cerebro fuera una computadora” no es solo verse reflejada sino también querer explicarse a través de los objetos y se me ocurre otra pregunta: ¿Por qué no vernos reflejadas las mujeres en los objetos cuando la sociedad nos empuja constantemente a vernos como objetos? Es muy común desde niñas sentirnos medio como cosas, despersonalizadas, deshumanizadas y reducidas a un cuerpo. Entonces qué manera de dejarlo en evidencia metafórica. Cómo no dejar en evidencia que en algún punto hay una cierta sensación de reducción o también una forma de reflejarnos en donde nos dejan. Particularmente yo no tengo nada con los objetos más que una relación cotidiana y por eso mismo muchas veces también están en mi poesía. Muchas veces siento que hablo de lo que conozco y sobre aquello que me da inquietud y existe algo de tener cosas, pero no como un deseo concreto sino como algo que deviene. Uno deviene tener cosas. Ahora por ejemplo estoy trabajando en un libro que se llama Casa modelo que habla de aquellas casas tipo country o las casas de los proyectos de urbanización que se construyen para saber cómo van a ser todas las casas. Me gusta la idea de la maqueta, pero en situación de dimensión real que produce cierto extrañamiento, como el de los maniquíes. Me gusta la idea de la simulación en contra de lo ontológicamente real. En esta sociedad somos empujados a consumir objetos materiales. Hay algo en el estilo de vida también. ¿Cómo no pensarnos a través de los objetos si la sociedad nos bombardea con ellos todo el tiempo? También, más allá del léxico y los objetos que decida nombrar me parece que siempre estoy hablando de una relación entre sistemas de ideas o eso es lo que subyace en el fondo de mi mente. Sobre todo en Buscar drogas en Wikipedia había una necesidad muy grande de explicarme y siento que uno puede usar, en ese sentido, cualquier cosa de espejo. Cómo uno se detiene a mirar un objeto está hablando de une misme. Y también en muchos casos ambos libros hablan de la soledad, de la ausencia, de estar rodeada de objetos y que las personas se desdibujen, incluso el yo lírico. Quizás esté hablando un poco de eso, de estar mediada por aparatos. De estar mediada por otras cosas que no llega a ser otro cuerpo real, humano, sino objetos que al verlas me recuerdan que estoy acá pero que son una excusa para narrar una existencia que está absolutamente aislada. Yo siento que Buscar drogas en Wikipedia tiene que ver con la identidad y con el aislamiento y la hiperconexión. Como una interconexión hacia adentro como cuando digo “me siento despreciada por la gente en internet” en forma de chiste. Hay algo de querer explicarse, diseccionarse, decir toda la verdad aunque sea una pelotudez, en un mar de significantes donde se mezclan: Messi, el pollo del coreano, una película de Cassavets, una boa constrictor, un esmalte verde, intentando agotar ese quien es una, en Un gran incendio de vidrios, ese espejo del primer libro está roto a hachazos. Miro a los objetos de otra manera. Y ya en Brillante, podemos pensar directamente en otro tipo de materialidad, donde, como decía antes, después del espejo roto, aparece una cierta economía pero también un cierto reflejo que se distorsiona y ahí es donde aparecen la fiebre, las serpientes, los diamantes. Si pienso una sensación que me da Brillante, o que quise lograr ahí, es más un clima, es más atrapar esa luz dorada que puede ser el delirio de quien camina en el desierto, también tiene que ver con la materia, en otro sentido, pero también tiene que ver con traducirse a une misme a través de la materia, los materiales.
Hablame de la búsqueda de la verdad que se cuela como tópico en tus tres últimos libros.
Creo que es algo netamente humano el tema de la búsqueda de la verdad y de la identidad. A mí en algún momento me preocupaba mucho y también creo que tiene que ver con una edad. En Buscar drogas en Wikipedia, -un libro que escribí a los 23 años en un momento donde sentía que la exigencia superyoica y social era que yo tuviera las cosas muchos más claras- la búsqueda de la verdad tenía que ver con ese universal. ¿No sería mucho más fácil la existencia de los individuos si hubiera una única forma de hacer las cosas? El problema con el que nos enfrentamos es que el deseo es infinito, las posibilidades son infinitas y no hay nada unívoco. Yo creo que si bien existe una búsqueda constante del “quién soy” en esos dos libros y sobretodo en el primero, creo que con los que todos nos chocamos es que no existe un solo modo de ser ni una verdad. Estamos en pleno caos epistemológico, en la era de la posverdad particularmente, y hay algo de naif en buscar lo unívoco, también como algo de resguardo. Como si acaso si encuentro verdaderamente quién soy -la verdad de las cosas- eso me resguarde de la infinidad del abismo que significa todas las posibilidades de yoes y de mundos posibles. Como una búsqueda de seguridad y también de cordura. Si pienso en el camino que hice como escritora, hay un poco de buscar la verdad y después entregarse a la verdad rota, lo que decía de romper el espejo, que también se ve en Brillante después. Existe algo de agarrar los pedazos y volver a armar algo con los restos. La lengua de por sí es infinita y uno puede crear cualquier universo, inventar cualquier regla, criatura y cosa y eso puede ser abrumador. Creo que ese algo más es lo que intento transmitir en la escritura. Como esa sensación de que la realidad no se agota en las cosas y la verdad puede ser que sea algo más, una relación entre las cosas. Entre todo lo que uno ve y uno es como un modo de dejar registro y una búsqueda hasta espiritual. ¿Qué más hay? ¿Qué son estas cosas que aparecen de repente y que yo siento que me dicen algo?
Me hablaste de universo y los universos que se conforman -más que nada en tus últimos dos libros- reflejan dos temáticas: la intimidad y la mudanza. ¿Cómo se correlacionan esos dos conceptos en tu escritura?
Nunca lo había pensado pero tiene una relación en el sentido de que para mí la identidad tiene que ver con el movimiento. Es como si una vida fueran un montón de cosas moviéndose constantemente. Creo que este tópico figura en un poema posterior mío. El hecho de describir una vida como un montón de cosas moviéndose constantemente con la búsqueda final o un deseo de permanecer eventualmente en reposo. Creo que también la mudanza tiene que ver con la incomodidad. Mudarse es siempre un quilombo, adonde sea y en el momento que sea. Siempre es movilizante y siempre es encontrarse con un montón de decisiones que uno ha tomado. Chocarse directamente con la identidad entre recuerdos y cosas contundentes. Creo que hay decisiones que nos conforman constantemente. Y así como hablábamos de los objetos, de que cualquier cosa que mirás en algún punto te está diciendo algo de vos, solo depende del modo en que lo mires. Durante mi infancia siempre viví en una sola casa y para mí eso es determinante. Siento que cada mudanza, para mí particularmente, significó ver qué era lo que había pasado hasta ese momento y qué había dejado ir. En cada mudanza me hice más grande, en algún punto. Son buenos momentos para ver en dónde uno está y hacia dónde va. Mudarse tiene que ver con eso, con literalmente mover cosas, entonces el movimiento es también interno, con uno mismo, pero también espacial. Y siempre me parecen lugares muy interesantes, al ser un cambio del foco cotidiano, donde necesariamente a raíz de cada mudanza que tuve que vivir, no solo de casa o de país sino mutar, cada movimiento me dio un nuevo punto de vista. Si bien algunas obsesiones de la mirada perduran, siempre encuentro una nueva forma de escribir. Me siento una especie de caracol que va buscando nuevamente una casita pero también es una especia de excusa. Recuerdo una imagen de un cangrejo, un dibujito animado, que de repente se queda sin su caparazón y se mete adentro de una lata. Uno puede hacer de lo que sea una casa pero siempre es esa parte blanda que se resguarda. Un movimiento es siempre una excusa para seguir buscando.
De hecho desde Buscar drogas en Wikipedia pasando por Un gran incendio de vidrios hasta llegar a Brillante hay una suerte de mudanza literaria, un predominio del objetivismo y una reducción del barroco. ¿Vos notas algún tipo de movimiento o mudanza en la poesía contemporánea actual? ¿Cuál es ese movimiento que encarna para vos la influencia actual en la poesía?
Me gustan estas preguntas porque me hacen pensar muchísimo. Me parece que siempre se pueden trazar mapas de lo contemporáneo y de distinto modo. Se puede decir que hay una tendencia léxica hacia determinado modo, yo siempre prefiero pensar mapas en términos de sensibilidad contemporánea. Existen búsquedas re distintas que tienen que ver con la democratización de la palabra que se da a partir de que todos tengamos una plataforma en nuestras caras para poder mostrar lo que hacemos y que nos animemos desde Facebook, Instagram, Tumblr a visibilizar nuestra obra prolificó muchísimo la cantidad de poetas que existen. En realidad siempre existieron pero creo que en otras épocas la visibilidad tenía más que ver con las publicaciones efectivas de libros que estaban mediadas por otras jerarquías y hoy por hoy te publicás a vos mismo en una plataforma y eso puede hacer que haya una sensibilidad contemporánea que también se me hace muy inasible para el presente. Hay estilos muy distintos de encarar esa sensibilidad contemporánea, que tiene que ver con una búsqueda más personal. Hay poetas que hablan muy desde lo cotidiano, que me encantan. Hay poetas que me fascinan que hablan desde lugares muy extrañados pero que a la vez me parecen lo más cercano a sí mismos. Los lugares que para uno pueden ser extraños, me pasa mucho con Rita González Hesaynes, me fascina lo que hace y mi mente nunca iría por ahí para escribir pero me encantan los universos que crea y me parecen super genuinos. Creo que todo es sensibilidad contemporánea, todo está hablando incluso de lugares muy parecidos pero usando las distintas herramientas de las que cada uno dispone, con las lecturas personales y el mapa del que cada uno dispone para crear esa voz que es cada uno. Entre todos esos mapitas se compone una cartografía. Hay poetas que escriben de lugares más desde la naturaleza, lo silvestre, que me parecen fascinantes como María José Testa, Gabriela Clara Pignataro o Jimena Arnolfi y quizá ahí sí estoy mirando más el léxico pero encuentro unas formas que digo -“wow ojalá pudiera hacer algo así”– yo escribo como puedo, ¿viste? Me encanta. Hay gente que va desde una búsqueda más rítmica como Tuti Curani, que tiene una influencia de Mariano Blatt, al menos para mí. También me gustan poetas nuevos como Beibi Moreno. Me parece que cada uno hace su álbum de stickers mental y que usa lo que tiene, lo que mira, cómo cura o rompe la realidad. El objetivo de cada cual sea secreto o explícito hoy por hoy se puede ver mucho más que una bajada canónica, sobre todo antes de la década de los 90 donde debería haber sido más difícil ver un panorama más amplio. Siento que hay mucha gente escribiendo y de maneras muy genuinas que traducen una parte o toda la sensibilidad contemporánea pero que a la vez se pueden ver cosas únicas y esa oportunidad la tenemos porque han cambiado también los modos de producción. Lo único malo es que en este contexto socioeconómico se estén replegando las editoriales independientes que habían sido una oportunidad de crecimiento muy grande para estas voces que se reproducen en las redes. Producir libros es cada vez más caro y uno nota que de repente ha bajado la cantidad de propuestas en libros. Las pequeñas ferias independientes te muestran un montón de formas de hacer. Por suerte aún tenemos esas plataformas y cuando estemos en un contexto económico favorable confío en que se van a seguir haciendo más libros. Por lo pronto nos tenemos y tenemos todas estas voces distintas y lo que mejor podemos hacer es apreciarlas y no quedarnos con un solo modo de hacer o de decir.
Como en Buscar drogas en Wikipedia planteabas un paisaje que rompías en Un gran incendio de vidrios para luego iluminar en Brillante, ¿qué disco rompe con todo y brilla actualmente? ¿Qué disco recomendás?
Un disco que representa mucho de la contemporaneidad y es una brisa de aire fresco y a la vez algo muy potente es Nos vamos a morir de hacer estrategias de amor de Los Rusos Hijos de Puta. Me parece que es punk en un sentido profundo, no solo desde el sonido sino como posición política rupturista, pacifista e igualitaria, pero también se anima a los lugares escabrosos que implica buscar ese estado de bienestar. Se sincera con las cosas que nos incomodan y por eso me parece un disco super polifónico, ya que ellos componen distintas voces y lo vuelven climático pudiéndote encontrar con una cumbia, una canción punk de repente con la voz de la Rusa que me hace pensar en los brujos, en mi vestido floreado, algo de gritar con enojo pero también con alegría las cosas que nos parece que hay que cambiar. Ya desde el título decir que nos vamos a morir de hacer estrategias de amor es quejarse de esta especulación contemporánea de la estrategia y de que nadie se la quiere jugar y es algo que necesitamos que nos recuerden. Si es una estrategia no es amor, es especulación. Es del orden de no entregarse de verdad. Y no hablo del amor solo en un sentido romántico, sino filantrópico. Si hacemos estrategias para conseguir el amor estamos todos constantemente haciendo de cuenta y especulando y manipulando para conseguir algo, en vez de hacerlo por el vínculo y por la situación igualitaria del mismo y la espontaneidad la situación propia de cada uno de esos vínculos. Me parece un disco necesariamente feminista, político y muy de esta época y traduce muchas preocupaciones e inquietudes que tienen que ver con el momento actual. Es emocionante ya que es una banda cero pretenciosa que completa lo que a mí me interesa escuchar en más de un sentido y creo que es un disco que tiene que escuchar la mayor cantidad de gente posible.