El espacio negativo es un concepto originario de la fotografía y el diseño que refiere a todo aquello que queda entre el sujeto principal (el espacio positivo) y el borde que delimita la composición de una imagen. Muchas veces se trata de un fondo vacío o una superficie, pero puede contener detalles importantes que completan y contextualizan el objeto en foco. Algo de eso que no se observa cuando se ve puede leerse en Espacio negativo, el nuevo libro de la colección “Efectos colaterales” de la editorial Caja Negra, escrito por el estadounidense B.R. Yeager. Como un capítulo salido de la serie Euphoria, la historia se construye entre magia oscura, chats de Discord y música trap.
En línea con la búsqueda de experimentación que propone la incipiente colección, la novela propone una mezcla de terror, fantasía y un oscuro realismo actual en un pueblo de los Estados Unidos. Así conocemos un relato coral, alternado por los puntos de vista de tres jóvenes protagonistas: Lu, Jill y Ahmir, que viven en Kinsfield, un poblado monótono donde una ola de suicidios adolescentes empieza a mostrar los hilos de una trama oscura que involucra brujería, depresión y frustraciones generacionales. Los tres intentan escapar de su entorno familiar, refugiándose en Tyler, un misterioso compañero de escuela cuya devoción los lleva por un camino de rituales esotéricos que fomentan la automutilación y la masturbación, el consumo de ansiolíticos y trances chamánicos con la Espira, una planta alucinógena.
Yaeger ya venía de incursionar en su anterior novela Amygdalatropolis sobre subculturas creadas a partir de la web: los foros de los 2000, como el globalmente famoso 4Chan o el localmente conocido Alkon, fueron una forma de socializar para personas que no encontraban grupos de pertenencia en sus barrios y la web lograba amalgamar lo raro y lo distinto, pero también un caudal enorme de información que circulaba para unos pocos miles de curiosos. Jóvenes que buscaban respuestas a las preguntas que en su mundo no circulaban y a veces los llevaban por lugares oscuros, incómodos para el resto de la sociedad que no los comprende y como resultado los expulsa y teme antes de escucharlos.
Espacio negativo aterra en su lectura, incomoda e inquieta en un momento en el que el auge de la brujería moderna parece dar respuestas a la desolación y falta de motivación de muchos jóvenes frente a los lugares que les asigna la actual sociedad de consumo. Los sentimientos de desapego tienen su correlato en el fuerte apego a los dispositivos tecnológicos, así como la falta de oportunidades materiales en la búsqueda de experiencias sobrenaturales. La apertura de portales para escapar de una realidad puede desembocar en hechos sombríos. Las perspectivas de estos tres jóvenes forman un tríptico que dicen tanto de ellos como de los adultos que completan la imagen de una sociedad en la que lo virtual y lo mágico ya es muy real.
Espacio negativo está disponible en librerías.