Inés Púrpura sostiene: “Sé que la poesía es libertad”. También dice: “La poesía es el lenguaje más sincero para explicar el mundo”. Con la libertad y la sinceridad como escudo, sus poemas atraviesan el papel y salen a la calle. Habla sobre el barrio, la noche, los pibes en la calle, las pibas hermosas que rompen corazones.
Inés Púrpura, autor de los fanzines Evocación, Somos el fuego, Poemas de invierno, Poemas adolescentes y de los libros La belleza, Por el barrio/en la plazita, Todo lo que pude amar, Amarillo ocaso y Recién llegada, reivindica la poesía como posibilidad y refugio.
En Todo lo que pude amar (Ausencia Editora) escribe: “El poema es un hermoso pedazo de destrucción / El poema es más / El poema es una puerta”.
¿Cuándo empezaste a escribir poesía?
Comencé a escribir a mis 8 años, pude ir a la escuela primaria y en una clase, imagino que de Lengua, jugábamos a hacer poesías y escribí una que aún conservo llamada “la amistad”. Después a los 12 años escribí en el periódico de la escuela. En la secundaria asistí a un taller literario y, después, ya empecé a desarrollar más a fondo mi obra. Seguí ligado a talleres, clínica de obras, conversatorios y otras herramientas que permiten hasta el día de hoy ir amplificando mi poética. Siempre fue todo muy lúdico, intuitivo y necesario.
¿Cómo definirías a la poesía? ¿Qué significa para vos?
El lugar donde todo es posible. ¿Qué significa? Lo que me salvó.
¿Cómo se trae la calle a la poesía?
No creo tener una respuesta única o específica ni mucho menos cierta, pero sí de mi parte respeto lo que me rodea y atraviesa, momentos y personas. Me interesa ser un canal o un espejo para reflejar aquello que no tiene voz. O no debiera existir. O lo que incomoda. También trato de estar atento. Respetar mis deseos que vuelco en palabras, pero no ser egoísta y dar lugar a todo lo que de alguna u otra forma nos mueve.
Escribiste con Ioshua. ¿Cómo fue escribir con él?
Escribimos En la placita/por el barrio, que hoy se encuentra re editado y disponible en formato libro gracias a Editorial Mutanta. Planteamos una obra colaborativa sobre el amor en el barrio, los sueños, la violencia, la vida cotidiana de chicos y chicas que se enamoraban entre ellxs y sobre nuestros sentimientos. Recopilamos poemas, agregamos nuevos, hicimos ilustraciones, todo en el sentido de obra y pensando como en un disco temático y esos casettes “splits” compartidos. Fue divertido, un proceso amoroso. Hicimos un Bandcamp además con los poemas sobre bases musicales. El fanzine fue artesanal, impreso en una fotocopiadora de Morón, refilado y armado en Villa Luro. Sacamos unas 200 copias. Fue un enero post fiestas en donde nunca pasa nada en el barrio y acá pasó artísticamente de todo.
Hay un poema que dice “Morir en el deseo / Vivir en el poema” ¿Cómo entra el deseo en la poesía?
La poesía es deseo puro. Imagino que es un canal. Puede ser un vehículo hacia otrxs. Un oráculo. También una posibilidad de ampliar las existencias, los mundos.
La palabra “todo” se repite mucho en tus poemas. ¿Crees que la poesía puede abarcarlo todo?
No lo había notado. Creo que son etapas. En una etapa me atravesaba el silencio, según me hicieron notar. Acá vos ves el “todo”. Siempre me son interesantes las múltiples interpretaciones. Hasta me interesa saber cuándo alguien, por razón que desconozco, pone energía en comunicar que no le agrada en absoluto mi obra. Gano en la movilización de un otrx. En fin, creo que la poesía es infinita. No sé si abarca todo, pero hace lo que quiere. Hasta te diría que va más allá de quién la escribe, la lee y la ejecuta.
¿Algún poeta que haya cambiado tu forma de escribir?
Mis amigxs y contemporánexs que siembran mi cariño como Ioshua, Buki Cardelino, Natalia Íñiguez, Gabriela Pignataro, Nadia Sol Caramella, Sol Zurita, La Piba Berreta, gaita nihil, Dafne Pidemunt, Celeste Dieguez, Yoli Bel Godoy, Guillermo Villani y muchxs muchxs más. No creo que hayan cambiado mi escritura, pero no dudo que la hicieron mejor.