La construcción es uno de los libros del año, sin lugar a dudas. Narrado de una forma episódica, extraña, donde el que cuenta las cosas sabe lo que pasó, pasa y va a pasar, es una novela que aborda Las Malvinas como nadie lo hizo. Más cercano a Ballard, a Philip Dick o Jonathan Lethem que a los autores argentinos que hablaron de Malvinas, esta novela tiene la atmósfera densa de un relato de ciencia ficción, con geólogos crípticos que estudian un libro metafísico, un millonario que colecciona monos, un chino que es una pieza clave en el desarrollo de la trama que atraviesa la historia. Hay una certeza, y es que en algún momento va a pasar algo. Desde el principio, donde explica la conformación de las manchas, como llama a las islas, y que son un espejo deforme, donde las islas no son iguales, donde hay militares que llegan de alguna parte con gente, donde hay un gobierno estructurado en formato de municipio, donde hay pescadores que se pierden, un triángulo de las bermudas que puede transportarnos a otra dimensión o plano metafísico, uno sabe que hay un acontecimiento que va a cambiar ese presente. Todo tiene un tono seco, de frases más bien cortas, con una forma carente de sentimentalismos y de sentimientos. El narrador explica todo como si no le estuviera pasando a él, como si las cosas que suceden en esas islas del fin del mundo fueran eventos leídos en algún libro de biología, o de arquitectura. Se brinda la información. Se cuentan historias, como la de los niños kelps deformes producto de la endogamia en la que viven sus padres, como la del geólogo más viejo, o la del enfermo, o el geólogo gordo.
El continente es aquello a lo que no se vuelve. Es lo extraño. Y la vida en las manchas es una aventura que se vive todos los días, donde parece no suceder nada pero los acontecimientos están a la vuelta de la página. Por suerte no hay explicaciones obvias, hay sucesos, acciones, la oscuridad y la opresión van creciendo hasta el clímax final.
Si Carlos Godoy fuera estadounidense La construcción la compraría HBO para hacer una miniserie. Entre Lost, The Leftovers, el clima enrarecido de Les Revenants, Twin Peaks y Carnivale. También resuena el clima de los cuentos de Vanoli, no por nada es el editor del libro junto a Lola Copacabana, para otra apuesta de Momofuku en la que salen ganando.
Una forma diferente de leer Las Malvinas, la política, la guerra y lo que vendrá. ¿Cuándo pasa La construcción? ¿Qué es ese libro dorado? ¿Es realmente el principio de una trilogía como se anuncia en la contratapa?
Habrá que ver y esperar, por lo pronto no queda otra que leer La construcción e imaginar qué lindo sería que alguien, alguna vez, tome un riesgo y adapte algún libro de la narrativa más joven y creativa de la Argentina para hacer algo distinto en la televisión o en el cine.