Forever juntos, de Luciano Lutereau es un auténtico ensayo poético (en torno a la edición independiente), o un libro de poesía que ensaya una hipótesis crítica (repensar el amor después del kirchnerismo); es decir, por donde se lo mire, el libro habla dos idiomas distintos –como su título– por eso es muy natural que sea recibido con cierta incomprensión. Un libro con dos partes heterogéneas: por un lado, una veintena de poemas cursis, que no valen por su forma, sino por su exceso (¿de contenido?); por otro lado, un ensayo breve y denso sobre cómo se edita a partir del 2001. Ambas cosas se hacen a la vez, como corresponde: se publica y se ama, amamos de la misma manera que producimos libros.
Pocas veces nos encontramos con un libro que no tenga otro propósito que el de mostrar una circunstancia. En este caso, se trata del lenguaje como hecho de discurso amoroso, como modo de producir sentido a través del acto poético. “Senté a la poesía en mis rodillas, la encontré amarga y la insulté” podría haber dicho Lutereau si hubiese querido jugar el gesto de la modernidad, pero fue más allá, está en otra parte, porque en sus páginas los versos se convierten en algo despojado, que no se agota en el “alto modernismo”, sino que lo utiliza como excusa:
La mejor geometría
es la de tu ropa interior
cuando descansa a un lado
de la cama junto a mi sweater
entre tu pantalón y cuatro medias abrazadas,
indiferentes, cada una, a sus rayas y color
un par sin simetría podría ser, acaso,
la más prolija definición de dormir
una noche con vos.
(Ma nuit chez Maud)
Este libro no busca elucidar cómo se trabaja concretamente en la escritura, cuál es su factura técnica, de qué modo el lenguaje condesciende a la materia. Forever juntos podría ser pensado como una experiencia del desencanto. Y por eso este libro merecería ser castigado. Aunque todos sepamos que los castigos no hacen más que denunciar la cobardía de los jueces.
Podría reprocharle que sea demasiado breve. Preferí leerlo como un libro de aforismos de Heráclito. Así es que el autor indica la clave de lectura:
Retorno
eterno resplandor
el amor vuelve siempre
al mismo lugar y nosotros
cada uno por su lado, somos
como el río enfermo de Heráclito
o aquel aforismo de los contrarios
que convergen
divergiendo.
(Les amants)
Pero también encontré otro efecto, mucho más atractivo por vertiginoso. Este libro desborda en la evocación –títulos de poemas que son títulos de películas, versos que provienen de títulos de películas de cine argentino, expresiones que son de otros poetas, etc., al punto de proyectarse en una especie de lenguaje anónimo–, Forever juntos (que podría remitir tanto a una canción trillada de Rick Astley como al Happy together de Wong Kar-wai) es una suerte de potlatch antieconómico y descontrolado, que no calcula la relación entre medios y fines (poemas de amor y un ensayo decisivo en 60 páginas es un verdadero disparate), que no se subordina a racionalidad instrumental alguna, que se deja llevar, por momentos arrastrar, por ese propio desborde que rompe todos los “sensatos” cauces de la escritura. Es un exceso de amor, de pasión loca por la palabra. La demostración de una experiencia interior que se derrama sobre el mundo (y sobre nosotros). Desbocada, incontenible, tormentosa, auténticamente sublime para poder ser comprendida de manera acabada y completa (encuentro aquí un modo prístino de entender el primer efecto de muchos de sus lectores); siempre arrojará un resto inarticulable, inquietante, que obligará –al menos al lector capaz de captar aunque fuera una migaja de esa experiencia– a releer incansablemente, sin aliento, corriendo detrás de un fin que nunca llega, porque siempre vuelve a empezar.
Es muy posible que, en el estado actual de nuestra cultura el modelo del “intelectual-faro”, del “escritor-comprometido” ya no tenga lugar. Sería estúpido pedir algo a cambio. En el mejor de los casos, podríamos intentar buscar qué hemos producido como modo de resistir, una teoría de la escritura como síntoma. Esto es Forever juntos en su trayecto final. En el medio de la caterva de ensayos elegantes que juegan a la palabrería neoheideggeriana, o que afectan los ribetes particulares de una suerte de realismo, desconociendo que eso nos lleva a lo peor, este desaforado ensayo sobre la edición independiente es un respiro de libertad. Un modo de temer, y de esperar una forma de aproximación a la palabra.
Y una especie de certidumbre física. Estamos en presencia de un libro de ejercicios (espirituales como todos los ejercicios) que nos propone descubrir en la poesía algo más que una celebración enfática de la poesía con mayúscula. En la tradición de los manuales del siglo de oro de los noventa, este libro nos quiere enseñar a pensar con el lenguaje amoroso (“Sí, quiero”), para poder volver a decir de alguien, tal vez lo que brevemente –pero en cierto modo, diciéndolo todo– se dijo de ese otro escritor y ensayista que fue Sartre: “Es bueno que exista, de cuando en cuando, un hombre libre”. Lutereau es el más libre de los escritores de nuestro tiempo.
Forever juntos
Luciano Lutereau
2013 – Pirani Ediciones